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Suran, (28 años).

—Así que dime, ¿Cómo te sientes últimamente?

—No tengo por qué decirte cómo mierda me siento.

—Suran... No puedes seguir evitando éstas preguntas, llevas meses aquí y simplemente no cooperas.

—No estoy aquí porque yo quiera hacerlo, así que no estoy obligada a nada.

—Takeomi solo quiere verte feliz como lo eras antes.

—Takeomi me la pela.

—Abstente de malas palabras, por favor.

—Chinga tu madre.

—¡Por Dios, eres una señorita casi señora, ten un poco de educación!

—¡Deja de gritarme! —Exclamé fingiendo llorar. —¡Basta no quiero escucharte!

Los guardias entraron azotando la puerta, y entonces los enfermeros vinieron por mi. Le mostré una sonrisa triunfante a la chica y entonces me fui a mi habitación.

Hacía algunos años que Bonten se había creado, y obviamente Takeomi era parte de eso. Volvimos a llevarnos relativamente bien, pero solo fue un engaño, un maldito y pedorro engaño, pues hace medio año él me internó en un psiquiátrico. Qué dizque por comportamiento homicida, casi llegando a psicópata.

De puro churro no agarró a Sanzu porque ese hombre hubiera ido a prisión.

—Suran, tienes una visita. —Habló un guardia y entonces los enfermeros me dirigieron a las salas de visitas.

Cuando llegué ahí ya había un hombre de cabello oscuro y... ¿Hina?

—¿Si digaa? ¿Qué hacen por aquí visitando a ésta noble chica? —Sonreí con amargura.

—Suran, hace poco murió Takemichi, y con él murió Mikey. —Dijo Hina poniéndose a llorar.

Levanté una ceja mostrándome indiferente.

—¿Y qué quieren que haga?

—Sabemos que fuiste parte de Bonten, así que queremos saber todo acerca de esa pandilla.

—No voy a traicionar a los míos, así que ya pueden irse. —Bramé.

—Suran, necesitamos saber ésto, es importante.

—¿Para qué? ¿Mi ayuda de qué podría servirles? ¿Eso me va a sacar de ésta prisión? Porque les informo no es bonito, la comida sabe raro, me drogan a cada maldito rato, y digo, no me molesta, en realidad estoy acostumbrada, pero aquí no existe la privacidad.

—Haremos lo que podamos y...-

—No necesito eso, necesito que me saquen de aquí. —Bramé.

—Necesitamos el consentimiento de quién te metió aquí.

—Entonces no voy a hablar. —Me crucé de brazos. —Solo puedo decirles que Mikey era drogado por Sanzu, así que nunca estaba al cien de lo que hace o hacía. Quizás por eso asesinó a Takemichi.

—¿Por qué lo drogaba?

—Mikey solía tener arranques de... oscuridad, por llamarlo de alguna forma, no era enojo, él... parecía otra persona cuando eso pasaba. Nadie podía pararlo, y aunque él trataba de controlarse no podía, una vez llegó al punto de decirle a Sanzu que le diera algo, y desde ahí se le hizo adicción.

Continúe contándole más sobre Mikey, y la razón por la que había matado a Takemichi.

—Un momento, ¿Y tú como sabes que Mikey trató de asesinar a Takemichi si estabas aquí?

Sonreí y me encogí de hombros.

—La visita se acabó. —Dijo el guardia.

Los enfermeros entraron por mi para llevarme a mi habitación.

•••

Pasado.

—¡Suran! ¡Suran espera! —Me giré para ver de quién se trataba, era Pato.

—Oh, hola. —Saludé. —¿Necesitas algo?

—Eh, si, tu... ¿Me podrías acompañar a un lado? Es importante.

—Achis, ¿Qué es tan importante?

—Sigueme por favor. —Pidió y sin dudarlo lo seguí.

—¿Puedes darme un adelanto de lo que vamos a hablar? Me pone nerviosa no saber que decir en el momento. —Reí.

—No es nada grave, solo quiero hablar contigo, hace mucho que no te veía y ahora eres parte de una pandilla.

—Ah claro, ¿Sorprendente, cierto? Mi fuerza y poder se dio a conocer gracias a Kanto Manjikai, Maicol decidió darme una oportunidad en su pandilla, y fue la mejor decisión.

—¿En serio lo crees? ¿Por qué?

—Bueno, me alegra estar rodeada de personas que me ponen atención, ¿Sabes? Es lindo, porque me consienten mucho.

—¿Y Akashi no lo hacía?

—Él... él lo hacía en el pasado, pero todo cambio cuando seguí a Sanzu. Hay una razón por la cual los dejé, a ellos y a mamá. —Murmuré. —Después de que la Toman se desintegrara, y que Shinichiro despertara, Takeomi se fue con él y ya no pasaba tiempo conmigo, tampoco estaba en casa y solo iba a dormir y a primera hora en la mañana se iba. Senju... Con ella fue extraño, contigo es una persona dulce, tierna, buena onda, pero conmigo es todo lo contrario. Hubo un tiempo en el que nos llevábamos bien, pero también teníamos peleas, lo típico de los hermanos. —Sonreí. —Pero entonces ella cambió, quizás fue el hecho de que me juntara con otras chicas que no fuera ella, y ahí valió queso.

—¿A qué te refieres?

—Senju comenzó a apartarme, y a ignorarme, incluso parecía querer la atención de Takeomi en ella cuando Sanzu se fue. Y lo logró. Ahora ellos son los “mejores hermanitos” pero lo que ella no sabe es que es el plato de segunda mesa.

—Pero ella... no suena como tú lo dices.

—Es porque no la conoces como yo, no estuviste tanto tiempo con ella como yo. Incluso después de haber ido por caminos diferentes ellos dos crearon un apodo, Suté, que significa abandonada, ¿Puedes creerlo? Ahora todos me dicen así.

Pronto nos detuvimos en un almacén, fruncí mi entrecejo.

—¿Por qué nos detenemos aquí?

—Ah, es un escondite, ya sabes, a veces necesitamos despejarnos. —Dijo y yo asentí convencida.

Él abrió la puerta y me indicó que pasará, cuando estuve dentro escuché como cerro la puerta.

—¡Takemichi! ¡Imbécil déjame salir de aquí!

—Tú y yo necesitamos hablar, Suran.

W O M A N  [Tokyo Revengers] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora