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Uno de los chicos de nuestra división, tomó a Baji de la chaqueta y lo empujó haciéndolo caer algunos autos más abajo.

Kisaki se levantó molesto. —Matenlo. —Gruñó mirando con odio a Baji.

Baji se levantó pero Chifuyu se puso en medio.

—¿Dónde está Kazutora? —Cuestioné. —Maicol, estás en buenas manos, tengo que irme.

—No te... vayas. —Murmuró.

—Regresaré en poco tiempo, lo prometo.

Comencé a saltar bajando los autos cual conejo, vi a Pato abrazar a Baji para evitar que este se moviera.

Fue entonces que vi a Kazutora escabullirse con una navaja en manos.

No lo pensé, y solo salté tacleandolo, ambos caímos fuertemente al suelo.

—No... lo hagas. —Dije y pronto sentí como algo mojaba mi uniforme. —No es una solución.

—¿Suran? —Preguntó mirándome asustado.

Me senté y entonces ambos pusimos ver la navaja aún clavada en mi cadera.

—¡Suran! —Exclamó Sanzu.

Me saqué la navaja de dónde estaba clavada, y me levanté soltandole una patada a Kazutora en la cara y a su vez dejándolo noqueado.

—¿Estás bien? —Cuestionó Sanzu corriendo hacia mi. —Suran, dime qué estás bien.

Me levanté la chaqueta de la Toman, y sólo había un pequeño rasguño ya que la navaja se había clavado en mi cajita de jugo.

—Estoy bien, estoy bien, solo fue un rasguño. —Dije divertida. —Pero me quedé sin jugo.

—Después de ésto te compraré uno, pero ya no me estés dando dolores de cabeza.

—Perdooon. —Reí.

Vi a Baji correr hacia Kisaki, derribando a todos los de la sexta división. Fui detrás de él cuando vi que trataba de ir hacia Kisaki, pero no para proteger al moreno, sino que parecía querer apuñalar a Baji.

Apenas estuve arriba, me puse frente a Baji y lo tacleé hacia el lado izquierdo... o derecho, bueno equis uno de esos lados.

—¿¡Qué demonios crees que haces!? —Exclamó.

—Kisaki iba a apuñalarte, imbécil. —Gruñí levantándome. —Tú, cara de rata, que seamos capitanes de la misma división no quiere decir que este de tu lado.

—¿Ah? Él es el enemigo. —Gruñó.

—No tienes porqué apuñalarlo, es una pelea entre niños, no un homicidio. —Bramé.

—No te metas, Suran.

—¿Qué no me meta? Intentabas apuñalar a mi amigo, ¿Tú qué eres? Un simple arrimado.

—¡Suran! —Exclamó Baji.

Pinches reflejos que me saco, logré esquivar a Kazutora quién empuñaba su navaja.

Lo tomé de la muñeca, quitándole la navaja, pateé a Kisaki también quitándole la navaja y luego los lancé a ambos al suelo.

—Me lleva la chinita. —Gruñí viendo la sangre en mis manos por haber sujetado las navajas por el filo.

—La pelea acabó. —Dijo Mikey bajando de la montaña de autos.

—¿Ah? ¿De qué hablas? Apenas estamos iniciando perra. —Le dijo el de las manos tatuadas.

Mikey le dio una patada noqueandolo de inmediato.

—Suran, nos vamos, Baji, te vienes con nosotros. Los demás levanten a los babosos esos.

°°°

—Aish, estoy bien, no fue nada. —Me quejé viendo como Mikey me desinfectaba las manos para después ponerme unos curitas y finalmente vendarme las manos.

—¡Ese imbécil casi te apuñala! ¡Y por si fuera poco, iba a hacerlo de nuevo! ¡Para acabarla de chingar te jodiste las manos! —Exclamaba Sanzu molesto. —¡Voy a matar a ese hijo de puta!

—Sanzu, Sanzu, ¡Relájate! —Exclamé dándole una cachetada. —¿Mejor?

—Si, perdón.

—No deberías ser tan impulsiva. —Me regañó Kenchin.

—Pero estoy bien, y Baji, y todos los demás, están todos desmadrados, pero estamos vivitos y coleando.

Sanzu vino a abrazarme con fuerza.

—Me alegro que estés bien. —Susurró solo para ambos.

—Va a ser difícil que te libres de mi, aún me queda mucho para molestarte. —Reí divertida.

—Aun así le voy a decir a Takeomi y a los demás.

—¡NoOooOo! ¿Qué van a hacer con Kazutora?

—Uh, probablemente le pongamos una orden de alejamiento.

—Bueno depende, si sigue con su estúpido rencor si, si no... Pues ya que siga con su vida. Total, dudo que Mikey lo deje quedarse en la Toman después de lo que hizo.

—Oh ya. —Murmuré asintiendo.

Después de eso, Sanzu y yo nos fuimos en mi auto, para cuando llegamos a la casa los demás ya estaban ahí.

—Jamás vuelvo a ir con la abuela. —Se quejó Takeomi.

Al parecer iban llegando también.

—¿Por qué? —Pregunté metiendo mis manos en mis bolsillos.

—Le hizo darle un masaje en los juanetes. —Dijo Senju burlona.

—Callate porque a ti te tocó bañarla. —Dijo mamá.

Sanzu y yo nos reímos de ellos.

—¿Y tú en dónde andabas Sanzu Castiel segundo?

—Chinn. —Dije riéndome entre dientes.

—Ah, este... En el baño, acabo de salir, ¿No viste?

—No estabas en el baño. Más te vale que te metas ya por la ventana o tú padre se va a hacer en los calzones y yo voy a ser la que va a lavar.

—Ya voy mami. —Dijo agachando la cabeza.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora