CAPITULO 41

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Alevosía

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Alevosía.

Marcello.

—¿Todo en orden, señor?

Asiento ante la pregunta de Orazio pese a que mis ojos permanecen en la pantalla de mi computadora, viendo a la niña de once años reír con el koala entre sus manos mientras busca con sus ojos al conejo que salta de mueble en mueble alrededor de la piscina. Esa pequeña bola de pelos me va a ensuciar los cojines blancos.

—El señor Nox acaba de llegar a Gijón, nuestros hombres ya fueron por él.

Nuevamente, me limito a asentir. Orazio se marcha tras darle una mirada que no ignora, detallando en ella la orden de que me deje solo. Llevo una semana encerrado en estas malditas cuatro paredes, trazando esquemas que me permitan adentrarme en el territorio de Musleh sin levantar sospechas alrededor así que sabe que no soy la mejor compañía justo ahora, mucho menos quiero serlo.

Anastasia está tan convencida como yo de que nada puede salir mal, que no tendremos otra oportunidad, y seguramente al ingresar con ella, sin importarme nada, me estaré delatando, pero no tenemos otra manera de proceder. Las cosas están llegando a un punto en el que Ibrahim va a querer esconderse fuera del ojo del huracán, y si eso sucede, nos jodemos.

—¿Por qué no estás listo? —La voz dudosa de Anastasia es la que me hace levantar el rostro, buscándola. Está en el umbral de la puerta, con un vestido ceñido que le llega casi a la rodilla mientras que el azul de la tela resalta la piel bronceada que se ha expuesto al sol un poco en estos días—. Nox ya llegó a Gijón.

—Sí, Orazio ya me avisó —contesto, siguiendo el vaivén de sus caderas a medida que se acerca, sentándose en la cama, a mi costado—. ¿Le dijiste a Dasha que se quede con Aleska en la piscina?

—Roger también estará con ellos —informa, inclinandose un poco para revisar los puntos de la herida junto a mis costillas. Me los reviso yo mismo al despertar, pero como me gusta tenerla cerca, simplemente me quedo callado para que lo haga también.

Nunca está de más una segunda revisión.

Mientras sus dedos se escabullen por mi piel, levantando un poco el resto de las vendas que me quitaré hoy, mis ojos buscan la pantalla nuevamente, perdiéndome en el video en vivo que deja a la vista a una Aleska acomodando al koala en uno de los cojines para salir en busca del conejo. Massimo, el niño bajo el cuidado de Aurelio, intenta llegar a ella, pero la niña corre, huyendo del castaño.

No dejo de pensar en que es como tener una pequeña versión de la mujer junto a mí.

Aleska es el vivo retrato de su madre en cada uno de los aspectos posibles. Es una niña, pero su personalidad está revestida de audacia, valentía y perspicacia, lo cual me asombra en algunas ocasiones. Sin embargo, hay un brillo en sus ojos que muestra el temor a lo desconocido cuando nadie la acompaña.

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora