De nuevo, Gárok

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En efecto. La noticia de cómo derroté a Aureon se hizo muy popular entre la gente en tan solo una mañana. Cómo usé su punto débil hacia las mujeres, cómo me aproveché de una pobre e inocente artista y las especulaciones de lo que hice para hacerla gemir... No sé si por suerte o por desgracia, ahora estoy de camino a Saramia, la ciudad de los hombres bestia... Después de lo que Bastet y Umeko contaron de mí, yo... quería desaparecer una temporada.

Dichosa Bastet... me ha costado toda mi reputación, pero al menos hemos conseguido el segundo favor y una aptitud de lo más útil por cortesía de Aureon. "Resistencia del oso". Es verdad que había aptitudes más útiles, pero esta, no solo me daba un ligero índice de resistencia contra cualquier elemento, sino que me aumentaba considerablemente los puntos de vida.

En cuanto a él, me dijo que era más fuerte de lo que pensaba, pero no de músculo. Me llamó enclenque y astuto, ya que me aproveché de su punto débil para vencerle. A pesar de la forma en la que perdió, de lo mucho que lo odiaba por ser un perfecto guaperas, era un tío legal. A la hora de la verdad, votaría a mi favor para resucitar a mis alumnos. ¡SÍ! ¡Un triunfo más! Solo queda el tal Riuk.

Osean sin embargo... parecía que cada vez le caía peor a pesar de saber que era el único que podía ayudar a Gaeko. Durante todo el camino me recordaba lo que había hecho, que pobrecita Amuria por lo que la había hecho pasar... No sé cuántas veces me he repetido esto, pero estoy deseando terminar con todo para irme con Kyoko y esperar a que crezca y vivir con ella una vida de ensueño. Era la única que me apoyaba cuando nadie quería hablarme. La única que seguía haciéndome la trenza una y otra vez. La única con la que podía relajarme y acariciar el pelo... Dichosa Umeko, ¿por qué siempre se molesta tanto conmigo?

Lo primero que vi cuando llegamos al final de ese laberinto, donde estaría Gaeko, fue que ya no parecía aquel antro abandonado. Se notaba que allí vivía alguien. Había una estantería llena de libros y, aquello parecía un taller. Estaba lleno de herramientas, de cachivaches, de inventos, de constructos en miniatura... ¡incluso tenía una forja activa!

Cuando menos cuenta quise darme, Kyoko ya estaba abrazando a una ayudante de Gaeko. Se podría decir que ella no le devolvía el abrazo de una manera muy entusiasta, pero al menos se dejaba abrazar. Si no fuese por... Espera...

Kyoko se apartó de ella y... ¿qué? Esa ayudante... esa joven adolescente... ¿Por qué se parece tanto a Kyoko y a la princesa?

- ¿Princesa? – pregunta Umeko.

Aquella chica me miró con verdadero entusiasmo, aunque su aura era de total serenidad.

- Habéis venido. – dijo la que descubrí que era Gaeko...

Mientras Umeko le preguntaba por todo y se sorprendía por el cambio físico que había tenido, yo me quedé embobado, pensando en... Pufff...

Sinceramente, esto no sé si es algo bueno o malo. Gaeko se parece mucho, por no decir que es idéntica a Kyoko... Pero ella ha... ¿crecido? ¿cómo ha crecido tanto? ¿Por qué ahora ver a Gaeko es como ver al futuro de Kyoko? ¿Por qué siento atracción hacia ella y a la vez miedo? ¿Por qué ahora tiene curvas? No tiene mucho pecho, pero... ¿Se supone que Kyoko va a crecer igual?

Ah... Claro... Escuchando a Bastet presentarse me acordé de lo que me dijo Lena sobre Tinia. Gaeko parece estar en la edad del cambio físico, por eso su padre siempre intentaba buscarle un pretendiente. Sabía que iba a crecer de esta forma tan... tan... alarmante...

- ¿Dónde has conseguido todo esto? – pregunta Kyoko. – ¡Es genial!

- Aproveché que en invierno hacía mucho frio aquí y me fui de excursión al reino enano. – comienza a explicar Gaeko – Me enseñaron lo básico para la forja de objetos mágicos y compré todos estos libros junto a todas estas herramientas.

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora