Capítulo 1

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Narra Harper

-Estrellita...

-Lo siento, abuelo, llego tarde- lo interrumpí entrando a la cocina a la velocidad de la luz.

Gracias que estaba vestida con el uniforme, solo era una camiseta con el nombre de la cafetería y jeans. Estaba a medio peinar pero con los dientes lavados y, digamos, lo suficientemente despierta para vivir.

-Es un segundo, tu eres buena en esto- continuó.

-Ok, suéltalo- respondí mientras abría el refrigerador.

Agarré una porción de pizza que había quedado de anoche y empecé a comerla.

-Se encarga de estudiar la relación entre números, letras y signos- me dijo mientras mordía su bolígrafo.

Mi abuelo hacía crucigramas todo el tiempo que podía, más que nada, cuando desayunaba. Él vivía con nosostros desde ya hacía seis años y yo no podría estar más feliz con eso.

Mis padres aparecieron en la cocina y se sorprendieron al verme.

-¿No deberías estar en el trabajo?- preguntó mi mamá.

-¡Si, ya lo sé!- exclamé con la boca llena- Ya me iba.

Saludé a mi gata acostada en el sillón y me dirigí a la puerta.

-Puedo llevarte, tengo tiempo- dijo mi papá mirando su reloj y se acercó hasta mi.

-Gracias, gracias, gracias- contesté abrazándolo- Adiós, mamá.

-Adiós.

Cerré la puerta y bajé los escalones. Me detuve y volví sobre mis pasos, abrí la puerta otra vez y me asomé.

-¡Álgebra!- grité- De nada, abuelo.

Me subí al auto lo más rápido que pude y mi papá arrancó.

-¿Qué te quedaste leyendo esta vez?- me preguntó.

Rebolié los ojos.

-No fue un libro, miré una pelicula- respondí.

Siempre me dormía tarde y, por lo tanto, me quedaba dormida al posponer la alarma más de lo que el teléfono me permitía. O leía o miraba series o películas.

-Tienes todo el fin de semana para eso. Tienes que dormir.

-Y tengo que estudiar también- contesté- Para estudiar actuación, miro películas, series, analizo lo que hacen los actores, como se meten en el papel- expliqué- Lo creas o no, con mirar una película adquiero mucho conocimiento.

Eso era lo que yo quería, actuar, quizás cantar también, no quería otro trabajo, no me gustaba ninguna otra cosa. Y, afortunadamente, tenía una familia y amigos que me apoyaban en eso al cien porciento.

Mi papá, estacionó el auto, me despedí y me bajé de este. Él se fue y caminé pocos metros a mi lugar de trabajo: la cafetería Félix's.

Aunque mis padres me apoyen, no querían que si no iba a la universidad no hiciera nada. Desde que tengo 14 años voy a clases de teatro con uno de los mejores profesores posibles, Félix, cuando comenté sobre tener que conseguir un trabajo él me dijo que tenía un restaurante y que necesitaba personal, así que, no dudé en tomar el puesto.

Miré una mesa de afuera Inconscientemente. No está, ya debería estar, pensé.

Entré a la cafetería y un delantal aterrizó en mi cara.

-Como tu jefa ya debería despedirte- agarré el delantal y me lo acomodé en la cintura. Vi a Hannah de brazos cruzados del otro lado del mostrador- Pero, como tu amiga, le mentiría a la jefa diciéndole que tuviste un problema familiar, así que... supongo que aún tienes tu empleo.

-Lo siento, en serio, lo siento- le dije- No llegaré más tarde, lo prometo.

-Si llegas más tarde te pierdes a vanilla machiatto- acotó Amy sacando un libro de su vista riendose- Y no creo que quieras eso.

Rebolié los ojos.

Vanilla machiatto era un chico rubio que se sentaba afuera siempre en el mismo lugar todos los días en la mañana, solo. Siempre pedía lo mismo, un vanilla machiatto, no sabía su nombre así que así es como le decía. Era tan, tan lindo, nunca le había hablado de ninguna manera especial, solo conversación mesera-cliente.

-¡Hey!- exclamó Hannah mirando a Amy- Para ti es lo mismo, deja de leer y trabaja.

Hannah era mi jefa, pero de tanto pasar tiempo justas nos hicimos amigas, grandes amigas. A veces nos juntábamos las tres después del trabajo a hablar de cualquier cosa, era un poco más grande que nosotras pero eso nunca se interpuso.

Amy es, creo, la única amiga que me quedó de la secundaria. Le gustaba leer tanto como a mí, pero estábamos en una situación nada similar. Ella estaba estudiando letras y literatura en una universidad y trabajaba para ayudar a sus padres a pagar la escolaridad. Sabía exactamente lo quería y cuando lo quería.

Caminé hasta el otro lado del mostrador y empecé a hacerme un café, sin café no sé cuánto aguanto.

-Haz el vanilla machiatto- comentó Amy.

-Deja de molestar- respondí.

-Hablo en serio, hazlo porque ya está aquí.

Me di vuelta y lo ví a afuera, suspiré y puse hacer ambas cosas.

Terminé de hacer los cafés, tomé un sorbo del mío y lo dejé a un costado. Agarré el café del chico y fui hasta afuera.

No, no era raro que supiera que llevarle, venía aquí hace ya mucho tiempo. Nos "conocíamos".

Estaba mirando al menú, nunca miraba al menú. Cuando puse el café en la mesa levantó la vista y me sonrió. Dios, no sonrías, no quiero morir.

-Gracias- me dijo y le devolví el gesto- ¿Qué me recomiendas para comer?- agregó.

-La vainilla va bien con el chocolate- respondí.

-Entonces, ¿me traes un pastel de chocolate?- preguntó y asentí.

-¿Cuál?

-El que quieras- contestó- Confío en ti.

Sonrió otra vez mientras me miraba. Todo era perfecto en él. Esos ojos marrones, si esos ojos fueran un café, lo probaría.

Mi café favorito es el de tus ojos ☕ (Jace Norman y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora