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Cuando volvemos al salón de baile, éste se encuentra vacío.
-No dejarás que me vaya solo a éstas horas- dice Oliver acercándome a él y sonriendo.
Deposito un leve beso en sus labios y pienso por unos segundos.
-Quizás puedas quedarte a pasar la noche siempre que regreses a casa antes de que los empleados se despierten al alba.
Vuelve a besarme y enrollo mis brazos en su cuello.
-Bien, dime dónde puedo dormir.
Le miro sonriendo de lado y no hace falta que diga nada para que entienda mi respuesta.
Tomo su mano y caminamos con cautela hasta llegar a mi habitación.
-Espera aquí- le digo acercándome de nuevo a la puerta cerrada- Iré a buscarte un pijama.
Le observo sentarse en mi cama y curiosear alrededor antes de salir y dirigirme al cuarto del Príncipe.
Llamo con delicadeza y espero a que se abra la puerta.
-Princesa- dice sonriendo.
Le devuelvo el gesto aunque con menos energía.
-¿Me permite pasar un momento? Debo pedirle un favor.
Me mira por unos segundos pero termina asintiendo con la cabeza y se hace a un lado para dejarme pasar.
-¿Qué ocurre?- pregunta cerrando la puerta y acercándose, demasiado, a mí.
Doy un paso atrás antes de responder.
-Necesito que me deje alguno de sus pijamas.
Alan me mira extrañado y al instante esboza una mueca.
-¿Será que acaso ese aldeano con el que filtrea se quedará a pasar la noche?
-Es demasiado tarde para que vuelva a su casa. Podría ocurrirle algo mientras regresa y preferimos no asumir riesgos- explico sin rodeos.
Un silencio envuelve la habitación y el Príncipe suspira para romperlo.
Sin decir nada, se acerca a una de las cómodas y abre un cajón para sacar una camiseta y un pantalón.
Me lo entrega y me hace un gesto para que me vaya.
Avanzo con rapidez hasta llegar de nuevo a mi habitación y cierro la puerta con llave.
Oliver se levanta y se acerca a mí, y yo me abrazo a él con fuerza.
-¿Estás bien?- pregunta en voz baja y de pronto me doy cuenta de que estoy temblando.
No contesto y me aprieto más contra su pecho antes de separarme y tenderle la ropa.
Lo coge sonriendo y nos quedamos en silencio.
-Puedes cambiarte en el baño- señaló con la cabeza una puerta cerrada a unos metros del armario.
Asiente y besa mi cabeza para dirigirse hacia allí y cerrar la puerta una vez dentro.
Mientras le espero me acerco al armario para cambiar también mi vestido por el camisón.
Unos minutos después, Oliver aparece de nuevo y yo me muevo en la cama para mirar cómo se acerca a mí y se tumba a mi lado besando antes mi cabeza.
—Buenas noches.
Sonrío y me incorporo un poco para apagar la luz de la lámpara de mi mesita de noche.
Por mucho que lo intente, no consigo dormir, así que abrazo a Oliver por la espalda y pego mi frente a su cabeza. Unos segundos después se gira para quedar frente a mí y puedo ver cómo sonríe en la oscuridad.
—Estás despierto— no sé si es una pregunta o una afirmación, pero Oliver me besa despacio como respuesta.
Entrelaza su mano con la mía y me acerca más a él, abrazándome.
—Sabes que te quiero— dice bajito en mi oído— Y el que en dos días...
—No— le cortó separándome— No hablemos de eso, por favor.
Oliver besa mi nariz y se tumba boca arriba para que pueda apoyarme en su pecho.
Acaricia mi cabello con suavidad y poco a poco el cansancio va haciendo mella en mí.
—Oliver— susurro alzando la vista para mirarle. Espero a que sus ojos se posen en los míos y sonrío— Yo también te quiero.
Besa de nuevo mi cabeza antes de quedarme dormida.

Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora