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Otra vez estuve en la pendeja y nadie me dijo nada. Mochi no es de Kanto, es de Rokuhara Tandai. 😩
Pero equis, finjamos que siempre estuvo en Kanto, ¿Oc? Oc.

—Chuchugua chuchugua chuchuguaguagua. —Canté mientras sujetaba a Mochi por la cintura.

—No puedo creer que hayas golpeado salvajemente a alguien y ahora quieras ir al parque de diversiones. —Dijo Mochi mirándome.

—Sabes que es así. —Dijo Koko virando los ojos. —Sigue energética incluso después de haber golpeado a alguien. Ah pero no se haya dormido doce horas porque sigue teniendo sueño.

—Callate y gana un unicornio para mí, corre, corre. —Le dije dándole empujoncitos.

—Ya voy. —Gruñó y se fue hacia el puesto de tiro al blanco.

—Y tu, gigantón, ve por un algodón de azúcar, que sea rosa porque el azul no me gusta mucho.

—Pero es lo mismo, saben igual. 

—Tu ve por uno rosa. —Dije. —Yo iré a ver qué juegos están más libres.

—Te veo aquí entonces. —Señaló y yo asentí.

—Si hombre, corre.

Estaba caminando tranquilamente hasta que vi a Choji, uno de los chicos de Rokuhara, me pareció raro pero lo dejé pasar.

Pero después me pareció sospechoso ya que comenzaban a juntarse los miembros de Rokuhara con Choji, y todos tenían su uniforme con un cubrejetas, digo cubrebocas.

Los fui siguiendo de lejitos, viendo cada movimiento hasta que entonces noté un pequeño gran detalle.

Tenían un arma.

—¿Qué dem...? —Alguien me había tapado la boca y me asusté creyendo que ya me habían cachado.

—No digas nada. —Esa voz, ¿Será? ¿Podrá? ¿Quizás?

—¿Kenchin? —Lo miré sorprendida cuando me soltó.

—Es bueno verte de nuevo. —Dijo con una sonrisa.

Quise chillar de felicidad pero me contuve y sólo la abracé, tampoco podía saltar porque para mí desgracia llevaba tacones. Hasta me sorprende no haber sido descubierta por el sonido de los tacones.

—¿Viniste con alguien? —Preguntó.

—Sip, con Koko y Mochi, ¿Tú con quién?

—No vine con nadie, Inupi me llamó de último momento.

—¿Se van a ver aquí? —Ladeé mi cabeza confundida.

—No, los de Rokuhara Tandai vinieron por Takemicchi.

—¿Ah? ¿Pato está aquí? —Cuestioné sorprendida.

—Si, está con Senju.

Automáticamente mi expresión cambio, gruñía y vire los ojos.

—Te has hecho muy enojona, ser la mano derecha de Mikey no es un trabajo fácil eh. —Dijo burlón mientras se cruzaba de brazos.

—No es por Mikey, o ser su mano derecha, odio a Senju con toda mi alma y si por mi fuera la mataría. Quizás si tratan de asesinar a Pato ella se entrometa y entonces la maten por fin.

—Deja de decir estupideces, no sabes lo que hablas.

—Claro que lo sé, si para ellos fue muy fácil arruinarme como hermana e hija para mí es muy fácil desearle la muerte a alguien.

—Tu... Mierda. —Kenchin corrió hacia donde se habían ido y yo lo seguí corriendo.

Ariana Grande corriendo con tacones me la pela, yo soy mejor.

Kenchin se iba a interponer entre el tipo que tenía el arma y Pato, pero corrí tacleando a Choji y el disparo fue hacia otro lado.

—¿¡Qué mierda!?

—¡Cuidado con donde disparas imbécil! —Exclamé soltandole un puñetazo en la cara. —¿Estás bien Kenchin?

—Si. Takemicchi, ¿Están bien?

¿Ah? Me esforcé demasiado por correr en tacones, ¿y él se preocupa solo por esos imbéciles?

—¿Suran? —Habló Senju abajo de Pato.

—¡Tú, maldita perra! —Exclamó alguien tomándome del cabello y jalandome haciéndome caer de espaldas, el tipo me soltó una patada en el estómago.

—¡Suran! —Exclamó Kenchin tratando de acercarse pero no se lo permitieron.

—¡Tenían un maldito trato Rokuhara y Kanto! —Exclamó Choji. —¡Vas a pagarlas, pequeña Suté!

Abandonada, esa maldita palabra cada que podía llegaba a mi cabeza y se quedaba ahí sin pagar renta.

—¡Suran! —Exclamó Senju viendo como dejaba que ellos me golpearan. —¡Muévete, haz algo!

Sólo sentía las patadas de los tipos, en mis piernas, espalda, estómago y cara, no hice nada para evitarlo, no quería evitarlo.

—¡Suran! —Exclamó Mochi llegando.

Tanto Koko como él y Kenchin derribaron a los de Rokuhara y corrieron a verme.

—Suran, háblame. —Pidió Koko desesperado.

—Suran, di algo. —Exclamó Kenchin.

—Esa perra y el imbécil ese me pusieron un pendejo apodo. —Gruñí empujandolos para después levantarme por mi cuenta. —Suté, Suté, Suté, ¡Y una mierda Senju!

—¿D-De qué hablas? —Preguntó asustada.

—No te hagas la maldita santa, porque no te queda, y no te queda que te hagas la víctima porque tampoco te queda. —Bramé.

—Suran, vámonos, ya viene la policía. —Dijo Koko.

—Voy a matarte perra, y voy a disfrutar mucho de eso. —Siseé.

Mochi me tomó por los hombros y me hizo darme la vuelta para girarme y de esa forma irnos.

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W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora