Dichosos dioses...

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¿Por qué acabo odiando a todos los dioses que conozco? O, al menos, ¿por qué los odio tanto al principio? ¿Por qué tienen que comportarse de esa manera? No sé qué pasará con Bastet ni si en algún momento se me pasará mi frustración con ella, pero...

Estoy ahora mismo en el gremio, acompañado por Kyoko, viendo cómo come con su habitual entusiasmo. Creía que me iba a encontrar con Umeko también, pero me la encontré más tarde de la peor manera posible.

Era muy, pero que muy raro ver a Umeko con el ceño fruncido, parecía enfadada, aunque cuando vi que iba acompañada de una Bastet aparentemente tímida y asustada... Me estoy temiendo lo peor...

Umeko da un golpe en la mesa para llamar mi atención, aunque ya la tenía de antemano.

- No me puedo creer que fueses capaz de algo así... - me dice Umeko – En el fondo pensaba que todos tus traspiés habían sido malos entendidos o desafortunados accidentes, pero ya veo que me engañaste.

- ¿De qué estás hablando? Y ¿qué hace ella aquí? – pregunto a ver si me entero del porqué de esa acusación tan repentina.

- ¿Que qué hace aquí? Amuria se enteró de que viajaba contigo y me buscó a propósito para solucionar todo este asunto sin meter a la guardia de por medio.

- ¿Amuria? – miro a Bastet - ¿Te refieres a Bastet?

Bastet hizo un claro movimiento para hacerse la víctima y... Ah... ¿Qué mierda le ha contado a Umeko?

- ¿Cómo te atreves a llamar así a alguien? Después de lo que intentaste hacerle... ¡qué poca vergüenza...! Mostrarle que eres un elfo, amenazarla e intentar forzarla para que... para que hiciese lo que no quería... Creía que eras un buen hombre, Kioshi, pero esto...

- ¡¿AH?! ¡Yo no he hecho nada de eso!

¡Será...! Me levanté de golpe. Al alzar la voz vi que atraje la mirada de algunos aventureros... Calma Kioshi, hazla entrar en razón y explícale todo con detalle. Tiene que haber algún motivo para que esta mujer me acuse de esta forma. Me volví a sentar.

- En el fondo creo que eres un buen hombre... - dice Bastet – Me olvidaré de todo si me ayudáis con un problema que tengo.

Chtss... Dichosa Bastet. No me puedo creer que sea tan rastrera y mentirosa. Tener que recurrir a una acusación falsa de ese estilo para conseguir lo que quiere... Cómo te odio ahora mismo...

- Deberías estar eternamente agradecido con ella. Después de lo que me contó, que aún quiera viajar contigo, y yo...

- ¿En serio piensas que he podido hacer algo así? ¿Cuánto tiempo llevamos viajando juntos?

- ¿Cuántas cosas pervertidas han pasado por tu mente? ¿Cuántas veces te has... desnudado delante de mí?

- Ah... - mierda, me está dando argumentos reales... - ¿Y qué que pasase eso? De ahí a forzarla es algo totalmente diferente.

- Piensa por una vez en tus alumnos. ¿Qué pensará Álastar si se entera de esto?

Dichosa Umeko... a veces pienso que es idiota. Me está cabreando de verdad. ¿Por qué se cree todo lo que le dicen? ¿Tan ingenua es?

- ¿Álastar? – pregunta Bastet. - ¿Estáis bajo el punto de mira del sumo pontífice?

- No exactamente. Necesitamos ganarnos su favor, que la gente hable bien de nosotros. – dice Umeko.

¿Un mundo de fantasía sin un Rey demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora