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—¿Y esto se pone así? ¡No mames si va así! —Chillé dando saltitos.

—Ahora ve dándole vuelta. —Dijo Yuzuha haciendo un movimiento con sus manos, enseñándome.

—¿Así? ¡Yey, sí jala! —Exclamé feliz.

—¿Cómo van? Ya hace hambre. —Dijo Mitsuya llegando junto a Hakkai.

—Apenas empezamos, no mames. —Gruñí. —¿Ya con esto o todavía le hago?

—Así con eso. —Asintió quitándome el pepino para después ponerlo sobre los rollos de sushi.

Hacía aproximadamente un mes que había vuelto a relacionarme con los chicos, es decir, Pah, Peh, Smiley, Angry, Kenchin, Baji, Hakkai, Mitsuya, Chifuyu y Yuzuha. Por mi buen comportamiento dijeron que ya podía ir a visitarlos, así que es la primera vez que vengo de visita sin necesidad de vernos en la escuela.

Después de haber golpeado a papá y yo llegar a casa, él me pidió ir a un doctor, ahí fue cuando me hicieron estudios y fue verdad lo de las drogas, de hecho papá no sabía que eran las medicinas y solo me las daba por compromiso más que nada. Levantamos una denuncia hacia el psiquiátrico, aunque en realidad debí haber ido a un psicólogo y ya.

—¿Y como se enrolla ésto? —Pregunté cuando Yuzuha me puso una hoja de alga con algo de arroz.

(La neta yo ni he probado el Sushi, pero vi un video de Daniela Rodrice haciendo Sushi jajaja y me hice experta, ahre.)

—Vas enrollandolo y apretando. —Dijo Mitsuya poniéndose a mi lado, puso sus manos sobre las mías y me enseñó como.

—Orale, ¿Así de fácil? ¿No hay truco?

—No, no lo hay. —Rió.

—¿Vendrán los gemelos? —Pregunté curiosa.

—Dijeron que en dos horas o algo así, ya ves que son bien impuntuales. —Hakkai viró los ojos.

—Tuvimos que haberles dicho dos horas antes para que estuvieran aquí a tiempo. —Regañó Yuzuha. —Ya está, Mitsuya, rola el cuchillo para cortar los rollos.

Mitsuya le pasó el cuchillo y ella hizo lo suyo.

Hace bastante que no sabía nada de la Kanto Manjikai, o de las tres deidades, mucho menos sabía de mis hermanos, había cortado lazos con ellos después de lo que había pasado.

Así que ahora era considerada hija única, ouh yeah baby.

—Oye Suran, ¿Y qué sucedió con Chosto? —Preguntó Hakkai.

—Ah, Chosto... Se comió las drogas de Sanzu y murió. —Dije avergonzada. —Ya no quiero tener mascotas, fue horrible verlo colgando los tenis.

—¡Ya está! —Exclamó Yuzuha. —Suran, ¿Puedes llevar los rollos a la mesa, por fi?

—Sip. —Asentí tomando el plato para llevarlo a la mesa. —¿Kazu? ¡Kazutora!

Corrí hacia él y salté enrollando mis piernitas en su torso y mis brazos en su cuello.

—Hace mucho que no te veo, mírate estás bien guapo, ¿Tienes novia? ¿Puedo ser tu novia?

—Suraaaan. —Dijo avergonzado.

—Ay era bromita... Pero si quieres no es broma. —Le guiñé un ojo bajandome de él. —Ven, hicimos Sushi, ¿Te gusta?

—Si claro. —Asintió.

—¿Qué pedo? ¿Qué pedo? ¿Por qué hay una chusma aquí?

—¡Bajito! —Chillé tacleandolo para después abrazarlo. —¡Te extrañé hijo de mami!

—¡No te metas con mi mami, mugrosa!

—¿Tú mamá es mugrosa? —Preguntó burlón Smiley llegando.

—No idiota, mi mami comaaaa, mugrosa.

—¿Tú mamá come mugrosa? ¿O qué? —Ahora se burló Kenchin.

—Callense o les incendio el cabello. —Gruñó.

—A Kenchin no, porque ya no tiene cabello. —Dije riéndome.

Todos nos reímos y entonces pude sentir ese calorcito en mi pecho, algo que hace tiempo ya no había sentido.

—¡Trajimos pollos rostizados! —Exclamó Pah llegando junto a Peh, ambos tenían trajes muy fifis. 

—Ya vengan, vamos a comer. —Dijo Yuzuha con una sonrisa.

Cómo no cabíamos todos en la mesa, decidimos salir al patio y ahí sentarnos como en un picnic.

—¡Yo quiero moch...is...! Mejor quiero un sushi por fis. —Pedí con una sonrisa.

—Toma. —Me los pasó Kenchin.

—Gracias. —Sonreí y estornudé. —Uy, ¿Tienen perros?

—Solo Hakkai, pero no tiene pelo. —Dijo burlona Yuzuha.

Todos soltamos una carcajada viendo a Hakkai ponerse colorado.

—Era broma, los vecinos tienen uno, lo siento por no avisarte.

—Ah tranquila, si no estoy tan cerca no me afecta mucho. —Dije y ella asintió.

—¿¡En dónde está mi chica favorita!? —Exclamó Emma llegando.

—¡Emma! —Chillé levantándome, las dos corrimos y nos tacleamos mutuamente cayendo al suelo.

Ambas nos reímos felices mientras rodabamos en el pasto.

—Ya venganse, chingada madre, ¡O me acabo los Sushis! —Amenazó Baji.

—¡Te voy a partir todo lo que se llama cara! —Exclamé corriendo de vuelta a mi lugar para proteger los Sushis.

Luego de comer, decidimos quedarnos en el patio hasta que oscureció, contamos historias de terror o anécdotas graciosas, era lindo volver a sentirme en familia de está forma.

—Suran, ¿Te vas a quedar? —Preguntó Yuzuha.

—Sip, mi papá me dejó. —Asentí.

Cuando ya fue muy de noche los chicos tuvieron que irse, Emma también quiso quedarse para hacer pijamada, así que luego de ponernos mascarillas y hacernos mensas un rato, finalmente dormimos.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora