Una noche inolvidable...

107 23 1
                                    


No recuerdo el tiempo que estuvo lloriqueando Umeko tras haber apostado a que ella me iba a matar... pero si recuerdo que, al llegar a la posada y hablar con la encargada, nos topamos con un pequeño problema... Bueno, problema para Umeko, yo estaba encantado. Era como las típicas escenas de las películas. Solo quedaba una habitación disponible con dos camas... La distribución iba a ser muy sencilla. Kyoko en una cama y Umeko y yo en la otra.

Ah... todo el mundo sabe que eso no va a pasar...

Subimos a la habitación y pasé por primera vez a una habitación compartida con Umeko. Kyoko cogió la bolsa mágica y se sentó en la mesa, mientras que Umeko y yo nos acercamos a una cama.

- No me puedo creer que no hayas querido irte a otra posada... - dice Umeko indignada.

- La única que no quiere dormir en la misma habitación eres tú. Podríamos habernos quedado Kyoko y yo aquí y haberte echado.

- Me parece vergonzoso... y más sabiendo lo que haces por las noches... - me mira con un poco de miedo mientras se tapa el pecho con el brazo.

- ¡Ya te dije que lo que le dije a Leónidas fue una historia inventada como la que me obligasteis a llevar a cabo vosotras!

- No me fio de alguien que le gusta visitar camas ajenas.

- ¡Y dale! ¿No crees que si hubiese querido hacerte algo ya te lo habría hecho?

- ¿No me harías nada? – estoy confuso con esa pregunta. En sí parece algo muy normal, pero su forma de expresarla... parecía molesta y no aliviada.

- Claro que no.

- ¿O sea que te gustan casadas?

De repente, escuchamos el sonido de un cristal rompiéndose. Yo estaba de espaldas a la cama y no me costó inclinar un poco la cabeza para ver que a Kyoko se le había caído un frasco al suelo. Umeko se dio la vuelta y se acercó a ella.

- ¿Estás bien? – preguntó – Mira lo que han hecho tus tonterías – me mira.

- Entonces... ¿Solo te gustaré si me caso contigo? – dice Kyoko con un tono extraño...

Veo que sus mejillas se ruborizan, que su respiración se agita levemente y que me mira con una cara envuelta en... ¿lujuria?

Miro de inmediato el suelo, analizo en un instante el frasco que se había fragmentado y localizo un tapón de corcho a escasos centímetros de mí... Ese tapón... ese frasco... ¡¡AAAH!!

- ¡Kyoko! ¿Qué era ese frasco?

- Tenía un líquido rosa que parecía zumo de fresas... sabía y olía igual... - dice Kyoko mientras se levanta de la silla...

Ay joder... sus pupilas acaban de convertirse en corazones... Si mis conocimientos no me fallan, acaba de consumir una poción de amor. ¿Qué es lo que querrá hacer?

¡Mierda, mierda, mierda, mierda! Acabo de notar esa sensación de nuevo; todo mi alrededor se ha detenido durante una centésima de segundo. Tengo miedo... si esto es lo que creo que es, la aptitud de Kyoko acaba de activarse...

- Umeko... se acaba de tomar una de tus pociones aleatorias... - Intento retroceder un paso, pero está la cama.

Umeko agarra a Kyoko de los hombros y la mira a los ojos.

- ¿Por qué te lo has tomado? – le pregunta Umeko mientras la analiza con su mirada.

- Tenía un poco de sed...

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora