Capítulo 4

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Narra Harper

-No le pusiste azú...

Mi abuelo dejó de hablar en cuanto me vio tomar el café solo, nunca lo tomaba así, siempre le ponía chocolate o mucho edulcorante. Pero no me importaba, no había podido dormir casi en toda la noche, no por algo en particular, pero, cada tanto me agarra un ataque de insomnio sin razón.

-Lo necesito asi- le respondí.

Coki se subió arriba de la mesa de un salto y al ver que no había realmente comida se bajó algo decepcionada y se acostó en su cucha. Suertuda.

-¿Por qué no te tomas el día?- me preguntó.

-No puedo- contesté- Ya llego tarde lo suficiente, no puedo tomarme el lujo de pedirme el día porque si.

Volví a mi habitación para buscar mi mochila, cuando salí escuché a mis padres discutiendo en la de ellos. Sé que no debería espiar, pero ellos no discutían nunca, quería saber que pasaba.

-Tiene que estudiar algo- dijo mi papá.

-Lo está- contestó mi mamá.

-Mirar series y anotar cosas no es estudiar, mirar detrás de escena de una película no es estudiar- explico el- Necesita una carrera de verdad.

¿Están hablando de mi?

-Va a clases de teatro- aclaró mi mamá

-Puede tener la actuación como un hobby, la voy a apoyar al cien por cien- respondió él- Pero si no empieza a estudiar algo pronto, va a terminar trabajando en una cafetería para siempre.

Con ese hermoso comentario me fui hasta la puerta y salí de mi casa. No podía creer que las personas que decían que más me apoyaban hablaban a mis espaldas de que no iba a lograr nada.

No lloré, porque, la verdad es que hasta yo había empezado a dudar de mi.

-Tienes que leer el libro que estoy leyendo- Amy apareció a mi lado y empezó a caminar conmigo- Es tan increíble, te hace pensar...

-¿Crees realmente algún dia seré una actriz famosa?- la interrupí. Mi amiga estaba sorprendida- La verdad.

-Sé que es complicado, pero tu eres talentosa y en serio estás luchando por ello- respondió- Lo creo.

Di una media sonrisa y llegamos a la cafetería.

-Hoy vanilla machiatto viene a la tarde, ¿no?

Asentí mientras abría la puerta. No sabía porque, pero los jueves no venía en la mañana.

☕☕☕

Dos órdenes mal, me quemé con café, me manché el uniforme con crema, un cliente me habló muy mal y casi ni tuve propina. Si hubiera llegado tarde estaría completa.

Lado bueno: no quedaba ya nadie y vanilla machiatto estaba por llegar.

Como si lo hubiera invocado, apareció en mi vista y se sentó donde siempre. Supongo que también puede pasar humillarme a mi misma frente a él.

Me puse a hacer su café y di un suspiro.

-Yo ya me voy- me dijo Amy- Pero, hablamos a la noche, sé que no tuviste un buen día.

-Si, está bi...- paré de hablar.

Claro que el universo no iba a dejarme pasar ese día sin algo más, ese algo más era Emily Cummings. Estaba sentándose afuera junto a dos chicos y una chica.

Amy voltió, vio lo mismo que yo y volvió a mi.

-La atiendo yo, en serio, no pasa...

-Solo vete, Amy- la interrupí.

Emily había ido a nuestra escuela, me había hecho la vida imposible los dos últimos años de secundaria, más que nada por una razón específica que Amy sabía perfectamente.

-Pero...- empezó mi amiga.

-No es como que este día pueda empeorar mucho más. No me importa ni ella ni sus amigos, voy a estar bien.

Mi amiga, algo dudosa, se fue de la cafetería.

Di otro suspiro mientras miraba al techo, quizás rezándole a Dios que moleste a alguien más.

Agarré el vanilla machiatto y salí afuera. Le dejé el café y, antes que pudiera decir algo, me acerqué a la mesa de Emily.

-¡No puedo creer que trabajes aquí!- me dijo "sorprendida" con una sonrisa- Ha pasado mucho tiempo. Es el destino.

-¿Qué van a pedir?- pregunté. No tenía tiempo para las burlas de Emily.

-¿Qué tienes que no tenga azúcar, ni carbohidratos, ni grasa?

-Agua- respondí algo sarcástica.

-Yo te quiero a ti, ¿es posible?- me dijo uno de los chicos "coqueto". Estoy a punto de golpearlos a los cuatro.

Sentí a alguien a mi lado, su aroma me inundó, nunca estuve tan cerca de vanilla machiatto.

-Te pasaste- le dijo el algo enojado.

-Tranquilo, bombón, es una broma- le dijo Emily riéndose. No, no, no, Harper, no llores, eso es lo que quiere- Lo siento, ¿es tu novio?- siguió "sincera" al ver mi cara- No queremos que eso se repita, ¿o si?

Lo dijo.

Entré a la cafetería de nuevo y me metí en la cocina. Me senté en el piso contra una estantería y el llanto salió solo. No podía creer como todo podía pasar en menos de 24 horas.

La puerta de la cocina se abrió y miré quién era: vanilla machiatto.

Humillarme frente a él, check.

-No deberías estar aquí- le dije mientras me secaba las lágrimas.

-Y tu no deberías llorar por tarados como ellos- me contestó mientras se acercaba a mi- Los eché, me imagino que no los quieres como clientes.

-Nunca los quise como nada- respondí.

Él se sentó a mi lado. Otra vez ese rico aroma.

-¿De dónde los conoces?- preguntó.

-La escuela- contesté- Creeme que no estoy así por su comentario. Solo... fue la gota que rebalsó el vaso, hoy tuve un muy mal día desde que me levanté.

-Entiendo- respondió- ¿Tienes mascota?- agregó.

-Si- contesté algo dudosa.

-Si tengo un mal día, paso tiempo con mi perro, es mágico como todo se va- explicó- Quizás también te funcione.

Le sonreí y él hizo lo mismo. Se levantó y me extendió la mano. La tomé y, por primera vez en el día, una linda sensación me invadió.

Mi café favorito es el de tus ojos ☕ (Jace Norman y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora