- ¡¿Quién eres tú?! – gritó Selin entre lágrimas mientras empuñaba su arco de nuevo.
- Todos sabemos que no vas a usarlo. Suéltalo y conversemos como personas civilizadas que somos.
Álastar me ayudó a ponerme en pie y me cauterizó las heridas con una aptitud especial. Pude ver cómo aparecían varios rasguños en su cuerpo al curarme, pero nada grave.
- ¡Kioshi! – escucho gritar a Kyoko justo antes de recibir un fuerte abrazo. – Siento no haber podido hacer nada para ayudarte... solo conseguí alertar al señor mayor...
- Oye... tengo nombre. – dice Álastar.
- Gracias... - digo intentando ocultar mis lágrimas pasadas. Miro a una Selin aturdida. - ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué siempre tienes que ser tan terca? Si no me quieres escuchar a mí, por favor, escucha a Álastar o a Kyoko.
Álastar dio un paso al frente.
- Haced el favor de escucharme o tendré que verme obligado a hablar con el rey para que empiece por quitarte el empleo, Helen. Que las fuerzas del orden ataquen a un ciudadano inocente no está dentro de tus obligaciones.
Puff... miro la escena y me doy cuenta de lo que me he librado... Helen parecía estar realmente avergonzada al tener delante a Álastar que, a pesar de no trabajar para él, sabía que era una autoridad notable.
- ¿Tú eres el sumo pontífice? – pregunta Selin.
- Exacto.
- ¿Tú eres el que dice que la resurrección existe?
- Sí.
- ¿Y por qué no la usas sin más? ¿A qué estás esperando para usarla?
- Las cosas no funcionan como crees.
- ¿Y cómo funcionan? – noto cierta incredulidad en sus palabras.
- Primero dime qué quieres saber y luego hablaremos de detalles.
- ¿Cómo puedo fiarme de ti?
- En el fondo estás deseando escuchar lo que tengo que decir, lo que tenemos que decir, si no, ¿por qué ibas a seguir aquí? Nadie te obliga a quedarte.
- No voy a dejar a mi hermana tirada después de esto.
- ¿Siempre tienes excusa para todo?
- Quiero castigo para el monstruo que le hizo eso a mi pueblo y saber por qué habéis mentido a todo el mundo.
- El hombre al que buscas se llama Anthony.
- Anthony desapareció y no se le ha vuelto a ver... Dices lo mismo que dijeron los que fueron a por él.
- Normal, porque fui yo quien los envió.
- Créete lo que te dicen por una vez. – añado – Fue Anthony.
Selin me miró con una mezcla de enfado y confusión. No parecía creerme, pero tampoco parecía no creerme. Dudaba y se le notó por el tiempo en el que tardó en contestar.
- Y... eso de resucitar... ¿se puede de verdad?
- En sí el conjuro lo puede lanzar una persona, pero está archivado en un lugar para el que necesitamos la autorización del círculo interno además de la mía. Kioshi tiene actualmente el favor de dos miembros y los otros dos no tardarán en ponerse en contacto con él. Todo este tiempo ha estado haciendo méritos para llamar su atención y ahora que lo ha conseguido, solo toca esperar. – explica Álastar.
- ¿Se puede de verdad?
Noté que tenía que hacerlo y, a pesar de estar herido, tomé la delantera y me acerqué a Selin. Me apuntó de nuevo con su arco, pero esta vez temblaba demasiado. Le agarré las manos.
- Cuando me lo dijeron por primera vez yo... Cuando sucedió... eso, noté cómo algo había muerto en mí y, al escuchar que podía resucitar a los niños, sentí un alivio que ambas estáis bloqueando. ¡Se puede resucitar! ¡Existe ese conjuro! Me he informado y mi compañera está al tanto de esa proeza. Si no me creéis, si pensáis que yo he sido el causante de todo esto, por favor, hablad con mi compañera. Casi la matan por descubrir la verdad sobre Anthony y sabe todo lo que hay que saber sobre la resurrección.
- Entonces... ¿no fuiste tú?
- Mira que eres terca... ¡Claro que no he sido yo! ¿Crees que voy a eliminar de mi vida a la gente con la que juego a "que viene el pervertido"?
- Yo... yo...
- No quiero que sientas nada. Solo habla con Umeko y estarás más que perdonada.
- No iba a decir eso...
- ¿Ah?
- ¿Por qué te has dejado ganar? ¿Sabías que no podría hacerlo?
- Ah... Fuiste la primera persona a la que conocí; hemos vivido juntos y nos hemos ido de aventura juntos... Sé lo terca que eres y sabía que solo poniendo mi vida en tus manos atenderías a razones...
Reconozco que en ciertos momentos mi forma de hablar me mete en más problemas de los que hubiese estado si me hubiese quedado callado, pero en otros momentos, como es en este, me enorgullece haber improvisado esa última frase porque no sabía con certeza si me iba a matar o no... Menos mal. Nos fuimos de allí tras haber vivido uno de los peores momentos de mi vida en ese mundo.
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¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?
FantasiaKioshi es un chico impopular que decidió dedicar su vida a la enseñanza infantil para poder tener una historia de amor con una hermosa profesora. Nada de eso sucedió ya que murió nada más graduarse y se reencarnó como elfo en un mundo de fantasía. G...