De camino a casa

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Tras aquella noche, Aoi se negaba a venirse con nosotros. Había desarrollado cierto miedo hacia Selin... En cualquier otra situación no me podría creer que un espíritu tuviese miedo de alguien que no puede ni siquiera tocarlo, pero estamos hablando de Selin.

Finalmente la convencimos para que nos acompañase. No podía dejarla sola en un lugar como ese, pero este mundo esconde misterios que todavía desconozco. Una barrera invisible le impedía avanzar de cierta zona y yo no podía hacer nada...

Le prometí que volvería a por ella cuando tuviese la solución a este problema y que haría todo lo posible para que no se sintiese sola. Parecía estar algo decaída, pero lo aceptó como una adulta y se alojó en la mansión hasta que pudiese hacer algo con ella.

Cuando llegamos al gremio del pueblo más cercano y explicamos la situación, dio la casualidad de que allí estaba el hombre que había puesto precio a esa misión y se había pasado al escuchar que había aceptado la misión... Parece que nos estamos forjando un pequeño nombre, aunque preferiría que eso no fuese así...

Aquel hombre era el propietario de esa casa por herencia familiar. Quería volver a poder usarla, pero Aoi era un impedimento para él... Después de mi encontronazo con el pomposo señor Anthony de nuestro pueblo, tenía cierta reticencia contra este.

Tras hablar con él, me di cuenta de que estaba equivocado. Era un buen hombre que se dedicaba a la enseñanza, al igual que yo, pero que arrastraba la pérdida de su mujer y su hija desde hacía años en un incendio... Le expliqué con detalle lo que había sucedido en su mansión y me aventuré a proponerle una locura... No perdía nada por preguntar.

Ese mismo día, Selin, Lensen y yo fuimos a su mansión y le presentamos a Aoi. Era evidente que fue un momento chocante para aquel noble. Que te lleguen y te digan que un monstruo que ha atemorizado el mundo durante siglos en realidad es un alma inofensiva... es difícil de asimilar, pero al menos le vi motivado para permitir a Aoi que viviese en esa mansión y él mientras la reformase.

Al ser maestro le ofrecí mi ayuda como traductor. En los días siguientes, mi tiempo libre me lo pasé en escribir un libro para ayudar a Lensen a que enseñase el idioma natal humano de este mundo y que ambos pudiesen comunicarse... No sé cómo saldrá este experimento, pero al menos Aoi puede contar con alguien que parece haberla aceptado y quiere ayudarla al igual que yo.

Tras eso, Selin y yo estuvimos durante dos meses recorriendo el mundo, aceptando misiones, haciéndonos más ricos y obteniendo aptitudes para mejorar.

De camino de vuelta a nuestro hogar, en pleno verano, no pude evitar preguntarle a Selin cierta pregunta a la que esperaba que su respuesta fuese "otro sofá".

- ¿En qué piensas gastarte todo el dinero que hemos ganado? – pregunto.

- ¿En qué crees que me lo puedo gastar? – me responde.

- Conociéndote seguro que en alguna tontería para estar más cómoda.

- ¿Ah? ¿Por quién me tomas?

- Cuando te conocí estabas endeudada por un sofá... no me sorprendería nada.

- Verás, viajero de otro mundo – ahora le gusta llamarme así porque sabe que me molesta – En este mundo hay objetos mágicos que mejoran ciertas capacidades del individuo, el problema es que son muy caros y escasos. Lo del sofá fue un caso aislado. El dinero que estoy ahorrando es para comprarme el arco vendaval.

- ¿Un arco de aire?

- No. Se llama así por lo ligero que es. Es un objeto que funciona como tu bolsa. Un tatuaje que me permite invocar un arco mágico que a su vez invoca flechas mágicas de diferentes estilos. Quiero ese arco desde que me enteré que existía.

- ¿Y eso cuánto vale?

- Todavía me falta un poco.

- ¿Todavía?

- ¿Qué esperas? Si fuese barato todo el mundo lo tendría. Por fin podré ir a cazar monstruos yo sola monstruos de rango avanzado sin miedo a tener que repartir la recompensa.

- Oye.

- Y sin miedo a que alguien indeseado intente hacerme una broma, o darme un susto, o intentar desnudarme con su baba asquerosa. - ¿ah? ¡Será...!

- Es verdad. En solitario podré hacer las misiones que yo quiera más rápido y podré enfrentarme a monstruos de rango maestro y no compartir esa tremenda recompensa con alguna loca insoportable.

- Aunque también es cierto que la compañía en cada misión hace el recorrido más ameno y entretenido. Es algo que no podría cambiar por nada, aunque a veces pueda toparme con algún compañero que le guste rebuscar en mi mochila mi ropa interior cuando cree que estoy durmiendo... - Solo fue una vez y por accidente... ¡Chtss!

- La compañía es lo que hace que todo aventurero no se vuelva loco, a no ser que tu grupo te haya abandonado y hayas pasado varios meses en soledad, abrazando la locura.

Veo que Selin me mira con una sonrisa cercana y falsa y yo le devuelvo esa sonrisa.

- Pervertido.

- Loca.

- Exhibicionista.

- Cobarde.

Y de nuevo comenzamos a forcejear...

A pesar de todo lo que discutimos, no cambiaría a Selin por nada en el mundo.

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora