Uno de mis propósitos a la hora de hacerme profesor era enseñar a niños y poder conocer a alguna madre atenta, una hermana mayor o una profesora de buen ver... Nunca pensé que podría dar clases a mujeres bellas... Nunca pensé que un sueño así podría darse... Ah... si es que soy un desgraciado.
Después de todo lo que sucedió, intenté dar una sola y simple clase a Dara, pero me fue imposible. No paraba de mirarle los pechos de manera inconsciente, no paraba de pensar en lo que me dijo... ¡¡No podía concentrarme!! ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? ¿Por qué no podría tomarme estas cosas como algo sencillo? ¡Igual que Morin! Tinia es realmente atractiva y pude trabajar con ella, incluso enseñarle japonés, ¿por qué Dara es distinta? Me merezco mi desgracia...
Al final tuve que llevarme el trabajo a "casa", hacerle ciertos encargos a Tinia para escribir otro libro para aprender élfico y pedirle el favor de que enseñase a Dara. Por suerte, fue fácil. Ambas se llevaban bien y mientras que Tinia le enseñaba la lengua común a Dara, esta le enseñaba dracónico a Tinia.
En vista de que ahora tenía más tiempo libre y, gracias a la maravillosa Kyoko, pude robarle la armadura a Umeko e ir al mejor herrero de la ciudad. Para mi sorpresa, era un humano. Me esperaba algún enano.
Le estuve comentando las dos cosas que quería hacer y, con lo que sobrase, ver qué clase de armadura podría hacerme yo. Me extrañó mucho que en mi último enfrentamiento no perdiese la ropa, pero como sé que esta maldición no me la voy a quitar, quiero una armadura, al menos para ir vestido y parecer alguien realmente importante.
Le entregué la armadura de Umeko, le encargué un escudo y me sobró con el material que tenía para hacerme una armadura articulada de mithril. El dinero no es algo que me importe realmente, pero al oír el precio, me dolió.
El herrero me estuvo explicando las dificultades que tenía el mithril: llevaba más tiempo del normal forjarlo; se necesitaba la ayuda de otro herrero experto, necesitaba alquilar una forja mágica especial de fuego gélido y además, necesitaba dinero para alojarse y comer ese tiempo y también por el trabajo realizado.
Qué remedio me queda... acepté. Me tomó medidas, tomó unas medidas con la armadura que le dejé de Umeko y, cuando me las devolvió, a la noche siguiente, Kyoko se las dejó en el lugar de donde las había cogido evitando así que me siguiese dando la brasa con que le había robado su armadura para olerla y hacer cosas obscenas... ¡Dichosa Umeko! ¿Qué se ha creído que soy? Eso se hace con la ropa interior, no con una armadura. Inculta...
Ah... espero que este sea un día tranquilo. Estoy dando un paseo en solitario porque Kyoko y Bastet están ausentes... seguro que traman algo y Umeko, la verdad es que no sé qué estará haciendo.
Veo a Morin a lo lejos... Parece muy dispuesto a hablar conmigo porque viene hacia mí. Cómo se nota que es el padre de Estel, va a todos sitios con su armadura y su arma.
- Kioshi, me gustaría conversar un momento contigo. – me dice Morin de forma muy educada.
- Claro, ¿qué sucede?
Se puso a mi lado y comenzamos a caminar, sin rumbo.
- Es sobre mis hijas. Me he enterado que las conociste... - me cago en... ¿acaso ha venido a matarme?
- ¡No! ¡Le prometo que no fue nada turbio! Solo protegía a unas amigas y ellas, bueno, estaban allí y...
- No pasa nada. Lo comprendo.
- Ah... ¿sí?
- He tenido una larga conversación con mis hijas y me han puesto al día de todo lo que ha sucedido en esta ciudad; como la noticia de que eres un despreciable elfo. – Eh... esto suena muy raro cuando lo dice con tanta educación... - También sé que Álastar ha apostado por ti, que eres un buen tipo, un poco exhibicionista, – ya empezamos a sacar a relucir mi pasado... - pero un buen tipo, al fin y al cabo.
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¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?
FantasyKioshi es un chico impopular que decidió dedicar su vida a la enseñanza infantil para poder tener una historia de amor con una hermosa profesora. Nada de eso sucedió ya que murió nada más graduarse y se reencarnó como elfo en un mundo de fantasía. G...