La escuela había quedado de maravilla. Parecía una casa nueva, bien pintada, sin grietas ni riesgo de que se cayese el techo en cualquier momento.
Saqué todo lo que había encargado y empecé colocando los pupitres.
La tranquilidad de la mañana después de un inicio de día como este es de agradecer... Hasta que escuché cómo la puerta de entrada se abría. ¿Por qué venís? Puedo hacer todo yo solo.
- ¿Ya ha llegado todo? – pregunta Lira tras entrar a la habitación. - ¿Por qué no me has avisado?
- Acaban de traerlo hace un momento. – digo.
- Y ya lo estabas poniendo sin mí.
- He tenido una mañana complicada con Selin, quería estar distraído un rato.
- ¿Eso es lo que creo que es? – me siento ignorado.
Veo que Lira se acerca a la guitarra que había dejado apoyada en la pared, la coge y comienza a examinarla.
- Jamás había visto una de estas en mi vida. – dice con cierta admiración.
- Creía que en las ciudades la música estaba más extendida que en los núcleos menores – sigo colocando los pupitres.
- Sí. El laúd es el instrumento de cuerda más querido por esta zona y como cada vez es más difícil encontrar músicos, muchos instrumentos van a desaparecer con el tiempo.
- ¿Qué les pasa a los músicos? ¿No hay escuelas de bardos?
- Sí, las hay, pero... desde la caída de los elfos la música no ha vuelto a ser lo que era. Puede que haya razas malvadas y haya que tomar medidas, pero la extinción... es una barbaridad. Todos vivimos en este mundo para crear un equilibrio, si quitamos peso a un lado de la balanza al final nos pasará factura a todos.
Vaya... es la primera persona que veo que opina algo tan profundo sobre los elfos. A Selin, sin embargo, le daba igual, siempre y cuando estuviesen lejos de este pueblo...
- Los elfos vivían la música y la sentían de tal forma que solo los sátiros y las ninfas eran los únicos capaces de superar su talento. Cuando todos los elfos murieron, no se volvió a saber nada sobre sátiros y ninfas y la música que queríamos tocar se sentía distinta... A ver si puedo tocar un poco. Recuerdo haber visto unos acordes...
Me siento en un pupitre y miro con admiración esa escena. Se notaba que Lira no había cogido una guitarra en su vida, pero eso hacia aquel momento inolvidable. La curva de la guitarra la usaba como soporte para sus pechos y... ya me daba igual si tocaba bien o mal, iba a estar distraído con su actuación fuese cual fuese.
Solo tocó dos acordes antes de dejar la guitarra en su sitio. No sé si era por lo que me había contado o porque era realmente mala, pero aquellos acordes sonaron ha roto... ¿Acaso la guitarra era de mala calidad?
- No se me da tan mal... - en serio... ¡¿EN SERIO?! - ¿Para qué has comprado una guitarra?
- Para enseñarles a los niños las lecciones mediante canciones.
- ¿Qué? Eso no va a funcionar. En la escuela me enseñaron a estudiar, a aprenderme todo y memorizarlo para poder aplicarlo cuando saliese de allí y eso es lo que tienen que hacer los niños.
- En parte pensamos igual, pero tus métodos son penosos para el aprendizaje de los niños.
- Ah claro, y tú, el nuevo sin memoria sabe cómo enseñar a los niños. – noto que se acerca a mí y pega sus pechos contra mi abdomen mientras me mira a los ojos con el ceño fruncido.
La estoy mirando a los ojos y veo de refilón su escote... quiero mirar directamente pero como lo haga se dará cuenta. Me estoy empezando a sonrojar, su contacto se siente muy bien.
- Y...yo... - doy un paso hacia atrás – Eres buena profesora, pero para gente adulta. Los niños necesitan otro tipo de aprendizaje. Los niños quieren jugar, quieren divertirse y no sentarse en un pupitre a escuchar lecciones interminables...
- No tolero que cuestiones mi trabajo. – se vuelve a pegar a mí.
- De... déjame probar con las canciones y si no funciona me adaptaré a tus métodos.
- Uhm... Está bien. Dudo que con esa guitarra puedas tocar algo decente.
- ¿Qué entiendes tú por decente?
- ¿Ah? – se pega aún más a mí.
- ¿En serio has pensado que no se te da tan mal después de destrozarme los tímpanos con solo dos notas?
- ¿Perdona? Para tu información, era la mejor de mi clase tocando el laúd.
Madre mía, el nivel está realmente bajo. Cuando yo tocaba en mi otra vida al menos no desafinaba ni parecía que estuviese desgarrando el alma de la guitarra. No debería ser difícil superar sus expectativas.
- Podría apostarme lo que fuese a que no conseguirás atraer la atención de los niños tanto como yo. – dice Lira.
- Apostar... ¿quieres que apostemos algo? – quiero cerrarle la boca y que vea su error de la forma más humillante: perdiendo contra mí.
- ¿Apostar? Querrás decir ganar de antemano. Encantada. – se separa de mí.
- ¿Qué me pasará si pierdo?
- Sencillo. Si vas a seguir en esta escuela y a usar mis métodos, debes conocerlos y aprender. Si pierdes te espera otra clase intensiva.
Otra clase intensiva... Me acaba de hacer dudar. ¿Qué clase de enfermo se arriesgaría a llevarse otra clase así?
- Necesito a alguien inteligente como aprendiz, no un estúpido.
- Acepto. – ¡¡AAH!! ¡Piensa antes de actuar! Me he decidido demasiado rápido. – Pero si gano yo...
Un momento. Si gano yo... Podría pedirle muchas cosas que siempre he deseado hacer, no hemos puesto ningún límite y si se niega puedo apelar a su orgullo y llamarla cobarde; con Lira seguro que funciona.
- ¿Kioshi? ¿Por qué me miras con esa cara de enfermo?
Veo que Lira está asustada y se aleja de mí... Mierda... al pensar en si pedirle un beso, poder masajear sus perfectos pechos o verla en ropa interior, se me ha empezado a caer la baba.
Empiezo a reírme de forma malévola... me está saliendo sola al saber que puedo pedir cualquier cosa y no se va a negar.
- Si yo gano, tendrás que hacer algo por mí y si te niegas, estarás dando por hecho que jamás vamos a enseñar de tu forma porque es ineficaz.
- ¿En qué estás pensando? – me pregunta sonrojada y asustada.
- Nada demasiado... comprometedor... ¡MUAJAJAJA!
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¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?
FantasyKioshi es un chico impopular que decidió dedicar su vida a la enseñanza infantil para poder tener una historia de amor con una hermosa profesora. Nada de eso sucedió ya que murió nada más graduarse y se reencarnó como elfo en un mundo de fantasía. G...