Epílogo

2 0 0
                                    

Ocho años después...

Los rayos del sol se cuelan por la ventana, haciendo que mi pequeña se despierte y empiece a llorar.
Me levanto aún adormilada y me acerco a su cuna para cogerla en brazos.
Ashley ríe al verme y levanta su bracito para unir su mano con la mía.
Beso su frente con cariño y la mezo por unos segundos haciendo que vuelva a dormirse.
Al girarme, Oliver me mira sonriendo desde la cama.
Me arrodillo a su lado y se incorpora para besarme con suavidad.
-Disculpen, Majestades- escuchamos a una doncella y, aunque sabemos que espera, tardamos un poco en separarnos.
Suelta una pequeña risa cuando la miro y Oliver y yo nos levantamos para empezar a prepararnos.
Una vez vestida y peinada para el día, cojo de nuevo a Ashley para llevarla a la cocina y darle de comer.
La pequeña ríe en todo el camino pero calla en cuanto la dejo en la trona y me separo para buscar su comida, llorando en su lugar.
-Tranquila, mi amor- digo acercándome a ella- Mamá vuelve en seguida, no me iré de aquí.
Envuelve uno de mis dedos con su mano y empieza a moverla con energía.
Río y la beso de nuevo en la frente.
-¿Problemas para desayunar?- escucho a Oliver a unos metros tras mi espalda.
Giro la cabeza para mirarle y asentir.
-Como siempre, no quiere separarse.
-Api- dice la pequeña cuando Oliver se acerca a nosotras.
Se inclina hacia ella y empieza a hacerle muecas graciosas provocando de nuevo su risa y también la mía.
Tras unos segundos, se incorpora y besa mi cabeza antes de empezar a sacar las cosas necesarias para preparar el desayuno.
Ashley le sigue con la mirada y de vez en cuando suelta una carcajada.
-Toma, mi amor- dice Oliver un rato después, dejando un bol de gachas de avenas sobre la mesita de la trona.
-Pensaba que yo era tu amor- digo fingiendo estar indignada.
Oliver sonríe antes de besarme.
-Bueno, entonces ahora tengo dos.
Mira de nuevo a Ashley y la pequeña gorgojea con comida en sus manos.
-Prepararé lo nuestro- digo incorporándome, pero cuando intento avanzar un tirón me detiene.
-Creo que no- dice Oliver sin apartar la vista de la niña y volviendo a hacer muecas.
Suspiro riendo y me siento de nuevo.
-¿Por qué estará siempre tan mimosa conmigo?- pregunto apoyándome en el poco espacio que hay y mirando a Ashley.
Observo que Oliver me mira y alza una ceja. No hace falta que hable para que sepa qué quiere decir.
-Lo haré yo, entonces.
Deja otro beso en mi cabeza y retoma su "puesto" como cocinero de la familia.
Tardamos casi media hora en empezar a desayunar, con Ashley a nuestro lado y sin estarse quieta, por lo que los minutos van pasando hasta que los sirvientes aparecen.
-Majestades, es la hora.
Apenas hemos vaciado medio plato cuando uno se ello lo dice, pero sabemos que no podemos hacer nada; así que nos levantamos y, tras acercarnos a Ashley para cada uno darle un beso en la mejilla, dejamos que una de las doncellas la coja para que cuide de ella mientras Oliver y yo nos ocupamos de nuestros asuntos como Reyes.
Oliver toma mi mano para salir de allí y miró una última vez hacía atrás, viendo cómo Ashley agita su manita hacia mí provocándome una gran ternura.

Seis años después...

Ashley y su padre corretean por la cocina y yo les observo sentada en la mesa, riendo de vez en cuando al ver cómo se hacen bromas.
Noto una patada en mi vientre y poso la mano en dicho lugar.
-¿El bebé se ha movido?- una voz aguda a mi lado me hace asustarme y miro a la pequeña sonriendo.
Sin decir nada, me giro hacia ella e imita mi gesto anterior, muy atenta los primeros segundos y sonriendo al final.
-¡Lo he notado!- exclama emocionada- ¡Papi, papi, lo he notado!
Corre hacia Oliver y éste la coge en brazos, volviendo hacia mí.
Deja un largo beso en su mejilla pero la pequeña restriega la manga de su vestido contra ella.
—¡Papá, besos no! ¡Puaj!
Ambos reímos y Oliver se encoje de hombros.
—Bueno, más para mamá— dice agachándose y yo me acerco a sus labios, provocando que Ashley repita su mueca de asco.
—Majestades, Alteza— dice una de las doncellas con una reverencia— Los invitados están empezando a llegar.
—¡Papá, corre, bájame!— exclama moviéndose con fuerza entre sus brazos para poder salir.
Tras varias carcajadas, Oliver la deja en el suelo y empieza a correr hacia el salón de baile.
—¡Ashley!— la llamo levantándome— ¡Ashley, espéranos!
—¿Tú crees que te oye?— pregunta Oliver aún riendo.
Tomo su mano y tiro de él, haciendo que suelte un quejido.
—Vamos, hay que alcanzarla— río al ver que se pone serio y me acerco de nuevo para besarle unos segundos— No me creo que estando embarazada tenga más fuerzas que tú.
Oliver enarca una ceja y sonríe de lado, y me arrepiento al momento de lo que he dicho.
—¿Con qué tienes más fuerza, eh?— pregunta con burla y suelto un pequeño grito cuando me coge en brazos, aunque no dejo de reír.
Empieza a caminar cargando conmigo y, al salir de la cocina, acelera un poco el paso.
Avanza conmigo hasta casi llegar a la puerta, dónde encontramos a Ashley esperando.
—Vamos, mami— dice acercándose una vez estoy de nuevo en el suelo, agarrando mi mano y tirando un poco de mí.
—Ashley— Oliver la mira con seriedad y la pequeña me suelta enseguida al verle.
—Lo siento— dice tratando de esconder su sonrisa sin conseguirlo.
Me agacho con cuidado y beso su mejilla, haciendo que ría bajito.
—Será mejor que no hagamos esperar más a los invitados— digo levantándome y agarrando su mano.
Oliver coge la que tiene libre y caminamos juntos hasta la puerta, dónde nos separamos para colocarnos en nuestras posiciones; Oliver y yo delante y Ashley detrás.
Un mar de ojos se posa en nosotros al pasar al interior y nos saludan a medida que avanzamos, haciendo nosotros lo mismo.
No tardamos en llegar al centro y Ashley camina con rapidez hacia mí, agarrando mi mano con fuerza. Me agacho para cogerla en brazos y siento como tiembla un poco, delatando los nervios que le producen estos eventos.
——Tranquila, pequeña— susurra Oliver a su oído y ésta se separa un poco para mirarle— Cierra los ojos e imagina que no hay nadie, solo nosotros tres— dice sonriendo.
—Cuatro— le corrige bajando la vista a mi aún no muy abultado vientre.
Oliver ríe y me mira sin dejar de sonreír.
Se acerca y me besa de nuevo.
—Cuatro— susurra contra mis labios.
Nos separamos tras unos segundos y volvemos a ser conscientes de todo.
Dejo a Ashley en el suelo y ésta no tarda en actuar como siempre, empezando a correr por toda la sala y hablando con toda persona con quién se cruza o, más bien, casi le hace caer de lo alocada que va.
Siento unas manos sobre mi vientre y apoyo la cabeza en el pecho de Oliver.
Le gente se acerca para felicitarme por mi cumpleaños y se lo agradezco, ambas partes con una sonrisa.
Por un momento pienso en cuando mi padre gobernaba y como en cada evento todas las sonrisas eran falsas.
La mano de Oliver aprieta la mía y la acaricia con suavidad.
—Vayamos a comer algo— dice avanzando un poco— Tenéis que alimentaros bien.
Sonríe con la vista en mi vientre y le sigo entre la gente.
Al llegar a la mesa donde se encuentran la comida y la bebida observo a Ashley de reojo mirándonos, así que la saludo con la mano y hago una mueca graciosa haciendo que sonría.
Se acerca a nosotros y me abraza por unos segundos.
—¡Es la hora de la tarta!— exclama al poco y suelto una risa.
Me suelta para correr hacia la mesa donde el cocinero está dejando dicho dulce y miro a Oliver. Ambos nos acercamos y colocamos junto a la pequeña.
—¡Vamos, mami, pide un deseo!— dice emocionada mientras observo a la gente ponerse alrededor.
Sonrío y beso su mejilla antes de cerrar los ojos y, tras unos segundos, soplar las velas.
Todos aplauden y Ashley me abraza con fuerza. Oliver me pasa un brazo por la espalda acercándome a él y deja un beso en mi mejilla, pero no dejo que se separe y giro la cabeza juntando nuestros labios.
Escuchamos a la pequeña reír sin apartar la vista de nosotros y nos agachamos para abrazarla también.

Los invitados empiezan a marcharse y Oliver y yo los despedimos con Ashley dormida en los brazos de él.
Una vez que nos encontramos solos y los sirvientes recogen, llevamos a la pequeña a su habitación para acostarla y luego nosotros hacer lo mismo.
Nos tumbamos junto al otro y me recuesto en su pecho, Oliver deja un suave beso en mi cabeza y sonrío mirándole.
Me acerco y nos fundimos en un beso dulce que poco a poco se va volviendo apasionado.
—Sabes cuánto te quiero— susurra antes de bajar hacia mi cuello pero sin separar sus labios de mí, provocando que sonría y suelte alguna risa.
La noche sigue su curso y Oliver y yo nos mantenemos despiertos entre varias muestras de amor.

Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora