Cada día adoro más a Kyoko. En esta ocasión aceptamos una misión para matar muñecos de las nieves. Por lo visto, eran seres mágicos que surgían cuando una variedad de zanahoria salvaje se mezclaba con la nieve, y ese año había muchas zanahorias. Cuando me lo explicaron, me recordó mucho a las trufas; eran raras, difíciles de encontrar y una delicia en términos culinarios, pero aquí había una excepción: la mítica zanahoria roja. Prácticamente imposible de ver... al menos para la gente normal. Nosotros tenemos a Kyoko y su activación impredecible de su aptitud divina.
Fuimos a por los muñecos, nos perdimos durante un día en el que pasamos bastante frío, y al final dimos con un grupo pequeño en el cual había una zanahoria roja...
Nos podrían haber dado una cantidad de dinero impresionante, pero al saber que había sido gracias a Kyoko, le tocó decidir a ella. Vendimos todas las de color naranja y nos comimos la roja. Yo... No sé si es porque desde que soy herbívoro lo verde me sabe mejor, pero aquella zanahoria que me sirvieron en una ensalada... Es la primera vez que se me cae una lágrima de placer al probar algo. Por favor... me llegué a replantear si esto podría ser mejor que los labios de Umeko... ¡Me llegué a replantear ese disparate!
Nada más terminar de comer en la taberna, Vewel nos dejó un papel encima de la mesa y se marchó... Bastet no tardó en cogerlo y leerlo para sí misma.
- Vaya... Qué rápido se ha pasado el año. Ya está aquí el torneo de invierno de artes marciales. – dice Bastet mientras Kyoko se asomaba para leer.
- Wooo, un torneo. Eso es donde mucha gente se junta para hacer algo, ¿no? – pregunta Kyoko.
- Sí, para competir.
- Quiero ir a verlo.
Bastet me entregó el papel y lo cogí para que Umeko lo leyese conmigo.
- Este año va a ser especial. – dice Bastet – Seguro que te lo pasas bien, cariño. Va a venir mucha gente de lejos.
- El centésimo aniversario... - digo – sí que es antiguo este torneo.
Veo que Umeko me señala el final del documento con la mano.
- ¿Has visto eso?
- ¿Ah?
Pero... ¿Qué recompensa es esta? ¿Podría ser menos conveniente?
- El ganador, además de recibir treinta millones y el título de campeón, obtendrá como premio clases particulares impartidas por el Sumo Pontífice, el mejor artista marcial del mundo. – leo en voz alta. – El segundo puesto tendrá un premio de quince millones y el tercero de cinco millones.
- ¡Es perfecto para ti! – me dice Umeko – Así podrás aprender a pelear.
¿Tan evidente es que no sé pelear? Esto era algo que no se lo había contado a nadie, pero ya veo que es un secreto a voces...
- Oye... ¿a que te refieres con que aprenda a pelear?
- Cuando combatiste contra Leónidas me di cuenta de que no tenías ni idea de combatir. Tienes mucha fuerza, pero no sabes cómo usarla.
- ¿Como el héroe Arínel? – añadió Bastet.
- ¡Sí! Eres como él. Nació con unos atributos físicos sobrenaturales, combatió contra cientos de enemigos y siempre se negó a aprender a pelear. Según él, ya sabía... pero en el momento que se enfrentó a un enemigo de verdad, a uno que sabía pelear, fue derrotado y murió.
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¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?
FantasyKioshi es un chico impopular que decidió dedicar su vida a la enseñanza infantil para poder tener una historia de amor con una hermosa profesora. Nada de eso sucedió ya que murió nada más graduarse y se reencarnó como elfo en un mundo de fantasía. G...