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—¿Por qué tienes globos en las bubis? Ah qué no tienes bubis. —Se burló Takeomi.

—Callate o les digo a todos lo que pasó con Waka.

—Hija de mi santa madre. —Gruñó tomando unas tijeras para picar los globos haciéndolos explotar. —Ijole, se te ponchó el desarrollo.

—¡Algún día me van a crecer!

—No creo, hasta Senju tiene más que tú.

Miré a Senju, y luego miré mis limoncitos.

—Maldita inmundicia.

—No le hagas caso, solo quiere molestarte. —Me dijo Sanzu. —Pero creo que es mejor que no tengas muchas, así puedes acostarte boca abajo, Senju no puede.

—¡Sanzu! —Chilló Senju y Sanzu se rió.

—¿No ibas a ir de nuevo con tus amigos? —Me pregunto papá.

—Ah, ¿Ya me estás corriendo?

—Pues sí, así nos alcanza más la comida. —Dijo obvio.

—¡No seas payaso! —Lo regañó mamá. —Pero si quieres vete ya, porque no hay comida.

—Ay son bien gachos. —Hice puchero.

—Corre vete, al fin nosotros iremos a ver a la abuela.

—¡NoOooOo! ¡Suran llevanos contigo! —Exclamaron todos.

—Jijiji, se la pelaron. Adiós mami, que la abuela los trate bien.

Salí de la casa yendo hacia mi auto, subí a éste y arranqué.

Al parecer hoy sería la pelea contra Valhalla, vería a los chicos hasta allá en la chatarrería.

Pero estaba indecisa si llevar el auto hasta allá. Capaz y pensaban que era otro de la chatarrería y me lo trataban mal.

Decidí estacionar el auto al otro lado de la calle, pero enfrente, ¿Se entiende?

Estaba esperando en el auto, pero pronto vi a Pato recargar su gran trasero en las puertas.

—Tengo que hacer algo, sino él morirá, ambos morirán y valdrá queso todo mi esfuerzo. Agh, no sé que hacer.

Bajé la ventanilla.

—¿Quién va a morir Takemichi?

—¡Aaahhh! Suran, ¿Qué haces ahí?

—Es mi auto, sube, tenemos que hablar.

Él subió más de fuerza que de ganas.

—¿Me dirás?

—Como lo sé no es lo importante, pero Baji va a morir en manos de Kazutora, y Kazutora morirá en manos de Mikey. Por favor no me preguntes ahora, estoy nervioso y estresado.

—Está bien, no te voy a presionar. Mira, ya están llegando.

Ambos salimos del auto y comenzamos a caminar, Chifuyu se ofreció a ir con Pato para mostrarle los exteriores.

—¿Estás lista? —Me preguntó Kisaki poniéndose a mi lado.

—La verdad no, pero no se trata de si estoy lista o no. —Sonreí. —Vamos a ganars.

—Me agrada esa actitud. —Dijo acomodándose las gafas.

—¿No será un problema en la pelea? —Señalé las gafas.

—Aún puedo ver un poco sin ellas, estaré bien. —Dijo y yo asentí.

—Suran, ¿Quieres pelear? —Me preguntó Kenchin.

—¿Qué pregunta pedorra es esa? ¡Ya quiero patear traseros! Omi y Waka me enseñaron mucho en estos días.

—Pues espero que eso que aprendiste nos ayude en algo. —Dijo Mucho.

—Claro que va a ayudar, es Suran de quién hablamos. —Dijo Sanzu y yo sonreí feliz.

—¿Cómo te escapaste de ir a ver a los abuelos?

—Le dije a mamá que iba al baño, y me salí por la ventana. ¿Tú porque traías globos en la mañana?

—Quería sentir lo que era tener pechonalidad, no funcionó.

No había pasado mucho cuando presentaron a las pandillas y nosotros pasamos. Claramente los espectadores y los de la otra pandilla se sorprendieron de ver a una chica.

Su envidia alimenta mi ego.

Kenchin y el tal Kazutora pasaron al frente, junto con un tipo de blanco. Estaban hablando y de pronto Kazutora le soltó un puñetazo a otro tipo.

Y ahí comenzó la pelea.

Corrí hacia los que se me hacían más mensitos del Valhalla y los derribé para después darles un fuerte puñetazo y noquearlos.

A otro le di una patada voladora y de puro churro no me caí.

—¡Suran, a tu derecha!

—¡No mames no me sé esas cosas!

Solo atiné a agacharme haciendo que el chico tropezara conmigo y cayera de puritito hocico.

Saqué los anillos que tenía en mi chaqueta de la Toman, ay que bonito, y me los puse.

Vi a Sanzu golpear con ambas manos la cara de alguien, y quise imitarlo.

No les voy a mentir, ¡Soy genial! Diva, potra, tsunami, perra, loca, terremoto, maremoto.

Para rematar le solté un puñetazo y luego una patada. Un tipo me sujetó del brazo y pronto otro llegó para darme un puñetazo en el estómago. No permití que eso me detuviera y los empuje a ambos.

—¡Mikeeeeyyy! —Todos escuchamos el grito de Kenchin, dirigí mi mirada a la montaña de autos, ahí estaba Mikey tirado.

Pronto Mikey se levantó, aliviandonos a todos, pero entre los dos tipos que acompañaban a Kazutora, lo sujetaron y Kazutora comenzó a golpearlo con u...

—¡Puta madre, avisen que vienen en bola! —Exclamé soltandome del agarre de los dos chicos.

—¡Serás nuestra perra!

—¡Chinga tu madre!

—¡Lenguaje! —Exclamó Mitsuya.

—¡La tuya por si acaso!

—¡Suran, por aquí! —Exclamó Kisaki.

Me escabullí entre todos y corrí hacia donde estaba él, ambos subimos por la montaña de autos para llegar hasta Mikey quién estaba de rodillas pero ya sin nadie a su alrededor.

—¡Es nuestra oportunidad! —Exclamó un tipo de cubrebocas.

Saqué la mayor rapidez que tenía mi cuerpo, salté cuál conejo y apenas llegué a la cima, le lancé una patada al tipo que iba a a golpear a Mikey.

—Sobre mi cadáver puto. —Gruñí.

—Capitanes de la sexta división de la Tokyo Manji Gang, nosotros protegeremos al comandante. —Dijo Kisaki.

—¡Eso es todo, Suran! —Exclamó aliviado Mitsuya.

—Suran, a partir de ahora, me encargo yo. —Me dijo mirándome de reojo. —Tú ve por Mikey.

—Si señor. —Dije divertida y fui con Mikey. —Maicol, ¿Me escuchas? ¿Me oyes?

—Necesito... un descanso. —Murmuró cerrando los ojos.

—Solo no vayas a dormirte. —Le dije.

Tomé de mi bolsillo un pedazo de papel y limpié su frente.

De un momento a otro, Baji había subido corriendo y le dio un palazo a Kisaki dejándolo K.O.

—¡Baji! —Exclamé.

—No te metas Suran, no es contigo. —Gruñó.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora