Sorpresas amargas.
Anastasia.
El mensaje de Marcello parpadea en la pantalla de mi celular una y otra vez, pero luego de casi una hora, no hay rastro ni de él ni de Aleska cuando salgo al jardín tras librarme de Valerio Venturi exigiéndome una explicación.
A mí.
Una jodida explicación.
Tuvo suerte de que no sacara mi cuchillo y le cortara la lengua por metiche.
—Fina, ¿dónde está Marcello?
La mujer salta en su lugar, nerviosa, cuando llego a la cocina. Algunos meseros le ayudan corriendo de un lado al otro debido a que la cena debe ser servida en treinta minutos.
—Señora, me asustó —se queja, pero me lanza una sonrisa que me hace imposible impacientarme con ella—. El señor se fue hace diez minutos aproximadamente con la señorita Aleska.
—¿Sabes a dónde?
—No, señora, supongo que a la fiesta —dice con el rostro tornándose preocupado—. Ellos solo pasaron a cenar porque la señorita tenía hambre.
—¿Aleska ya cenó?
Asiente, corriendo al lugar donde comienza a dar instrucciones, sin darse la vuelta para seguir la conversación. No le presto mucha atención, solo llamo a Roger, el cual me confirma que Aleska está con Dasha en el despacho de Marcello viendo al conejo que insistió en traer pese a mis replicas.
Padre se burló de mí solo por eso. «Es idéntica a ti, no te quejes» Me soltó a medida que observaba como mi hija le colocaba el collar al conejo antes de subirnos al avión esperando por nosotros.
Camino hasta la oficina de Marcello, omitiendo a los dos guardias afuera. Ambos me lanzan un asentimiento que no respondo al clavar mis ojos en la puerta entreabierta que me deja ver la cabellera negra de la mujer que oculta a mi hija con su figura.
—Es para ti. —Me adentro en el despacho sin hacer ruido, tensándome nada mas la voz de Nicoletta se desliza en la habitación en dirección a mi hija—. ¿Me piensas dejar con la mano extendida?
—No la quiero —la voz de Aleska sale decidida, pero un poco ahogada, como si estuviera conteniendo el nerviosismo.
Doy un paso adentro, cerrando sigilosamente la puerta tras de mí. Los ojos de Dasha se enfocan en mi rostro, pero basta una sacudida de mi cabeza para que vuelva su atención a la mujer que no se ha percatado de mi presencia como tampoco lo ha hecho mi hija.
—¿Hace cuánto conoces a tu...a Marcello? —se corrige rápidamente, como si el solo pensar en Marcello como el padre de Aleska, le revolviera el estómago.
—No sé quién eres, pero eso a ti no te importa.
Contengo las ganas de reír porque el impulso de alejar a esa mujer de mi hija es más grande que cualquier otra cosa.
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DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓
RomanceLIBRO II [T-E-R-M-I-N-A-D-A] Crueldad y piedad. En la mafia no se perdona ni se olvida. Perverso. Manipulador. Sanguinario. Vil. Marcello Venturi ha regresado y esta vez mucho más peligroso que antes. El juego de poderes no ha terminado. De hec...