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Han pasado cuatro horas pero no consigo conciliar el sueño.
Miro a Oliver, quién está profundamente dormido y me levanto con cuidado para salir a caminar.
Llego a uno de los balcones y avanzo hacia el exterior, posando las manos en la barandilla.
Siento unos brazos envolverme desde atrás y un beso en mi mejilla.
Sonrío y le miro apoyándome en él.
—¿Estás bien?— pregunta en un susurro, sonriendo.
Decido besarle en vez de contestar y me giro para quedar cara a cara, pasando mis brazos por su cuello.
Unos segundos después, tomo su mano y nos llevo a uno de los bancos para sentarnos y contemplar la inmensidad de la noche.
—Quedémonos en silencio por una vez— susurro sin dejar de mirar al infinito cuando siento que va a hablar.
Se aparta de mi lado y me mira fijamente.
—Creo que es mejor que tratemos el tema cuanto antes, Emily.
Frunzo el ceño sin saber qué quiere decir, aunque no tardo en saberlo.
—Te sentías culpable por obligar a tu hermana a ocupar tu puesto sin que pudieses hacer nada para evitarlo y, ahora, en vez de arreglarlo, la has obligado de verdad.
Siento mi estómago encogerse y aprieto los puños contra mi camisón.
—Pero mi padre...
—No, no le culpes a él— me interrumpe y sé que está enfadado— Ha sido tú decisión ésta vez y todo por un berrinche de niña pequeña.
—No ha sido...
Se acerca a mí y toma mi mano para apretarla con fuerza.
—El que tu padre no se fije en tí como persona no significa que debas renunciar a tu cargo, Emily. Eso es ser muy egoísta por tu parte.
—¿Por qué dices eso?— pregunto en un sollozo.
—Piensa en la gente del pueblo. Te necesitan como su Princesa y que yo sepa de lo único que te has preocupado éstos últimos meses ha sido de estar conmigo.
Eso ha sido un golpe duro que rompe mi corazón.
—No puedo hacer nada si ellos no me aceptan— susurro entre lágrimas.
Oliver suelta una risa irónica.
—¿Y cómo van a hacerlo si has dejado de pensar en ellos?
Bajo la vista y me siento temblar.
—Pensaba que me apoyaras en todo.
Se acerca a mí y me obliga a mirarle de nuevo.
—Y lo hago, Emily, cuando sé que vas por el camino correcto. Y ahora estás muy lejos de él.
Permanecemos en silencio y me suelta con brusquedad.
—Lo siento, pero no puedo seguir contigo si has dejado de ayudar.
Me mira por unos segundos y se marcha sin mirar atrás. Intento seguirle pero la tela de mi camisón se engancha en la piedra y caigo al suelo.
Despierto y puedo ver cómo los rayos del sol se cuelan por las ventanas. Me giro y veo a Oliver aún dormido a mi lado.
Todo ha sido un sueño; un horrible sueño que no quiero que se vuelva a repetir.
Me levanto y me dirijo al despacho de mi padre en busca de mi tiara, la cuál coloco sobre mi cabeza para luego caminar hasta llegar a su habitación.
Entro en ella sin llamar y observo que se están preparando para otro día real.
—Lo haré— digo haciendo que ambos se fijen en mí— Retomaré mis obligaciones como Princesa.
Mi padre me mira con orgullo y mi madre sonríe.

Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora