10

7.6K 1.1K 41
                                    

Al final, todo había resultado... mal. Mikey y Kenchin pelearon por haber dejado a Pah, y porque esa era su voluntad.

Incluso cuando estaban peleando, me fui por mi lado, ellos querían que yo me fuera con alguno, pero eso significaría que el otro se sentiría traicionado, y pues mejor me fui por mi cuenta.

Hasta ahora ni siquiera había hablado con alguno de ellos, me sentía mal, pero igual ellos no me habían hablado así que...

Y de eso habían pasado unos días... Quizás cuatro o cinco.

—¿Por qué tienes esa cara larga? —Me preguntó Baji molesto, pero molesto porque Chifuyu lo había sentado a mi lado nuevamente.

—Kenchin ni Maicol me han hablado. —Hice un puchero, Baji me pellizcó con sus dedos el labio inferior y lo jaló.

—Deja de hacer eso, te ves fea. —Gruñó soltandome, me lamí el labio adolorida. —Deberías hablarles, por separado al menos.

—No puedo. —Lloriqueé dejando caer mi cabeza sobre el pupitre. —Si hago eso el otro se sentirá traicionado. Es como cuando mis hermanos pelean, y después se molestan conmigo por preferir a uno.

—Ah, pobre y linda Suran. —Dijo Chifuyu golpeando suavemente mi cabeza. —Pero igual creo que deberías hablarles, eso o mejor espera a que se reconcilien. O si sacas a Pah de prisión podría ser que los dos se reconcilien.

—¿Sacar a Pah de prisión? —Exclamé emocionada. —¡Sacaré a Pah de prisión!

—¿Ah? ¿Y cómo piensas hacer eso?

—Con dinero, no soy estúpida. —Murmuré.

—¿Y de dónde vas a sacar ochorromil bolas para sacarlo de prisión?

—Carnal, tengo mucho ahorrado, podría comprar una casa si quiero. —Sonreí. —Ahora sólo queda esperar a que terminen las clases y luego iremos los tres juntos a sacar a Pah de prisión.

—Tú dile que si y ya. —Dijo Baji a Chifuyu.

—Te escuché imbécil. —Gruñí.

°°°

—Hola, ¿Qué tal? Vengo a pagar una fianza, o lo que sea para sacar a mi amigo de prisión. —Sonreí mirando al mero mero caguamero de la prisión.

—¿Cuántos años tienes?

—Quince. ¿Cuánto se necesita para sacarlo?

—No creo que lo tengas, pero treinta y cinco mil... Dólares.

—Cool, ¿Tienen para tarjeta? —Pregunté sacando mi cartera.

—¿Ah? ¿Cómo es que tienes ese dinero?

—Mis papás trabajan en una empresa, y me dan dinerito para gastar, pero lo guardo. —Dije tranquila. —Se llama Pah.

—Pachin. —Corrigió Baji sorprendido.

—Primero necesitamos saber si él quiere ser sacado, al parecer él vino porque quiso hacerlo.

—Ah, si, preguntenle, yo espero.

Él le ordenó a uno de sus policías ir, y luego de unos minutos el gordito ya estaba acá.

—Pachin, ¿Estarías de acuerdo con salir de prisión? —Preguntó el mero mero.

—Ah, si claro. —Asintió confundido viendo a Baji y a Chifuyu.

—Entonces toma. —Él me dió una maquinita, y yo puse mi tarjeta para después poner el código.

Luego de transferir el dinero, y que Pah firmara algunos documentos, al igual que yo, finalmente le dieron sus cosas y salió.

—¿En verdad hiciste eso? ¿Gastaste tanto en sacarme? —Cuestionó Pah sorprendido.

—Sip, pero tranquilo, no es nada, en unos días podría volver a juntarlo. —Dije como si nada.

—¿Eres millonaria? —Cuestionó Baji.

—Nah, contándolo en dólares, sólo tenía cincuenta mil doscientos, y eso era parte de dinero de Omi. —Murmuré. —Ahora le debo... Como quince mil.

—Asumakina. —Dijo Chifuyu a punto de desmayarse.

Pah vino frente a mi, y se inclinó haciendo una reverencia.

—Muchas gracias, prometo pagar cada centavo de eso. —Dijo.

—No te preocupes, si eso significa que Kenchin y Maicol se reconcilien todo estará bien.

—¿Reconciliarse? ¿Qué pasó?

—Muchas cosas. —Dijo Baji. —Draken estaba de acuerdo con tu decisión, pero Mikey no, la Toman se va a dividir si no se hace nada pronto.

—Oh demonios. —Dijo Pah. —Todo fue mi culpa.

—Relajate, ahora todo estará bien, porque estás de vuelta para patear traseros. —Le dije. —Uh, Baji, deberías llamar a Maicol, y Chifuyu, llama a Kenchin, ésto será épico.

Ambos chicos sacaron sus celulares emocionados, y llamaron dándoles una dirección a la que ir, pero aparentemente ya estaban juntos.

¿Eskiusmi? ¿Qué significa eso? Se reconciliaron, y yo sacando a su amigo de prisión. Bueno no importa, al menos la Toman estará completa.

—¿Baji, Chifuyu? ¿Para que nos citaron aquí? —Cuestionó Kenchin.

Pah y yo nos estábamos riendo detrás de un árbol.

—Ah, Suran hizo algo, que podría sorprenderlos. ¡Ya salgan!

Empujé a Pah haciéndolo casi caerse, pero salí sujetandolo, y luego nos acercamos.

—¿Cómo...? —Mikey estaba sorprendido.

—Taraaan. —Sonreí. —Feliz pascua.

—Ni siquiera es pascua pero... ¿Cómo demonios hiciste ésto?

—Pagó treinta y cinco mil dólares para sacarlo. —Dijo Chifuyu.

—¿¡Queeeé!? —Exclamaron Pah, Kenchin y Mikey.

—¿Qué no sabías? —Le pregunté a Pah.

—No, ni siquiera puse atención a lo que decían.

—¿¡De dónde sacaste tanto dinero!?

—Lo he ahorrado desde que tenía uso de razón.

—Ésto se merece una ida a comer. —Dijo Mikey emocionado.

—¡Un perrito! —Chillé corriendo detrás del perro.

—¡No lo toques! —Exclamaron cuatro y el otro se quedó con cara de, no entiendo.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora