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—¿Estás segura? —Yuzuha me miró preocupada.

—Completamente segura, ya me sé cruzar las calles solita. —Le dije.

—Bueno, entonces ve con cuidado. —Sonrió.

—Bay, bay. —Me despedí.

Comencé a caminar hacia la casa de papá, era algo retirado pero sabía llegar. Antes de ir a casa decidí pasar a comer algo.

—Hola, ¿Me das una hamburguesa? —Sonreí y la chica asintió tomando mi orden.

Me fui a sentar mientras esperaba mi hamburguesa. Aún no tenía permitido usar mi celular así que tomé una servilleta y comencé a doblarla de diferentes formas tratando de crear un barquito o algo así.

—Por fin te encuentro. —Dijo alguien, levanté mi cabeza y luego fruncí mi entrecejo.

—¿Tú eres...?

—Que estafa, ¿En serio no me recuerdas? Soy Hanma. —Dijo mostrando sus manos. —Quizás me recuerdes por ser el chico con las manos tatuadas.

—¿No te dolió? —Pregunté tomando una de sus manos.

—Nah, me dolió un poco más el de la costilla.

—Ay, a ver. —Me incline un poco sobre la mesa.

—No voy a enseñarte aquí. —Dijo divertido.

—Andale, no seas envidioso.

Hanma rió pero se levantó la sudadera, mostrando un tatuaje de una calavera con gafas cuadradas, o rectangulares.

—¿Y tiene algún significado? Ya sabes, como lo que dice la gente que si te tatuas tiene que tener un significado y blablabla.

—Bueno, siento que significa que no todo dura demasiado. —Se encogió de hombros.

—Ah, quizás deba tatuarme algo, me siento fuera de lugar. —Reí.

—Aquí está su hamburguesa y su refresco. —Dijo la señorita.

—Oh, Hanma, ¿Quieres algo?

—No así estoy bien, gracias.

—También quiero otra hamburguesa y refresco, ¿Qué refresco?

—Que no quiero.

—Que sea Pepsi, tiene cara que le gusta la Pepsi.

—¿Eso es todo?

—Sip.

—En un momento se lo traigo.

—Graciaaaas. —Sonreí.

—Ya te dije que no quería. —Dijo Hanma algo molesto.

—Wey, estás todo flaquito, y además me da pena comer solo yo. —Le dije. —Me esperaré hasta que llegue tu comida, yo invito.

—Oye, ¿Habías notado que hay gente siguiéndote?

—¿Eh? ¿A mí?

—Si, hay un tipo de ese lado que solo anda echando ojos para acá. O te está siguiendo o le gustas, pero le voy más a qué te está siguiendo porque allá atrás hay otro tipo.

—Uh, pues no lo sé, supongo que papá contrató guardaespaldas o no sé que onda.

—Listo, aquí está, provecho.

—Gracias. —Dijimos y empezamos a comer.

—¿Se ven como tipos malos o de los buenos?

—Parecen malos, y a la vez buenos para nada. —Dijo virando los ojos.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora