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Un silencio incómodo nos acompaña en toda la vuelta y por un momento suspiro aliviada al ver el Castillo a unos metros.
Hago galopar al caballo al máximo sin preocuparme de que Oliver me siga detrás, pero me detengo en seco y mi respiración de corta al no encontrar a ningún guardia en la entrada.
—Tal vez estén descansado— dice Oliver a mi lado al verme preocupada.
Le miro y niego con rapidez.
—Ellos nunca abandonan su puesto bajo ningún motivo. A excepción de las órdenes de mi padre, claro.
—Igual les ha llamado para...
—¡Siempre hay guardias en la entrada, Oliver!— grito girándome hacia él— ¡Aunque mi padre les haya llamado habría mandado a otros para seguir vigilando!
Las lágrimas vuelven a caer de nuevo por mis mejillas y acaricio al caballo para no pensar.
—Tranquila— Oliver me agarra por los hombros y me gira para abrazarme con fuerza.
—Lo siento— digo entre sollozos.
Un escalofrío me recorre por completo y me aparto de él con brusquedad.
—Creo que algo va mal dentro.
Nos miramos y no tengo que añadir nada más para que empecemos a caminar hacia su interior.

Todo está vacío y en completo silencio, lo que me hace estar más asustada.
Me detengo en mitad del pasillo y, al verme, Oliver toma mi mano y la aprieta con suavidad.
—Estaré contigo todo el tiempo, ¿de acuerdo?— dice besando mi frente.
Asiento un poco más calmada y reanudamos la marcha.
Llegamos a la cocina y no hay nadie, igual que en el resto de estancias que siempre atienden los empleados.
—¿Princesa?— escucho la voz del Príncipe a nuestra espalda y me giro a mirarle.
—¿Dónde están todos?— pregunto dando un paso atrás cuando se acerca a mí.
El chico suspira y mira a Oliver antes de contestar.
—Han salido a buscarla, Alteza. Sus padres estaban muy preocupados y no han dudado en dar la orden a cada persona del Castillo.
Su explicación me hace fruncir el ceño por no estar del todo convencida pero no digo nada.
—Está bien— contesto en su lugar— Entonces debemos hablar con Usted.
Tomo la mano de Oliver de nuevo y me acerco a él.
—De acuerdo, pero vayamos a un lugar más apropiado— dice haciéndose a un lado para dejarnos pasar primero.
Caminamos en silencio y en ningún momento me suelto de Oliver mientras el Príncipe avanza a unos metros delante de nosotros.
Llegamos al despacho de mi padre y se detiene ante él.
Abre la puerta y me insta a pasar, pero cuando Oliver da un paso conmigo, el Príncipe extiende la mano para impedirle entrar.
—Solo la Princesa, campesino.
Le miro y beso su mejilla.
—Será solo un momento y saldremos enseguida, ¿vale?
Oliver asiente no muy convencido y me abraza por unos segundos.
—Te esperaré aquí.
Sonrío y me separo para pasar junto al Príncipe.
Cierra la puerta tras nosotros y se acerca al escritorio para sentarse, como si le perteneciera.
—No sabía que mi padre te dejara usarlo. Siempre es muy cuidadoso con quién entra y sale de aquí— digo acercándome.
—Bueno— apoya los codos sobre la madera y la cabeza en su manos entrelazadas— Digamos que...
—Digamos que tu padre tiene otras cosas por las que preocuparse— escucho una voz a mi espalda y me giro de inmediato.
Mi cuerpo se paraliza al ver de nuevo los ojos de mis pesadillas.
Se acerca a mí e intento retroceder, pero tropiezo con la falda de mi vestido y caigo al suelo.
—Tranquila, Emily— dice agachándose hasta quedar cara a cara — Tus padres y tu hermana se encuentran bien— sonríe con malicia e intenta acariciar mi mejilla, pero me alejo— Bueno, todo lo bien que pueden estar encerrados.
Suelta una carcajada mientras se levanta y le hace una señal al Príncipe, quién se acerca a mí y me agarra para levantarme con brusquedad, atrapando mis brazos a mi espalda con sus manos.
Le miro pero él me rehuye, apenado.
El hombre vuelve a reír y alza mi barbilla para que me fije en él.
Sus ojos taladran los míos y empiezo a sentirme mal otra vez, demasiado.
—Parece que la princesita no se encuentra bien— dice con burla— ¿Le parece si la dejamos descansar, Alteza?
Le hace de nuevo una seña al Príncipe y éste inyecta algo en mi brazo, haciendo que todo se vuelva oscuro al instante.



Once upon a Princess (Reales I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora