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Mi familia vuelve a estar encerrada cuando despierto, ésta vez en celdas diferentes, y Aaron sigue hablando sobre hacerse con el Reino.
—Vamos, hermano, no tienes elección. Entrégame tu Reino y os liberaré o seguiréis aquí para siempre.
Intento levantarme pero estoy atada de pies y manos.
—Vaya— dice girándose hacia mí— La causante de todo se ha despertado.
Se acerca y levanta mi barbilla con brusquedad para que le mire a los ojos. Los ojos que me atormentaban en mis pesadillas.
—Suéltalos— le ordeno con rabia.
—¿O qué? No puedes usar tu magia estando así— mira tras de mí hacia la cuerda que sujeta mis manos— Así que ya no hay nada que puedas hacer para detenerme.
—Pero yo sí— escucho la voz de Oliver a su espalda y mi corazón se detiene.
Aunque le tiene agarrado del cuello con fuerza, el hombre se libera con facilidad y se gira hacia él.
—Vaya, un campesino tratando de ser el héroe.
Sin darle tiempo a reaccionar, posa la mano en su frente y al instante Oliver cae al suelo.
—¡No!— grito intentado acercarme.
Aaron mueve el brazo derecho haciendo que Oliver, inconsciente, vaya en esa dirección.
—¡¿Qué le has hecho?!— pregunto entre sollozos.
El hombre me mira y vuelve a reír.
—No mucho, solo dormirá para siempre. Igual que tú en unos segundos— me dedica una mirada de odio antes de apuntar su mano hacia mí y que de ella salga una pequeña esfera de oscuridad.
Cierro los ojos con fuerza esperando el golpe que ésta vez no podré detener, pero cuando una luz me envuelve por completo y ésta nunca llega.
Abro los ojos y miro mi cuello; mi colgante ha absorbido la energía.
—¡No!— le escucho gritar, asustado— ¿Cómo es posible?
No me da tiempo a responder antes de que la piedra vuelva a brillar y devuelva la esfera hacia él, golpeándole con fuerza y haciendo que salga despedido hacia atrás, atravesando una de las ventanas y cayendo al vacío.
Tras unos segundos, las jaulas donde se encuentra mi familia desaparecen y mi madre y Rose corren se nuevo hacia mí, siendo la primera quién me ayuda a desatarme.
Me abraza con fuerza pero me suelto y dirijo mi vista hacia Oliver, quién sigue desmayado en el suelo.
Me acerco con rapidez hacia él y levanto su cabeza para apoyarla en mis rodillas. Puedo notar que aún respira y suspiro por un momento de alivio.
—Oliver, ¿me oyes?— pregunto acariciando su mejilla.
Pasan varios segundos en silencio y comienzo a sollozar de nuevo.
—Por favor, despierta— le acerco a mí y le abrazo con fuerza— Por favor, no puedes dejarme. No puedo... No...
Soy incapaz de seguir hablando a causa de las lágrimas así que me limito a abrazarlo y dejar un largo beso en su cabeza.
Cuando retiro mis labios y una lágrima cae sobre él, empieza a abrir los ojos con lentitud.
Sonrío y le abrazo con más fuerza.
—Emily— dice con la voz ronca— Cariño, no puedo respirar.
Río de forma nerviosa y le alejo un poco de mí sin dejar de mirarle.
Acaricia mi mejilla y toma una de mis manos para besarla.
—Gracias— susurra.
Le ayudo a levantarse y no tardo en volver a rodearle con mis brazos.
—Pensaba que te había perdido para siempre— sollozo contra su pecho.
Besa con suavidad mi cabeza y levanta mi barbilla para que le mire a los ojos, llenos de felicidad.
—No, mi amor, recuerda que siempre voy a estar a tu lado.
Paso mis brazos por su cuello y me acerco más a él para besarle mientras ambos sonreímos.
—Siento interrumpir— habla mi padre y nos separamos a los pocos segundos pero sin despegarnos del otro.
Giro la cabeza hacia él y mi sonrisa se borra al ver su semblante serio.
—Emily, tengo que hablar contigo— dice acercándose— ¿Podemos ir a mi despacho, por favor?
Miro a Oliver y éste asiente.
Me separo de él lo más lento que puedo, soltando su mano en último lugar, y sigo a mi padre.
Echo un vistazo hacia atrás antes de salir y río al ver a Rose acercarse al chico, emocionada, para hablar con él.

Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora