13

2 1 0
                                    

Los rayos del sol se cuelan entre las cortinas pero no me molestan en absoluto, porque llevo casi toda la noche despierta.
Con más cansancio emocional que físico, me levanto para empezar a prepararme para otro día en Palacio y, cuando las doncellas vienen a despertarme, las recibo sin ninguna tarea que tengan que hacer en ésta habitación. Les doy los buenos días y me dirijo al comedor.
Tras el desayuno aguanto todas las lecciones hasta la hora de comer, dónde volvemos a reunirnos toda la familia por una hora escasa, y de nuevo al terminar cada uno sigue con sus obligaciones.
Cuando el último rayo de sol alumbra la estancia, el profesor concluye la lección de modales y Rose y yo somos libres hasta el día siguiente.
-Aún tenemos un rato hasta la cena- dice la pequeña dando saltitos a unos metros de mí- ¿Podemos ir a la biblioteca?
Finjo que lo pienso por unos segundos provocando que mi hermana suelte un quejido. Extiendo mi mano para coger la suya e imito su forma de andar hasta que llegamos a la biblioteca.
Al entrar, Rose corre para coger su libro favorito y yo me acerco hasta la primera pared donde empiezan las estanterías para buscar algo que leer.
Estoy a punto de desistir cuando un libro me llama la atención; no porque parezca entretenido, sino porque el dibujo del lomo es idéntico a la piedra de mi colgante. Lo saco con delicadeza y lo dejo sobre una de las mesas para echarle un vistazo.
Pero cuán es mi sorpresa cuando, al abrirlo, las páginas están en blanco.
-¿Qué estáis haciendo aquí?- escucho la voz de mi padre a mi espalda y hace que me sobresalte mientras devuelvo el libro a la estantería.
Al verle, Rose se acerca para abrazarle pero, cuando está casi a su lado, éste la mira de una forma que hace detenerse en seco a mi hermana.
-¿Es ese comportamiento propio de una princesa?
La pequeña se encoge y veo que sus ojitos se humedecen, por lo que me acerco a ella y la rodeo con mis brazos.
-¿Qué es lo que pasa, papá?- pregunto en su mismo tono de voz.
-La cena está servida. Vuestra madre está esperando en el comedor- contesta no sin antes recriminarme con la mirada.
De nuevo agarro la mano de Rose y salimos los tres juntos para la última comida del día.
Ya en el pasillo, dejo que mi hermana y mi padre me adelante mientras le doy vueltas a los pensamientos de mi cabeza.
Mi padre ha ido a la biblioteca. Mi padre nunca va a la biblioteca; rara vez le he visto fuera de su despacho en realidad.
Cuando llegamos a la puerta, éste se deteniene para abrirla y dejarnos pasar primero a Rose y a mí, aunque al pasar por su lado siento un pequeño escalofrío recorrerme la espalda y cómo su mirada se clava en mí para no abandonarme en lo que dura la velada.

Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora