Cuando toda esa tensión desapareció y las gemelas me recordaron todo de nuevo, además de mi confesión... Intenté explicarle a Umeko que, de tanto pronunciar su nombre, me equivoqué al decir otro tan similar que acababa de conocer. Gaeko... Umeko... ¿quién no se confundiría?
Creo que no me creyó... O al menos tuve esa sensación durante los siguientes días en los que se mostraba distante, alerta por las noches y cada vez que podía me llamaba elfo pervertido y exhibicionista... Cuando pensaba que mi pasado lo había dejado atrás... ¡¿Por qué?!
A Gaeko le conté que había seguido su plan a pesar de haber lanzado por accidente a su cuervo lejos de la escena... Parecía feliz en su tranquilidad; solo espero que Leónidas se mantuviese al margen y Gaeko llevase a cabo su plan vacacional.
Nos recompensó con su bolsa mágica que se la adjudicó Umeko de inmediato. En ella las chicas guardaron sus cosas de peso y molestas de llevar... y todo porque se negaban a que yo usase mi bolsa para cargar sus cosas... como si se me ocurriese ver la ropa interior de repuesto o me hubiese quedado con ganas de saber lo que sabía ese zombi vilmente acribillado por Umeko...
Por desgracia, hasta yo sé que hacen bien en no fiarse de mí para esas cosas... Pero ahora me será más difícil ver la tarjeta de Kyoko... ¡Ah! ¡Estoy empezando a obsesionarme por algo que ya sé!
De viaje a Ilume, sentí hacia Umeko eso que siempre decían que pasaba con ciertas personas, el amor/odio...
- Kioshi... - dijo Umeko al fin dignándose a hablarme. – He estado pensando en algo.
- ¿En qué? – que no sea ese malentendido, por favor, ¡por favor!
- Álastar te dijo que cuanto más ayudases, más fácil sería recibir su favor. ¿Ayudar a la princesa contará como algo importante? La hemos ayudado, pero a la vez nos hemos enemistado con el rey.
- No. Recuerda que para el rey solo Osean salió con vida de la mazmorra.
- Ya, pero, ¿qué pasará cuando Álastar se entere de que un elfo ha secuestrado a la princesa? Eres el único elfo... Quizás deberíamos haber pensado en otro plan...
Yo era feliz... lo que había pasado con la princesa era lo único bueno que había sacado de nuestro viaje... ¿por qué me lo arruinas? ¿Por qué acabo de ver que la hemos cagado en exceso? ¡¿Por qué creo que Álastar va a visitarme dentro de poco?! ¿Por qué siempre que podemos favorecer a gente importante para que hable bien de nosotros, nos equivocamos de elección?
Agarré instintivamente a Umeko de los hombros y comencé a zarandearla, a punto de echarme a llorar.
- ¿Por qué no me has avisado antes? ¿Por qué se te tienen que ocurrir a ti siempre estos planes? ¡¡Deja de sabotearme!!
Finalmente regresamos a Ilume, dormimos esa misma noche y, a la mañana siguiente, nos juntamos en el comedor para que comieran y yo... yo todavía seguía pensando en lo que habíamos hecho. Estaba sentado, con los brazos colgando y la cabeza contra la mesa.
- Kioshi... ¿estás bien? –pregunta Kyoko.
- Sí... - digo con total desgana.
- ¿No tienes hambre?
- No...
- ¿Seguro que estás bien? – levanto la cabeza y miro a Kyoko con una sonrisa fingida.
- No te preocupes. – miro a Umeko, impasible y vuelvo a mirar al tablero de la mesa.
Cómo la odio y lo mucho que me sigue gustando...
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¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?
FantasyKioshi es un chico impopular que decidió dedicar su vida a la enseñanza infantil para poder tener una historia de amor con una hermosa profesora. Nada de eso sucedió ya que murió nada más graduarse y se reencarnó como elfo en un mundo de fantasía. G...