PREFACIO

75.8K 9.6K 9.1K
                                    

Diciembre 2021

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Diciembre 2021.

Londres, Inglaterra

Aleska.

Érase una vez hace mucho tiempo, en un hermoso y alejado reino, la princesa...

Cierro el libro con tanta fuerza que mi profesora de español, la señorita Morrison, levanta la mirada de su revista y planta sus ojos, grandes y curiosos en mí.

—¿Pasa algo, señorita Abramov?

Se quita los lentes, dedicándome una sonrisa. Mis compañeros me observan, siento muchos pares de ojos sobre mí y no me gusta. Mis dedos juegan con mi cabello, pero le sigo la mirada, temerosa porque me regañe.

—¿Y bien? —pregunta, animándome a responder.

—¿Por qué tenemos que leer libros de princesas y caballeros? Quiero aprender otras cosas, vi en la biblioteca un libro de español que hablaba sobre los camellos y es mucho más divertido —me quejo, empujando el libro cuya portada es una princesa en un caballo.

No odio las princesas, pero me gusta más leer sobre animales. Son lindos, y aprendo mucho.

—¿Y cuando viste ese libro?

Con una sonrisa, respondo:

—Ayer, estaba buscando uno de...

—¿Fuiste a la biblioteca ayer, Aleska?

Algunos «uhhh» por parte de todos llegan seguidos de las risas y me encojo bajo la mirada de la señorita Morrison. Como que metí la pata.

—Solo pasé por allí —bajo la mirada. Me van a castigar otra vez.

—Sabes que no puedes ir a la biblioteca sin supervisión, ¿Quién te dejó entrar?

—¡Nadie! —Sacudo la cabeza varias veces, pasando saliva—. Lo prometo, no lo volveré a hacer.

—Eso dijiste la última vez y casi te peleas con los chicos mayores.

—Son unos irrespetuosos y yo soy una niña —contraataco—. ¡Tenía que defenderme!

—¿Y que te dijeron?

—Que el señor koala no es un koala sino un conejo —digo con decisión, repasando con mis dedos la foto de mi mascota en mi escritorio—. Sé que es un conejo, pero no me lo tienen que decir. ¡Yo lo sé!

Todos comienzan a reír y furiosa, los miro.

—Aleska, mi niña, tienes que cumplir las reglas.

—¡Pero es que las reglas son absurdas! —Ella eleva una ceja, sorprendida porque le contesto—. Aleska, no alimentes a las palomas. Aleska, no comas en los pasillos sola. Aleska, no vayas a la biblioteca. ¡Todo yo! ¡No es justo!

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora