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Caminamos por el pueblo en busca de ropa que pueda servirme para pasar desapercibida donde vayamos.
La gente nos mira y algunos hablan a nuestras espaldas, pero Oliver me protege contra él y hace que me olvide de mi alrededor.
Tras un largo rato buscando en diferentes tiendas, volvemos a su casa para empezar a prepararnos.
Le ayudo a guardar las provisiones en dos mochilas antes de cambiar mi camisón por un vestido sencillo pero igual de bonito que los que suelo llevar, guardando éste en una bolsa aparte junto más ropa.
Mi vista se clava de nuevo en el anillo al cerrar la mochila.
-Podemos dejarlo aquí si quieres- escucho a Oliver a mi lado- Te prometo que estará bien guardado.
-¿No crees que sería mejor venderlo para recuperar el dinero que has gastado en mis cosas?
Me rodea con sus brazos y sonríe.
-No tienes por qué- dice dándome un pequeño beso- Y no creo que a mis padres les importe si ha sido por ayudarte.
Sonrío también y le abrazo por unos segundos.
-Hablando de eso- digo separándome- ¿Voy a conocer a tus padres?
Oliver suelta una risa y pellizca mi nariz.
-Claro que sí- apoya su frente en la mía y sonríe- Y estoy seguro de que te amarán tanto como yo. Porque eres inteligente, dulce y una gran persona; siempre mirando por los demás antes que por tí misma.
Sonrío y nos besamos hasta que somos conscientes de nuevo del tiempo.
-Gracias por pensar así de mí- digo aún sobre sus labios.
Oliver me besa de nuevo.
-Gracias a tí por ser como eres.
Nos separamos y cada uno carga con una mochila llevando Oliver la bolsa también.
-¿El Reino donde están ahora tus padres está muy lejos?- pregunto mientras me ayuda a subir al caballo.
-A dos días de aquí si no nos detenemos.
Monta en su caballo y le miro frunciendo un poco el ceño.
-Tranquila- dice riendo- Pararemos las veces que haga falta a descansar por más tiempo que tardemos.
Suelto un suspiro de alivio y ambos golpeamos suavemente a los caballos con los talones para que empiecen a caminar, pasando al galope unos minutos después.

Nos desviamos del camino hacia el bosque para acortar algo de distancia pero, cuando llevamos unos metros recorridos, siento de nuevo un mareo y obligo al caballo a parar.
Oliver también se detiene y baja del suyo para acercarse a mí.
Agarra las riendas con una mano y con la otra me ayuda a desmontar, pero tiene que sostenerme con fuerza ya que me desmayo por un instante.
Con cuidado nos sienta sobre la hierba y me tumba sobre él.
-Quizás deberíamos regresar para que descanses- dice posando una mano en mi frente y esbozando una mueca preocupada- Me dijiste que hace unos días estabas enferma y que ayer de pronto te sentiste bien, puede que hayas recaído de nuevo.
Tomo su mano entre las mías y la aprieto con fuerza.
-Pero si volvemos seguramente vendrán a buscarme.
-Emily, no tenemos otra opción, estás...
-Estoy bien- le corto incorporándome, pero siento un pinchazo en la cabeza que me hace tumbarme de nuevo- Solo necesito descansar un rato y luego podremos seguir.
Le escucho soltar un suspiro de resignación y se levanta con cuidado para acercarse a su mochila, de donde saca un par de manzanas y dos botellas de agua. Se acerca de nuevo para sentarse a mi lado y, tras ayudarme a hacer lo mismo, posa la fruta y la bebida en mi regazo.
-No hemos comido nada todavía y eso también hace que estés débil.
Le miro y apoyo la cabeza en el árbol a mi espalda.
-¿Seguro que quieres irte?- pregunto en voz baja.
Me mira y deja de comer por un momento.
-Fue idea tuya en un principio- contesta con seriedad.
Suelto un suspiro y todas mis fuerzas se van con él.
Cierro los ojos con las lágrimas cayendo por mis mejillas y empiezo a temblar.
Siento a Oliver acercarse y me abraza con fuerza.
-Tal vez tú no quieres hacerlo y solo me sigues porque...- los sollozos me obligan a interrumpirme y me aprieto más a él.
-Está bien, Emily- dice besando mi cabeza con suavidad- No me importa si nos vamos o si nos quedamos. Solo quiero estar contigo.
Sé que espera que le mire pero no puedo hacerlo, tan solo sollozo más fuerte.
-¿Hay algo más, verdad?- pregunta secándo algunas lágrimas.
Asiento y su trabajo se vuelve inútil.
-Mi padre dijo que mi hermana sería quién gobernará a partir de ahora- le miro y me acerco a él- No puedo hacerlo, Oliver, no puedo obligarla a pasar por lo mismo que yo.
Deja pequeños besos en mi frente y me aprieta de nuevo contra su pecho.
—Pero sé bien que tu padre no atiende a razones, ¿cómo vamos a hacer para convencerle?
Permanezco en silencio por unos segundos.
—Había pensado que, tal vez si hablamos con el Príncipe Alan, pueda ayudarnos.
—¿Y crees que lo hará?— pregunta algo enfadado— Él es el primero que se opone a nuestra relación.
—Pero sería el único que se beneficiaria de ello— digo poniéndome de rodillas— Volveríamos a unirnos en matrimonio y nuestro reino podrá salvarse.
Oliver hace una mueca por mis palabras antes de levantarse.
—De acuerdo— extiende su mano hacia mí para ayudarme a ponerme de pie— Volvamos al Castillo, entonces.
Se dirige a su caballo pero ésta vez no me ayuda a subir al mío y, aunque intento ignorarlo, el pinchazo de mi estómago me dice que algo no va bien.



Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora