La lucha que decidirá el futuro del mundo

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De primeras, nunca hubiese pensado que esto me fuese a gustar, pero me siento realmente capacitado al poder enfrentar este problema como el equipo que en verdad somos. Nos hemos enfrentado a muchos problemas, a gente y criaturas muy poderosas y siempre hemos salido de una pieza.

Tras convencer a Umeko de que éramos capaces de derrotar a Riuk, comenzamos a formar nuestra estrategia. Bastet y yo íbamos a ir al frente, mientras que Kyoko se iba a encargar de lo que siempre hacía en los combates, pero con más contundencia: atacar cuando el rival estaba despistado. Umeko, como casi siempre, estaría en segunda fila, ayudándonos con su magia elemental de aire y, cuando lo necesitáramos, retrocedería con mi super velocidad y me curaría.

Con solo pensar en la de cosas que voy a ganar cuando derrotemos a Riuk... Jamás había tenido una motivación tan grande como esta. Siento que voy a comerme el mundo... y a Bastet cuando esto acabe, je... Estoy seguro de que, sin duda, este va a ser el día más importante de mis vidas.

Nos preparamos, llega la noche y nos marchamos al lugar acordado con la moral bien alta.

Me pregunto cómo reaccionará Álastar cuando se entere de que hemos vencido, de las cosas que me dará, ¡de la fama que voy a tener y la de chicas que van a querer conocer al gran aventurero y libertador Kioshi! O de lo que Umeko podrá llegar a pensar de mí...

Al fin llegamos y, como estaba acordado, Riuk ya estaba allí, flotando a escasos metros de los cimientos del edificio que destruí hace tiempo a causa de una transformación de Umeko.

- ¿Y bien? – preguntó Riuk yendo directo al grano.

- No puedo darte lo que me pides. – digo con total confianza.

- Uhm... así que, ¿has venido a entregarte tú y a la niña?

- No precisamente. – agarro a Bastet por el arnés y la empuño como un escudo.

- Has cogido la tercera opción – sonríe levemente – Me lo esperaba.

Antes de que pudiese terminar esa frase, me lancé contra él a mi máxima velocidad y le di el mejor puñetazo que he dado nunca en mi vida, gracias a la técnica que me enseñó Miokra. Impactó de lleno contra su cara y retumbó de tal forma que los propios escombros que había alrededor salieron disparados.

Uhm... Riuk... ni siquiera se ha inmutado... su cara sigue en el mismo sitio y no veo nada de sangre, ni un indicio de que le haya pasado algo...

En esta ocasión golpeó él y me cubrí lo más rápido que pude... ¿De dónde saca esa fuerza? El arnés se me ha soltado y Bastet se ha estampado contra el suelo y se ha hundido en él... ¡No! ¡Mi escudo!¡Mi mejor protección! ¡No pensé que tuviese tanta fuerza! ¡Tiene pinta de ser un mago, no un guerrero!

Lo siguiente que recuerdo fue recibir un guantazo que me lanzó disparado a muchos metros... Joder que hostia... me ha dolido y eso que tengo resistencia contra golpes. Aún no está todo perdido, ¡puedo contra él!

- ¡Kyoko, apártate de ...! – cuando alcé la mirada me di cuenta de que no me había lanzado a unos metros... ¡Casi ni los veía!

Volví a toda prisa y, por suerte, no les había hecho daño a las chicas. Umeko había retrocedido y Kyoko estaba delante de ella, echándole flores a Riuk con su nueva transformación en pantera.

Le lancé mi aptitud de desafío para que se centrase en mí, para que supiese que no podía librarse de mí tan fácilmente y porque seguía convencido de que podía derrotarle. El combate acababa de empezar y solo había dado un puñetazo, aun me queda mucho repertorio.

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora