Umeko volvió a ponerse toda la ropa... ¿Qué tendrá que pasar de nuevo para poder verla así? No me cansaré nunca. Se acercó a mí, me curó y me extendió una manta... Al fin podía moverme con libertad, fresco y fuerte como siempre y... me doy cuenta de lo ingenuo que había sido, de lo manipulable que puedo ser a veces.
Miro a Bastet... esa dichosa diosa que me convenció para creerme más fuerte que Riuk... ¡Si no llega a ser por las que en principio no iban a participar en la batalla habríamos muerto los dos!
- ¿Con que "encierra a los dos"? – le pregunto agarrándole la oreja tras tirar la manta. - ¡¿Qué clase de compañera eres?!
- ¡Ay! ¡Suelta! No lo decía en serio. Gracias a mí te hemos identificado.
- ¿Y no había otra manera de identificarme?
- Cuando me acerqué a observaros vi que me mirabas el escote y se me ocurrió.
- ¡Ah! ¡¿Si ya sabías que era yo por qué propusiste eso?! – le estiro aún más de las orejas.
- No estaba del todo segura...
- Ya, claro...
Le tiré un poco más de las orejas y la acabé soltando. Aquel no era el momento de replicarle nada. Le debía una por haberme salvado y tener una delantera tan perfecta... El problema que tengo ahora es que Umeko me mira con timidez y miedo. ¡Ni que hubiese hecho algo malo!
Creo que me voy a centrar en lo que tengo... acaricié la cabeza de Kyoko.
- Has estado perfecta hoy en el combate. – le digo mientras me agachaba para ponerme a su altura.
- ¡Por supuesto! No iba a permitir que ese hombre malo te hiciese algo malo. – me contesta con mis propias palabras.
- Y... Umeko... - la miro, me levanto y... solo pensar en las maravillosas vistas que he tenido frente a mis ojos hace que me vuelva a sangrar la nariz.
- ¡Deja de mirarme así! – me contesta apurada.
Miro a Álastar.
- Bueeeno... Aquí estamos... ¿Y ahora qué?
- ¿Cuantas veces haces eso al día? – me pregunta Álastar con el ceño arqueado.
- Hacer... ¿el qué?
- Ir desnudo.
No... No puede ser... hacía mucho tiempo que no... Me miro y... ya entiendo por qué me sentía tan fresco... ¡¿Por qué no me lo han dicho antes?! Saqué de inmediato otra pieza de ropa y me empecé a vestir...
- Por lo que veo, están acostumbradas a verte desnudo, excepto Umeko... - añade Álastar.
- ¡No es lo que tú piensas!
- Es un exhibicionista... - añade Umeko.
Álastar se rio y yo... tras vestirme, decidí evitar contestar y cambiar de tema por el que realmente era importante en ese momento.
- Y... ¿qué vas a hacer ahora con esa gallina? – le digo - ¿La dejamos en esa forma para siempre como castigo y lo encerramos para que nunca vuelva? ¿Le apresamos con esas cadenas que anularon mis poderes cuando nos conocimos? ¿O prefieres que le lance la aptitud de castigo?
- No son malas opciones... - dice Álastar pensativo.
- Habría que ver cuál es la más viable... En el lugar del que provengo, en todas las historias animadas que he visto, siempre que el villano es derrotado o incapacitado, es encerrado o incapacitado de alguna forma para que recapacite y nunca más haga... - Álastar agarró la cabeza de la gallina y, de un tirón, la separó de su cuerpo - ¿Ah?
- ¿Qué clase de inútiles forman parte de esas historias? – soltó el cuerpo y la cabeza de la gallina, por separado... - ¿Quién en su sano juicio dejaría una amenaza como esta con vida? – nada más tocar el suelo, Álastar lanzó un pequeño pero potente aliento de fuego que transformó en cenizas lo que quedaba de Riuk...
- Yo... pensé... - nuestros rostros reflejaban la sorpresa que nos acabábamos de llevar... no sé, ¿un juicio? ¿una sentencia? - Era tu enemigo... tanto tiempo escondiéndote... pensé que le ibas a contar tu plan... lo que habías pasado para que... replantease... cambiase... ayudase...
- ¿Para qué?
Álastar puso los ojos en blanco por un momento y lanzó una especie de sello mágico sobre las cenizas de Riuk.
- ¿Y eso?
- Para que nadie lo pueda resucitar. Que se encargue Circe de juzgarlo por todo lo que ha hecho. Vámonos de aquí.
Yo... vale, bueno ¿sí? Nos vamos... No me esperaba para nada que el final de Riuk fuese tan... ¿fugaz? Me hubiese gustado ver la reacción que habría tenido al enterarse de todo lo que había pasado a sus espaldas, de que sus planes iban a fracasar, no sé, parecía el malo de la historia. Qué final más raro... pero estoy contento. Hemos derrotado al villano, al fin he conseguido el favor de la iglesia para resucitar a mis niños y Bastet será mi primera waifu en convertirse oficialmente en parte de mi harén.
- ¿Ves Umeko? Ya te dije que podíamos confiar en Álastar.
- ¿Estás seguro de que ha sido buena idea confiar en mí? – veo que Álastar se frena y se gira para mirarme con... Ah... no me jodas que el malo final va a ser él... - Acabas de ayudarme a matar a la única persona más poderosa que yo... - se acerca a mí totalmente serio...
- ¡AH! – gritó Umeko escondiéndose detrás de mí - ¡Te dije que no era de fiar! ¡Kyoko ven aquí! – pero no hizo caso.
- ¿Qué pasa? – pregunta Kyoko.
- Todo ha salido según lo planeado – añade Bastet.
- ¿Qué plan?
- ¡Kyoko, ven aquí, YA!
Kyoko, algo confusa, sin saber lo que estaba pasando... como si yo lo supiese... Se puso detrás de mí.
- Va a ser verdad que me podéis llamar la diosa de las mentiras, os creísteis todo lo que os dijimos en Kayepa. – añadió Bastet.
¿Qué está pasando? ¿Cómo que según el plan? ¿Acaso Bastet era una infiltrada? ¿Acaso se hizo la débil y la asustada para entrar en mi grupo y convencernos desde dentro? ¿Todo ha sido una farsa? Por eso tenía tantos contactos con la iglesia... en realidad Loen también era malo y... ¿nos la ha colado? ¿Acabamos de hacerle el trabajo sucio al villano? No... Esto no... justo cuando pensé que podía llamar a Álastar verdaderamente amigo... Pero si eso es verdad, ¿para qué devolverme a la normalidad? ¿Por qué no me mató a mí también siendo una gallina? ¿Acaso tiene planes pensados para mí? ¿Para qué instaure su reinado del caos?
Me siento tan utilizado que no tengo fuerzas para pelear... No soy idiota... sé que no puedo contra él... Álastar me pone la mano en el hombro... no puedo mirarle... mi mirada está centrada en mis pies.
- Haz lo que quieras conmigo, pero al menos deja a las demás tranquilas...
- Mírame a los ojos... Contempla tu verdadero destino. - dice Álastar... no sé para qué, pero cuanto antes acabemos con esto yo... joder, ¿por qué tengo tan mala suerte?
Alcé la mirada y vi cómo los mofletes de Álastar estaban... ¿hinchados? De repente, escuché a Bastet reírse a plena carcajada, a lo que no tardó en unírsele Álastar.
- Menuda cara habéis puesto – dice Bastet mofándose de mí.
- Ha merecido la pena la broma – añade Álastar sonriente – Da gusto tener nuevos amigos.
¡¡¡AAAAAAH!!! ¡¡Los mato!! ¡Juro que los mato! Lo último que recuerdo fue qué, sin quererlo, entré en ira y que los cuatro salieron corriendo... ¡¡¡No quiero amigos así!!!
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¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?
FantasíaKioshi es un chico impopular que decidió dedicar su vida a la enseñanza infantil para poder tener una historia de amor con una hermosa profesora. Nada de eso sucedió ya que murió nada más graduarse y se reencarnó como elfo en un mundo de fantasía. G...