Mi café favorito es el de tus ojos ☕ (Jace Norman y Tú)

Capítulo 46

Narra Harper

-Tengo buenas noticias para ti- me detuvo Félix antes de salir y voltié- Le hablé bien de ti a un productor que conocí en el último proyecto que hice, me dijeron que si les gustaba lo que hiciste en Henry Danger te contratarían para una película.

-Wow, es genial, gracias- contesté.

-No suenas entusiasmada.

-Lo siento, hoy fue un día largo y tedioso. Ni siquiera pude mirar el teléfono.

-Psicología te está ocupando mucho tiempo.

Solo asentí. Ya habían pasado bastantes meses y finalmente me había decidido por una carrera: psicología. La venía estudiando desde entonces y estaba siendo más difícil de lo que creí.

Salí afuera y ví a Conner con su auto, me subí y fuimos hasta mi casa. Tarde o temprano, iba a decirle a Jace sobre ese beso extraño y nada significativo que tuve con él. Lo hice, él no se enfadó exactamente, entendió y me dijo que él tuvo una especie de impulso por hacer lo mismo con alguna chica. Quizás hubo tensión unos días, pero nada mayor, ya estábamos completamente bien.

Entré a mi casa y ví a mi abuelo en el sillón con un crusigrama.

-Estrellita- me llamó- "Celebración o fiesta con que se conmemora un día en específico, un día especial".

-Aniver... sario- corté la palabra a la mitad al darme cuenta y querer morir- ¡Mierda!- exclamé, fui corriendo a mi cuarto y agarré mi celular.

Yo: No tienes idea de cuanto lo siento.

Estaba desesperada, me sentía mal, me sentía una estúpida. Hoy era nuestro aniversario de un año y habíamos arreglado para salir.

Escuché una risa del otro lado y me quedé confundida.

Jace: Sin ofender, pero sabía que lo olvidarías. Últimamente, tu mente está en cien lugares a la vez.

Respiré aliviada. Lo amo.

Yo: No debería olvidar algo tan importante.
Jace: Estás a tiempo, tendría que pasar por ti en una hora.

☕☕☕

-¿Qué hacemos en la cafetería?- pregunté al ver que estacionó ahí.

-En serio no te gustan las sorpresas- comentó sonriendo y se bajó del auto. Hice lo mismo y lo seguí.

Jace abrió la puerta, ¿cómo? Me tomó de la mano y me guió hasta adentro.

-No es que no me gusten las sorpresas, me ponen ansiosa y eso me molesta. Y esta vez, no es la excepción- contesté finalmente y él soltó una risa.

Subimos las escaleras que llevaban a la terraza. Siempre Félix dijo que le gustaría poner mesas allí, pero que nunca fue necesario.

En esta ocasión, había luces y una mesa con sillas.

-Pensé que como aquí nos conocimos y tuvimos nuestro primer beso, sería especial- dijo Jace y yo simplemente lo miré. Estaba sin palabras.

-Es... perfecto- solté y me acerqué a él para darle un abrazo.

Ambos nos sentamos y me quedé mirándolo tratando de descifrar cómo organizó todo esto.

-¿Que vamos a...

-Hola, soy Hannah y seré su mesera está noche- me interrupió mi amiga apareciendo junto a la mesa. Ahí estaba el como- No se aceptan comentarios- agregó mirándome y me reí.

Hannah ya traía dos platos de pasta para ambos y luego se fue.

-¿Cuánto le tuviste que pagar?- pregunté.

-Mucho- respondió- Pero lo vales- agregó y me guiñó un ojo.

-Antes de que lo olvide- recordé y busqué algo en mi bolso- Ten- le extendí una caja mediana y él algo sorprendido la agarró- Lo tengo hace como una semana, me aseguré de comprarlo con tiempo.

Él la abrió y sonrió.

-Harper... No tenías que...

-Sé que hace mucho estás buscando ese reloj, lo ví y... no pude no comprarlo.

Jace lo sacó de la caja y lo puso en su muñeca.

-Me encanta, gracias- sonreí. Él metió una mano en su bolsillo y también sacó una pequeña caja y se levantó.

-Cierra los ojos- pidió y lo hice. Pocos segundos después, sentí sus dedos en mi cuello: un collar- Ábrelos- volví a hacerlo y ví el dije: las caras triste y feliz del teatro en dorado.

-¡Lo amo!- exclamé- Gracias.

-Yo te amo a ti.

Me levanté también y me acerqué a él para abrazarlo por el cuello.

-También yo- respondí y lo besé.

Después de un año de salir con él, el sentimiento que tenía al besarlo era exactamente el mismo, y eso era todo para entender que solo lo quería a él para siempre, y que nada podría nunca cambiar eso.

O, al menos, eso espero...