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—Anda, pídelo en cono.

—No ni madres, después andan de cochinos. Me da un helado en vasito por fis. —Pedí. —De café con capuchino.

—Esa es mucha cafeína, vas a estar bien loca.

—Maicol, cállate. —Le dije recibiendo mi helado. —Chin, Maicol, Maicol.

—¿Qu...? ¡Vámonos, corre, corre!

—¡No mames mi helado!

—¡Te compro uno después!

Ambos corrimos cuando vimos que Koko se acercaba. ¿Por qué corrimos? Bueno, parecía molesto, y en su mano había un bastón metálico.

—¡Me van a matar! —Chilló Mikey.

—¡Wey tu eres el invencible Mikey!

—Ah si es cierto, hay que regresar y le doy sus pataditas.

—Me debes un helado, baboso.

Cuando regresamos, Koko estaba pidiendo un helado, se giró y nos miró.

—Holi. —Dije avergonzada.

—Toma, vi que se te cayó tu helado. —Dijo extendiendo su mano.

—¿Para mí? —Sonreí aceptándolo.

—Lamento haberme enojado el otro día. —Dijo sin poder mirarme.

—No te preocupes. —Dije con una risita.

—Entonces... ¿estamos bien?

—¿Cuándo estuvimos mal? —Me reí haciéndolo sonreír.

—Uy, creo que me voy yendo. —Dijo Mikey sonriendo pícaro. —Los dejoooo, ya me voy yendoooo, no me extrañeeeennnn.

—Ya lárgate. —Gruñí mirándolo mal.

—Ay que mala onda eres. —Dijo inflando las mejillas. —Me la cuidas, o te parto tu madre.

—Si, si, ya vete. —Le dije. —¿Qué haces por aquí?

—Bueno, quise ir a verte a tu casa, pero tu hermano el peliblanco dijo que estarías aquí, así que vine junto a Inupi pero él ya se fue.

¿Hermano pel...? Oh ya, Senju.

—Ah pues, si. —Dije. —Vine con Maicol y Kenchin, digo... Mikey y Draken.

—¿Tus amigos?

—Si, son mis amigos. —Reí pasando un mechón de cabello hacia atrás. —¿Quieres helado?

—Solo si tú me lo das. —Sonrió sacando la lengua.

—Por chistoso no te doy nada. —Lo señalé con la cuchara y él se rió, tomó mi mano libre y entrelazó nuestros dedos.

—¿Qué vas a hacer el fin de semana?

—Bueno, es el cumpleaños de Emma, así que pensaba pasar el día con ella. —Dije pensativa. —¿Por qué?

—Quería invitarte a un lugar, pero puede ser después. —Dijo pasando mi cabello detrás de mi oreja. —¿Cómo es que eres tan linda?

—Callate los ojosss. —Chillé avergonzada.

Comencé a comer mi helado, pero en una de esas Koko tomó mi mano y guió la cuchara hasta su boca.

Iralooo. —Regañé suuuuper roja de la cara. —Pudiste haberlo agarrado tu.

—Me gusta más de esta forma, pero estaría mejor que me lo dieras tú misma en la boca. —Dijo.

—¿No sientes calor? De repente hace mucho calor. —Dije echándome aire con la manita.

—¿Por qué te avergüenzas? Ésto será normal entre nosotros en un futuro. —Murmuró guiñando el ojo.

Amistades, me sentí morir, este chico es muy lanzado.

—¡Suraaaaannnn! —Exclamó alguien tacleandome.

—Miheladoooo. —Chillé y escuché un gruñido por parte de Koko. —¿Qué haces aquí Chifuyu?

—Ah, Smiley y Angry mandaron mensaje a la Toman, porque dijeron que te iban a estar cuidando de un tipo raro y... ¿Él es el tipo raro? ¡Hola, soy amante de ésta chica!

Solté una carcajada, y negué. —No le creas, se cayó cuando era chiquito.

—¿Me estás negando? ¿Niegas a nuestros hijos gatunos?

—¿Eh? ¿No era que es alérgica?

—¿Soy alérgica?

—¿No sabías?

—¿Por eso desaparecían mis mascotas?

—No, bebé, no llores, lo siento. —Koko se puso de cuclillas y me abrazó. —Perdoname amor.

Esa sola palabra hizo que dejara de llorar, miré a Koko y sonreí soltando una risita, lo abracé y sin que nadie pudiera vernos besé su mejilla.

—¡Suran, eres una infiel!

—¡Cállate o te pateo!

°°°

—No puedo creer que me seas infiel, yo que te lo di todo, y me pagas de esa forma. Vámonos Baji, Suran no merece nuestra amistad.

—Chifuyu, ya pasaron dos días, superalo. —Dije divertida mientras trataba de abrazarlo, pero él me alejó y yo solo abrí mi boca sorprendida. —¿Es neta?

—Muy neta. —Dijo sin voltear a mirarme.

—Ah, bueno. —Dije tomando mis cosas para salir del salón.

No entiendo por qué se enoja, creí que sólo era un juego de él. Pero ya es su problema, yo no hice nada malo.

Comencé a caminar hacia la puerta de la escuela para salir, al fin ya nos tocaba salir.

—¡Suran, aguanta, espera! ¡Chingada madre que te esperes!

—Baji, estoy caminando despacio.

—Lo sé, pero siempre quise gritar eso. —Dio una risita. —Escucha, sé que es algo estúpido, pero se le va a pasar, y al rato estarán como los amigos de son.

—Baji, mientras no reciba una disculpa, nada se va a solucionar.

—¿Disculpa? El que tiene que recibir una disculpa soy yo.

—¿Eh? Yo no fui la que se enojó a lo pendejo.

—¿Ahora mis sentimientos son pendejos?

—Wey, te enojaste por una estupidez, creí que estábamos jugando.

—Disculpate.

—No tengo porque disculparme, disculpate tú.

Ambos nos miramos con mala cara, y luego nos dimos la espalda cada quien yendo por su lado.

—¡Baji! —Exclamamos, nos volvimos a dar vuelta y vimos al pelinegro, esperando que se fuera con alguno de nosotros.

—No me voy a meter en sus mierdas, arreglense, matense o lo que sea. —Dijo pasando por en medio y yéndose por otro camino.

Miré a Chifuyu encogiendome de hombros y seguí mi camino.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora