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Espera lo inesperado.

Kenchin me dijo que tenía que sentarme en una sillita, entonces eso hice. Mientras Maya se quedó conmigo.


—¿Y hace cuanto les dijeron de la pandilla? Porque tuvieron mucho tiempo para hacer todo esto. —Murmuré viendo como todos se daban en la madre.

—Bueno, en realidad desde antes que tu padre te dejara salir de tu castillo, y que Hanma se te acercara, él había hablado con Draken, y después Draken comenzó a movilizarse. Hanma nos contactó a Moon y a mi, y entonces nos unimos.

—¿Y como por qué? Digo, no me conocen.

—Claro que lo hacemos. —Asintió suspirando. —Eres muy reconocida en el país, al igual que Mikey. La chica que puede acabar con los traidores en un golpe.

—¿Uh?

—Nos unimos porque sabemos que contigo podremos demostrar nuestra fuerza, es más fácil ser aceptadas en un grupo con una mujer liderando a qué lo hagamos con un hombre.

—¡Que salgan los comandantes! —Exclamó el tipo.

—Es tu turno princesa, demuestrales a todos que eres la Reina de todos. —Sonrió de costado.

Me levanté y comencé a caminar, entre todos los que estaban en el suelo ya cansados, inconscientes, o de plano que seguían peleando.

Eché mi cabello hacia atrás haciéndome ver cómo toda una diosa perra potra empoderada.

Una vez los líderes nos pusimos al frente, como en un pequeño cuadrado nos miramos los unos a los otros.

—South, ¿Listo para que te rompa el otro brazo? —Sonreí al ver qué llevaba un yeso.

—Te voy a matar perra. —Bramó.

—Cuidado con lo que dices. —Gruñó Senju.

—Veremos que sucede entonces. —Dijo Mikey mirándome. —¿Kenchin te dijo lo que queremos al ganar?

—Uhm, algo mencionó. —Murmuré restándole importancia.

—Queremos que te unas a nosotros, fusionar las pandillas. —Dijo Senju.

—No ni madres, ustedes andan en rumbos bien feos, yo ya no quiero eso, menos ahora que tengo aliados de mi lado.

—Veremos dijo el ciego. —Sonrió South.

Al primero que me chingue fue a South soltandole una patada en la cara. Aprovechando que mi piernas seguía en el aire y él aún no caía al suelo, me senté sujetando su brazo y de esa forma lo hice crujir.

—Ah, crecen tan rápido. —Dijo Rindo mirandome desde lejos.

—Creamos un monstruo. —Murmuró Ran. —Que bonito.

—¡Maldita perra! —Exclamó South.

Y por si fuera poco le pateé la entrepierna para después finalizar con un puñetazo en la carota haciéndolo quedar inconsciente.

A lo lejos, Mikey peleaba contra Senju así que aproveché para ayudar a los míos.

Garra, patada, garra, patada. Pero en este caso era Puñetazo, patada, puñetazo, patada.

Así hasta que era mayoría de Black Mamba los que quedaban de pie.

Entonces, Mikey derribó a Senju.

—¡Senju! —Exclamó Takeomi.

Mikey había roto las reglas, había sacado un bastón desplegable para golpearla. Ahora Senju estaba en el suelo, con la cabeza sangrando.

—No, no, esto no debería pasar. —Exclamó Pato corriendo hacia Senju. —¡Despierta, Senju despierta!

Mi corazón se detuvo cuando Pato acercó su oreja al pecho de Senju, y luego se alejó asustado.

—¡Takeomi, llévala al hospital idiota! —Exclamé furiosa. —¡Waka, Arashi, Shinichiro, sigan al pendejo ese para que no haga ninguna burrada!

—Acabé con tu hermanita, ¿Vendrás con nosotros? —Habló Mikey, sin ningún tipo de emoción reflejado en su rostro.

Mi respiración comenzó a agitarse, luchaba por estar consciente en lo que iba a hacer, caminé a paso lento hasta Mikey.

—¿En verdad eres tú? ¿O Sanzu también te drogo? —Hablé con molestía. —Porque entonces voy a matar a ese hijo de perra.

—Sanzu solo quiere ayudarme. —Dijo como si nada.

—¿Sabes? Hace poco papá se casó con Lonnie. —Comencé a decir. —Lonnie me contó algo y... Ahora que te veo bien, es cierto.

—¿De qué demonios hablas?

💫

Yo... En verdad no puedo quedarme sin decírselo a alguien. —Habló Lonnie de repente.

—¿Quieres que llame a papá? —Pregunté.

—No, no... Quiero hablarlo contigo. —Murmuró. —Hace algunos años... Yo tuve un hijo. Y... Quiero decírtelo a ti, porque sé que tienes relación con él.

—¿Cómo...?

—Tuve un hijo con un hombre de apellido Sano, fui muy ingenua y creí que si tenía un hijo con él, nos casaríamos. Pero no fue así... Me molestó el hecho de haber quedado embarazada y que él se fuera con otra mujer.

—¿Uno de los Sano? ¿Quién? —Pregunté chismosa.

—Su nombre es Manjiro Sano, pero tú y todos los conocen como Mikey el invencible.

Se me cayó la boca de la sorpresa.

—¿Y tú...? ¿Por qué no te acercas a él?

—No quiero, antes lo hubiera hecho pero ni siquiera estaba en el estado. Ahora... Me da miedo, él parece estar en malos pasos y... Es mi culpa.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Mi familia ha estado durante años con una presión, y nunca solemos contar nada a nadie, a veces hacíamos cosas malas sin notarlo, dañabamos a los que queríamos sin saberlo.

—¿Los impulsos oscuros?

—Algo así. —Rió sin gracia. —Si tu... si tú pudieras acercarte a él, dile que tiene una madre que siempre lo amó, pero tenía miedo de no ser lo que él merecía.

💫

—Tu madre. —Hablé. —Es la esposa de mi padre.

Y entonces pude ver los ojos de Mikey adquirir algo de brillo.

Fue entonces que le di un puñetazo en la cara y cayó al suelo.

—¡Kenchin, chingale y llévatelo al auto!


Andamos en últimos capítulos banda.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora