¿Trato?
Anastasia.
La garganta se me cierra bajo la sospechosa mirada que me dedica Benjamín Prada. Las bailarinas que anteriormente se divertían con mi esposo, ahora están tras de él, sosteniendo con firmeza un par de cajas doradas a juego con la decoración de la sala VIP donde nos encontramos. Un lazo negro las mantiene cerradas, y no consigo la forma de apartar la mirada de ellas.
—¿Qué pasa? —Carraspeo al sentir la garganta tan seca. Necesito agua para esto—. ¿Para qué querías vernos?
—Bueno, pensé que como son mis invitados de honor, se merecen el mejor trato que puedo darles.
—¿Y eso sería?
Siento los perspicaces ojos de Marcello sobre mí por una fracción de segundo, pero no me vuelvo hacia él, solo espero una respuesta que es expresada por la sonrisa lobuna de Nox.
—¿Benjamín?
Es Marcello quien exige su atención ahora, notoriamente intrigado por la manera en que las señoritas tras de Nox, se ríen. Como si compartieran un secreto que podría envolver algo muy grande.
—Deberían dejarse sorprender —habla dando un paso al frente. Ya no tiene la chaqueta de cuero que lo señala como presidente del club, pero el tatuaje en el costado de su brazo que resalta por debajo de la tela de la camiseta negra, es todo lo que se necesita para salir corriendo en la dirección opuesta—. Son mis invitados después de todo.
—Lo somos, pero como te dije hace unos días —Marcello avanza hacia él, deteniéndose a un par de pasos. Nox lo observa, esperando a que siga—, a mí no me gustan las sorpresas.
—A menos a que seas tú el que las dé, ¿no es así?
—¿Qué te traes? —contraataca el Don—. Son las doce, y ya me iré.
—¿Tienes otro lugar en el que estar?
—Quiero irme, no tengo que tener la necesidad de estar en otro lugar para marcharme —lo reta al elevar su ceja esperando una réplica—. ¿Y bien?
—Las chicas los guiarán a sus habitaciones.
—¿Nuestras qué? —Doy un paso al frente, deteniéndome al lado de Marcello—. No pedimos nada, Benjamín.
—Pero es mi regalo para ustedes.
Ruedo los ojos, pero cuando me vuelvo en su dirección solo me da la espalda y se marcha. Sabiendo que ignorarlo sería un maldito desplante, avanzo hasta llegar a las bailarinas, las cuales nos indican el camino por el lado contrario a los baños donde estábamos antes.
El pasillo que da a las habitaciones es mucho más amplio que el de los baños, y como lo dijo Félix, hay algunos reservados intermedios que están cerrados y custodiados hasta las dos.
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DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓
RomanceLIBRO II [T-E-R-M-I-N-A-D-A] Crueldad y piedad. En la mafia no se perdona ni se olvida. Perverso. Manipulador. Sanguinario. Vil. Marcello Venturi ha regresado y esta vez mucho más peligroso que antes. El juego de poderes no ha terminado. De hec...