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Banda, ustedes saben que suelo contestarles los comentarios, pero muchas veces no me aparecen o no me sale en donde comentaron, por si no las llego a leer. :((

—Iu, tengo helado hasta en el cerebro. —Dijo Mikey lavándose la cara en la fuente.

—Eso no es nada, yo tengo tierra en los calzones. —Gruñó Takeomi.

—Malditos yo parezco perro mojado. —Bufé enrollando mi cabello para después sacar el exceso de agua.

—Y a todo esto... —Habló el rubio más alto. —¿Ustedes quienes son?

—Me ofenden, no he cambiado mucho. —Dijo Takeomi con una mano en el pecho. —Majiro y Ken, o Draken yo a ustedes si los conozco.

—Achis, pues con razón dejaste que me lanzarán a la fuente, si hubiera sido un desconocido desde que choque les hubieras partido su mandarina. —Reí divertida. 

—¿Y... nos van a decir quienes son?

—Ah, si claro. —Asentí. —El golem es Takeomi y yo soy Suran, somos hermanos.

—No nos parecemos porque la encontramos en la basura.

—A ti te adoptaron bastardo.

—Al menos fui elegido y no recogido.

—Te voy a acusar con mi mami. —Puchereé.

—¿Takeomi Akashi? ¿De la primera generación de los Black Dragons? —Cuestionó Kenchin sorprendido.

—El mero mero. —Infló su pecho orgulloso.

—Oilo. —Me burlé comiendo palomitas.

—¿De dónde sacaste esas palomitas? —Me preguntó Kenchin.

—Ah, se las quité a ese niño de allá, las había dejado tiradas. —Señalé al niño que lloraba desconsolado. —Estaban tan solitas y no pude dejarlas ahí.

—¿Eso es normal? —Cuestionó Kenchin.

—Eso es poco. —Dijo Takeomi. —La otra vez pateó a un niño porque la confundió con su abuelita, por el cabello blanco.

—Ya ni me recuerdes, porque me dan ganas de patearlo de nuevo. —Gruñí inflando las mejillas y cruzándome de brazos. —¿Quieren palomitas?

El chico de nombre Manjiro asintió y tomó algunas palomitas.

—Ay eran poquitas. —Me quejé.

—Tge afguabtas. —Dijo masticando con la boca abierta.

Me agarró un tic en el ojo, estuve a punto de comentar un homicidio pero Takeomi decidió intervenir.

—Suran, ¿Qué te parece si vamos a ver a los perritos? —Takeomi me despeinó.

—¡Yey, perritos! —Chillé jalando las mangas de los dos más altos para correr hacia el parque para perros. —Siempre quise tener perritos, o gatos... Pero cuando los tenía, desaparecían misteriosamente.

—Suran es alérgica, así que papá los daba en adopción. —Dijo el pelinegro a ambos rubios sin que Suran pudiera escuchar. Ellos asintieron entendiendo.

—Ay, me recuerda a Ruffles, y ese a Chosto, y ese otro a Fat Nuggets. —Hice un puchero acariciando un perrito que vino hacia mi.

Apenas lo acaricié, estornude.

—Hey, recuerda que no debes tocarlos. —Me regañó Takeomi. —No te vayas a tocar la cara.

—Me pica, me pica. —Chillé no queriendo rascarme la nariz, así que Takeomi lo hizo por mi. —Gracias Omi.

—¿No quieren ir a comprar un helado mejor? —Preguntó Kenchin. —Después de todo se lo lanzaste a Mikey.

—Depende... ¿Me lo vas a invitar? —Lo miré con los ojos entre cerrados.

—Si, te lo voy a invitar. —Dijo virando los ojos.

—Que buena persona eres. —Sonreí pero estornude. —Omi, me pica la nariz.

°°°

—¿Una pandilla? —Ladeé mi cabeza. —Estos hombres de ahora solo saben pelear. Primero aprendan a lavarse los calzones y ya.

—Tú no sabes ni cocinar, cállate. —Gruñó Takeomi.

—Tu cállate mugroso. —Lo señalé y sin querer le piqué un ojo. —¡Imbécil! ¿Para que pones tu ojo en mi dedo?

—¡Idiota, me dejaste tuerto!

—Ah que bonita relación de hermanos. —Dijo Mikey soñado.

—Oilo. —Reí codeando a Takeomi y él se rió. —No nos conocen bien. Oye Omi, ¿No que íbamos a ir con Wakanda Forever?

—Deja de poner apodos ridículos. —Gruñó.

—Tienes envidia porque no te he puesto un apodo. —Le di un golpecito a su frente.

—¡Maldita bruta! —La cosa es que sin querer solté toda mi fuerza y casi se cae de la silla.

—Ay, no aguantas nada.

—Deja te doy uno para que veas como se siente.

—Neelll, estaré idiota pero no Mensa. —Le dije cambiándome de lugar junto a Mikey. —¿Y qué? ¿Cómo los trata la vida? ¿Amigos ustedes son pareja?

Ambos rubios se soltaron a reír.

—¿De que se ríen babosos? Era serio. —Gruñí.

—Somos amigos, claramente. —Dijo Mikey.

—¿Tú qué opinas, Kenchin? —Lo miré.

—Epale, Epale, ese es mi apodo para él, consíguete el tuyo. —Gruñó Mikey.

—Callate Minnie Mouse, estoy hablando con Kenchin.

—Somos amigos. —Afirmó Kenchin.

—¿Seguro? ¿No te está amenazando? Parpadea si te está amenazando. —Ambos nos miramos a los ojos, se estaba resistiendo, así que le soplé a los ojos haciéndolo parpadear. —¡Parpadeó! ¡Mikey, quedas detenido por amenazamiento a los Kenchins!

—Eso ni siquiera existe. —Se quejó.

—Tu síguele el juego. —Le dijo Takeomi haciéndolo levantarse de la silla poniendo sus manos hacia atrás, y fingiendo ponerle unas esposas.

—¡Soy inocente su señoría! —Chilló con diversión.

—Diselo a los abogados. —Murmuré. —He dicho caso cerrado.

El celular de Takeomi comenzó a sonar y se nos bajo la presión.

—Ay santa cachucha, seguramente es mamá. Ten contesta, a ti te quieren más. —Takeomi me dio el celular.

—¿Alooo? —Murmuré una vez conteste.

¿En donde piñas están?

—Estem... En la casa.

—Más les vale que regresen a la casa ahorita mismo o los dejamos sin comer.

—No importa, comemos acá.

—Olvidense de los Hot Cakes.

—¡NoOooOo! —Chillé. —Todo menos eso.

—Entonces ya vengan, o será peor.

—¿Será este el fin del hombre araña?

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora