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—¡Despaciooo esapalabranomelase tu pelo laciooo! —Cantaba mientras trataba de peinar el cabello de Koko.

—Haz lo que tengas que hacer pero ya, porque me voy a dormir. —Gruñó.

—No te duermaaas. —Le dije pellizcandole la mejilla.

—Oí Suran, ¿Y cuánto tiempo me tengo que dejar la mascarilla? —Preguntó Mochi mirándose al espejo. —Ah si voy a estar bien guapetón.

—Dice que quince minutos. —Murmuré viendo el empaque, luego volví a hacerle trencitas a Koko. —Carnal no te duermas.

—Me agradan los cariñitos en el cabello. —Dijo adormilado.

—Me toca. —Dijo Rindo pateando a Koko para ponerse donde estaba él. —Yo quiero un mullet de ser posible.

—Se supone que nada más es peinar, no hacer cortes de cabello. —Se quejó Ran.

—No importa, confío en ella. —Dijo y yo me puse colorada.

—Chchchch, esa chiquita de ahí, es mi chava, búscate la tuya hermano. —Dijo Koko ya bien despierto.

—Pues tu chava va a ser mi chava. —Dijo burlón.

—¿Quieres Dorayakis? —Me preguntó Mikey, yo asentí feliz. —Vamos ahora que no se dan cuenta.

Mikey me dio la mano y tras asegurarnos que estaban peleando como gorilas, nosotros salimos del departamento.

—¿Takeomi te ha mandado mensaje? —Preguntó de camino al elevador.

—Ah, si... Pero cambié de número, quizás es lo mejor. —Ambos subimos al elevador y esperamos a que bajara. —Oye Maicol... ¿Tú extrañas a todos los demás? A los ex miembros de la Toman.

—Suran, ya habíamos hablado de eso. —Dijo de manera fría.

—La verdad yo sí los extraño. —Dije con una sonrisa. —A Kenchin, a Baji, Chifuyu, Mitsuya... A todos, incluso hasta a esos sonsos miembros. Debo admitir que fue una buena etapa, pero tienes razón en que todo lo bueno tiene que acabar.

—¿Ahora eres feliz, Suran?

—¿Sinceramente? No creo serlo, pero me alegra estar con ustedes, contigo y con Sanzu, y con los demás pero no son tan importantes como ustedes lo son. —Reí sin gracia, salimos del elevador y nos dirigimos hacia la salida del edificio. —También extraño a Takeomi, pero... No lo sé, es raro, porque siempre voy con la idea de querer abrazarlo y pedirle que me perdone, pero siempre va con esa estúpida y lo arruina todo, termino siendo una maldita con él.

—Tranquila, vamos a poder superar ésto, es solo una piedra en nuestro camino. —Sonrió.

—¿Y qué hay de Emma? —Le pregunté.

—Hace poco hablé con ella. —Dijo. —Le hice jurar que no diría a nadie que le hablé, solo espero que lo cumpla porque amenacé con desaparecer de su vida si alguien se enteraba.

—Manipulador, sabes que Emma es débil.

—Por eso mismo lo hice. —Se encogió de hombros.

Habíamos llegado a la tiendita más cercana y compramos los Dorayakis, para después regresar a paso de tortuga hasta el departamento.

Ya cuando estábamos ahí, todos los chicos estaban cuál mamás con las manos en la cintura, moviendo el pie, Sanzu tenía una chancla en su mano, y los demás estaban golpeados.

—¿Qué les hiciste, Sansón? —Pregunté divertida.

—Les di su merecido, es obvio. —Dijo orgulloso. —¿Ustedes en donde estaban?

—Comprando Dorayakis. —Murmuró Mikey mostrando la bolsita. —Vamos Suran, veamos a Bakugo.

—Sip. —Sonreí yendo con él hasta la televisión, ambos nos sentamos y él encendió la televisión.

—¿No serán novios? —Preguntó Mochi aseguradose que ninguno de los dos pudiera escucharlo.

Bueno, si es con Mikey no me importa.

—Pinche Sanzu traicionero. Yo podría darle sus lujos y todo lo que merece.

—Estas pendejo, deberías saber que Suran no necesita lujos, ¿Cierto Sanzu?

—Bueno, un lujo no le hace daño a nadie.

—¡Sanzu!

Ellos gritaron y nosotros nos giramos a mirarlos, todos fingieron estar limpiando.

—Raritos. —Dijo Mikey y volvimos a ver la televisión.

—Sanzu quiero pedir la mano de tu hermana.

—Yo llegué primero, la fila es en Francia.

—Da igual quien vaya a pedir su mano, me la sacan de blanco del departamento o no hay nada.

—En tu cara, pinche víbora.

—Ya siéntese señora.

—Ay pobres nenas, peleándose por una chica. —Habló Mochi. —Y si supieran que ella sólo tiene ojos para uno.

—¿Qué? ¿Qué es lo que sabes?

—A ella... le gusta... Bakugo Katsuki.

¡Imbécil! —Exclamó Rindo dándole un sape a Mochi.

—¡Ya! ¡Estoy tratando de ver a Bakugo! 

—A ver pregúntale qué si le gusta Bakugo. —Koko codeó a Sanzu.

—Oye Suran. —Llamó Sanzu. —¿A ti te gusta Bakugo?

—Eso no se pregunta, baboso.

—¿Y te gustaría un novio como él en la vida real? —Preguntó Koko.

—No que miedo, me gusta en el anime, pero siento que en vida real no le hablaría y le pondría tres órdenes de restricción. 

—Maldita sea, ¿Cómo demonios se compite contra un dibujo animado?

—Pues... Solo enamorenla, tratenla bonito, y si ella desarrolla sentimientos por alguno de ustedes, el otro se resigna y ya. Tampoco es una apuesta par de prietos. —Decía Ran cruzandose de brazos. —Saben que ella se molestaría si juegan de esa forma con sus sentimientos.

—Bueno, entonces solo queda ver de quién se enamora.

—Vale madre, me pica la oreja. —Chillé. —Andan hablando de mi.

Y ahí todos se asustaron.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora