-Hola- contesto cuando la puerta se abre ante mí, sin poder evitar las mismas mariposas en el estómago que la última vez que estuvimos juntos.
Oliver sonríe y parece sorprendido.
Con un movimiento de brazo me invita a pasar y yo accedo al interior.
-¿Qué le trae por aquí, Alteza?- pregunta acercándose pero guardando cierta distancia.
Frunzo el ceño y soy yo quien avanza hacia él.
-Aún lo lleva- susurra sonriendo con la vista en mi cuello.
-No me lo he quitado desde entonces.
Sin ser muy consciente le rodeo con mis brazos y apoyo la cabeza en su pecho, esperando que él también me abrace.
-¿Qué pasa?- pregunta separándome mientras evito mirarle a los ojos.
-¿Crees que estoy haciendo bien?- susurro en un sollozo que no sabía que estaba conteniendo.
-He escuchado la noticia, si se refiere a eso- lo miro el tiempo que tardo en asentir- Creo que es muy noble por su parte que quiera ayudar de verdad a la gente que lo necesita.
Un silencio incómodo inunda el lugar y no sé qué decir para romperlo.
Oliver carraspea y se aleja de mí, provocando que vuelva a sentirme indefensa.
Le observo suspirar y pasarse la mano por la cara, cansado.
-Creo que es mejor que vuelva al Castillo- dice caminando hacia la puerta- Sabe que el pueblo no es lugar seguro y menos para Usted. Además los guardias ya habrán reclutado a nuevos empleados para su familia.
Frunzo el ceño ante su forma de decir lo último.
-No les obligamos, Oliver- me defiendo acercándome a él- Ellos vienen por voluntad propia porque saben que es la única forma de escapar de... -se me forma un nudo en la garganta que no me deja terminar la frase.
Cierro los ojos y respiro profundo varias veces antes de encaminarme a la puerta.
—Que pase un buen día, Princesa— le escucho decir al pasar por su lado antes de salir al exterior.
No me da tiempo a despedirme pues la puerta se cierra, pero me quedo apoya en ella por unos segundos.
—Alteza, ¿qué está haciendo? Sabe que no puede desaparecer así— escucho a uno de los guardias a mi espalda.
Se acerca a mí y posa las manos en mis hombros para alejarme de allí y volver al carruaje.
Mis sollozos, aunque débiles, son lo único que se escucha de camino al Castillo. Y aunque los guardias me miran apenados, no preguntan ni dicen nada al respecto.
Una vez hemos llegado salgo lo más deprisa que puedo y avanzo hasta llegar a mi habitación. Me encierro en ella y dejo que el tiempo pase.
Unos golpes fuertes en la puerta me alertan al cabo de un rato.
Intento preguntar quién es, pero mi garganta se niega a colaborar, por lo que solo me levanto y abro la puerta.
Mi padre entra sin cuidado hasta colocarse en el centro de la estancia.
—Cuándo te va a quedar claro que tú no tomas las decisiones y, si así fuera, deberías consultarlas con tu madre y conmigo.
Está enfadado, como siempre cuando se trata de mí, pero ésta vez no soy capaz de defenderme.
Le oigo seguir hablando sobre las mismas cosas de siempre pero no soy capaz de escucharle, así que espero lo más calmada que puedo a que se marche y solo entonces me permito derrumbarme de nuevo.
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Once upon a Princess (Reales I)
Random*Historia sin corregir* Érase una vez una Princesa... Que luchaba para que las cosas fueran bien.