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—¿En navidad? ¿Qué están locos? —Cuestioné.

—Es algo necesario, si no lo hacemos Hakkai se unirá al Black Dragons. —Dijo Pato.

—¿Y eso qué?

—No seas tan insensible. —Dijo Chifuyu con un puchero. —Sabemos que no lo conoces pero él es parte de la Toman.

—O sea, no es que no me importe, pero ¿Por qué es tan importante que Hakkai no se una a los Black Dragons?

—Porque... —Ambos rubios se miraron, indecisos de decirme.

—Bueno, no me digan, pero hoy habrá junta, probablemente Hakkai anuncie su retiro. —Dije virando los ojos. —No voy a poder estar en la reunión, tengo que ir con mis abuelos.

—¿Entonces...?

—Hagan lo que crean que es correcto, pero una cosa, yo que ustedes no me confiaría en Kisaki y en ese Hanma, me dan mala vibra. —Murmuré dándome la vuelta para caminar hacia otro lado.

Ambos volvieron a mirarse.

—Corran fieles seguidores, vayan a partir mandarinas. —Dije haciendo unos ademanes.

Yo me fui por mi lado, o sea, hacia mi casa. Cuando cruzaba las calles miré a todos lados unas cinco veces y finalmente cruzaba, eso hasta que llegué a mi casa.

—¡Ya llegó su lodo puercas!

—¡Suran! —Exclamó mamá y entonces me di cuenta de que habían visitas.

—Ay peldon. —Dije avergonzada. —¿Por qué hay gente en nuestra casa?

—¡Suran!

Mis hermanos se estaban riendo pero sin reírse, ¿Entienden?

—¿Qué nadie les dice a las visitas que no lleguen a la hora de la comida? Qué nefasto.

Y ahí mis hermanos se soltaron a reírse bien.

—Ah, creo que entonces nos vamos. —Dijo el chico levantándose y a su vez novia, hermana, sobrina, prima lo que sea.

—Allá está la puerta.

—¡Suran ya cállate! —Exclamó entre susurros mi padre mientras me pellizcaba el brazo.

—No, no, no tenemos problema con que se queden, aparentemente Suran tuvo un mal día. Pero no es problema porque se irá a su habitación.

Mamá me dio una mirada de esas que te queman hasta los intestinos y te perforan los ojos.

Hice mi cara más inocente y sonreí.

—Aún así merecen una disculpa. —Dijo mamá levantando sus cejas en dirección a mi.

—Pues... Una disculpa, la verdad, no era mi intención decir eso... Bueno si, pero no con esas palabras, es que a veces soy muy hocicona y me gana la diarrea verbal.

La castaña parecía querer reírse y eso me hizo sonreír.

—¿Y qué? ¿Quiénes son?

—Suran, ellos son los hermanos Shiba, Hakkai y Yuzuha. —Dijo mamá poniendo sus manos en los hombros de los dos intrusos.

—¿Y a que vinieron?

—Te voy a dar una cinta y te la vas a poner en el hocico. —Amenazó Takeomi y yo lo miré indignada.

—Es algo complicado, pero se quedarán esta noche, Hakkai con los muchachos y Yuzuha con ustedes.

—¡Yey, pijamada! —Chillé dando saltitos y aplaudiendo cuál foca retrasada. —¡Por fin, Senju no había querido hacer una pijamada conmigo!

—No me voy a quedar, iré con Yeji a hacer tarea. —Dijo Senju tomando su mochila para después salir de la casa.

—Oh... entonces... ¿Tú...? —No quise mirar a Yuzuha, quizás ella tampoco quería unirse a una pijamada.

—Tranquila, podemos hacer una pijamada. —Dijo ella con una leve sonrisa.

—¡Yey! —Chillé saltando a abrazarla, pero sin querer la tacleé.

—¡Bruta, la vas a romper! —Exclamó Takeomi levantándome de encima de ella.

°°°

—Desde hace un rato, estaba pensando en lo que pasó. —Habló Yuzuha mientras veíamos My little Pony.

—¿En qué? —Pregunté con la mirada en la televisión y comiendo unos cheetos.

—¿Tú y Senju... se llevan bien?

—Ah, bueno, está raro... —Dije limpiandome las manos con una servilleta, los iba a lamer pero que oso frente a las visitas. —A veces, somos unas hermanas normales, nos llevamos bien, reímos, bromeamos y eso. Pero la mayoría del tiempo no quiere estar conmigo, me evita o cuando le hablo es medio cortante. Quiero pensar que es la pubertad. —Solté una risita. —Pero no me importa como sea, porque es mi hermana a final de cuentas y la quiero.

Ella asintió pensativa, ambas nos pusimos a ver la televisión pero al final decidimos cambiar a una película de terror.

Soy re fan. Pero Yuzuha pareció ser miedosa a niveles extremos.

Ahora mismo estaba literalmente abrazada cuál koala a mi, y yo la rodeaba con mis brazos pues para alcanzar los cheetos.

—¿Estás despierta? —Susurré.

—No. —Dijo y reímos un poco. —¿Qué pasa?

—Gracias por aceptar una pijamada conmigo. —Murmuré recargando mi mentón en su hombro mientras seguía mirando la película. —Hace mucho que nadie aceptaba algo se esto conmigo.

—Quizás podamos hacerlo seguido, ya sabes, seguir viéndonos. —Dijo y pude ver sus orejas rojas.

—¿Lo dices en serio?

—Claro, eres una chica agradable, me caes bien.

—Obvio, yo le caigo bien a todos.

Yuzuha se despegó de mi y me dio un sape.

—¡Ay mi neurona!

Al final ambas nos quedamos dormidas en el suelo.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora