Una princesa en apuros...

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Me despertó una vibración, un aura de poder que hacía temblar todo... Cuando abrí los ojos y vi al rey, frente a la cama de su hija, con un aura de fuego rodeándole... Podía ver sus colmillos, su melena erizada y sus ojos en blanco...

¡¡¡¡AAAAAH!!!! ¡¿Por qué me propongo cagarla en todos los sitios importantes a los que voy?! ¿Qué pensará la iglesia cuando se entere de esto? Como siga así voy a acabar en la cárcel...

En el momento en que me levanté e intenté explicarme... al menos estaba vestido... Unas grandes garras pasaron a escasos centímetros de mi cabeza. Vale... cómo siga así no voy a acabar en la cárcel, sino muerto.

La fuerza y la destreza del rey estaban casi a mi nivel y... me fue realmente difícil esquivarle. Destruyó prácticamente toda la habitación a base de golpes de furia cargados de fuego.

- ¡¿QUÉ LE HAS HECHO A MI HIJA?! – pregunta al fin el rey.

- Solo me colé por la ventana y me acosté con ella...

Veo que el rey empieza a echar espuma por la boca... ¿Por qué? ¿Por qué me sigue pasando esto? ¡¿Por qué la cago con frases de mierda en momentos de tanta importancia?!

Cuando pensé que ese iba a ser mi final, cuando vi que el pelaje del león cambiaba ligeramente de color, su aura de poder se intensificaba y su tamaño aumentaba... Kyoko se puso delante y frenó a aquella bestia en un instante. Qué niña más valiente... me da vergüenza estar temblando internamente...

Cuando su furia se fue, Kyoko le entregó su tarjeta de gremio. El rey la cogió y la observó.

- No soy ninguna princesa, me llamo Kyoko, vengo de la ciudad de Ilume y soy huérfana. – explica Kyoko. Usa su habilidad para que desaparezcan sus rasgos felinos – Siento si he causado algún problema, pero esos soldados mullidos, toda esa comida deliciosa y la fantasía de poder tener padres, aunque fuese por un día fue tentador. No le haga daño a mi hermano, yo cumpliré el castigo. Es mi error.

Conforme iba viendo la tarjeta y escuchando la historia de Kyoko, su ira irracional iba desapareciendo.

- Así que... no eres mi Gaeko... - dice el rey. - Ya decía yo que te comportabas de una forma muy vulgar y estabas muy extraña.

Ver actuar a Kyoko me hace replantearme muchas cosas, como por ejemplo que la niña del grupo sea la más responsable y valiente de los tres... Antes de que tomase una decisión precipitada, me arrodillé y pedí perdón al rey...

- Si su hija sigue desaparecida, nosotros podríamos ayudar a encontrarla. Solo díganos qué debemos hacer, a dónde debemos ir o dónde debemos comenzar nuestra investigación y nosotros la encontraremos y la traeremos intacta. – me ofrecí... qué funcione, ¡que funcione!

El rey le devolvió la tarjeta a Kyoko y se sentó sobre lo único de aquella habitación que no había sido destruido: la cama.

Los soldados comenzaron a aparecer por la puerta, pero el rey los frenó y los echó de la habitación, a excepción del soldado que ya conocíamos, el oso.

- ¿Qué ha pasado aquí? – preguntó el soldado, alterado.

- Me encontré a nuestro invitado en la cama con la niña... - dice el rey.

- ¡¿Qué?! ¡¿Con la princesa?!

- No. Ella no es mi hija... Se ha hecho pasar por ella. – veo que el soldado mira a Kyoko y la analiza sin sus rasgos felinos.

- ... ¿Qué quiere que haga con ellos?

El rey suspira, se masajea la frente y se pone en pie.

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora