¿Princesa?

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Ya estoy preparado para combatir si es necesario, o para dialogar si podemos evitar formar un espectáculo en la ciudad. Cuando veo que todos se arrodillan...

- ¡Princesa! ¡Está bien!

¿Ah? Miro a mi alrededor. Solo estamos los humanos que hemos tenido que escoltar, Umeko, Kyoko con su cola de gata y sus orejas negras y yo... Espera...

Entre todos los soldados hay varios con rasgos de lobo, panteras e incluso un oso, todos peludos. Veo que el oso se acerca a Kyoko...

- Hemos estado preocupados... ¿dónde se había metido? – dice el soldado mostrando un gran alivio.

- ¿Ah? – Kyoko mira a ambos lados y luego se señala a si misma – ¿Yo? ¿Una princesa?

- Oh... me alegro tanto... – abraza a Kyoko y por un instante desaparece bajo el cuerpo de aquel tremendo oso – me alegro tanto de que esté a salvo.

- Ha debido de haber un malentendido. Esa chica es mi hermana... - argumento – venimos escoltando a estas buenas personas desde la ciudad humana de Ilume.

El soldado suelta a Kyoko, me mira, vuelve a mirarla.

- Pensábamos que estaba en aquella mazmorra... ¿Llegaste hasta la ciudad humana? ¿Cómo ha logrado ir tan lejos?

- ¿Hola? – pregunto dado que me ignoran. - Que es mi hermanita.

- No se preocupe. – me mira – No tiene que seguir fingiendo. Ese truco lo usaba conmigo cuando quería dar un paseo por la ciudad de "incógnito". – vuelve su mirada a Kyoko.

- ¿Por qué me mentiste? – me pregunta Umeko muy seria.

- ¿Ah? - ¿Qué dice?

- Me dijisteis que no había salido nunca de la ciudad y viene de aquí... - mira a Kyoko - Qué callado lo tenías.

- ¿Quieres que te lleve a hombros como siempre solemos hacer? – le pregunta el soldado a Kyoko.

- ¡Si!

¡Pero que os pasa a las dos! ¡Kyoko! ¡No estás ayudando en absoluto! El hombre coge a mi Kyoko y se la pone a sus hombros... Nunca he visto a una chica tan feliz al ser secuestrada...

- ¡Oye! – me impongo.

- ¡Sí! Pásese mañana por palacio, le daremos una generosa recompensa.

- ¡Pero que no quiero una recompensa!

- ¿Eh? ¿No se pueden venir? – pregunta Kyoko mientras manosea las orejas del soldado.

- Puede que la hayan ayudado, pero primero debe volver con su familia.

- Pero mi familia son ellos. Si ellos no van, yo tampoco.

El soldado se me queda mirando.

- Sí que le ha cogido cariño en tan poco tiempo... - dice el soldado. – Está bien, que nos acompañen.

Mi cara... lo dice todo en este momento. Me estoy moviendo por mera inercia...

- No me puedo creer que hayamos viajado con la princesa. – escucho murmullos provenientes de las personas que acabábamos de escoltar...

- Yo tampoco, pero sus modales, parecían de una niña vulgar. – Porque es una niña vulgar...

- Si lográsemos quedarnos una noche aquí... nunca he probado una cama de alta calidad – dice Umeko, sonriente.

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora