CAPITULO 25

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¿Padre o papi?

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¿Padre o papi?

Anastasia.

Mi dedo se pasea por la pantalla de mi IPad cayendo por tercera vez en las últimas veinticuatro horas en uno de los videos que me facilitó Dimitri. La tensión que envuelve mi cuerpo es difícil de olvidar teniendo en cuenta que cada que reviso la carpeta llena de información, algo diferente derrumba mi credibilidad en las personas que me rodean.

La primera vez, vi el video en la soledad de mi habitación cuando ya Aleska estaba dormida en su cuarto. La segunda ocasión fue en mi estudio en la mansión mientras esperaba que padre saliera de su reunión con algunos amigos del extranjero.

Dos horas más tarde, me encuentro con los ojos de gacela de Aurelio Caruso instalados en mí a la espera de que reproduzca el video por tercera ocasión. Emilio entra siendo el único que faltaba, luce cansado producto de la cantidad de horas que tuvo que conducir para llegar a tiempo, pero está aquí.

Natalia me regala una sonrisa al sentarse en una de las butacas, cruzándose de piernas. El vestido azul se le sube un poco, y es justo allí que Félix posa su mano de manera protectora sobre el muslo de su prometida.

Ambos miran al frente, justo donde el gran televisor en el despacho de padre nos muestra una pantalla en negro que cobra vida cuando le pincho a reproducir. Todos se quedan viéndolo y escuchándolo con atención al igual que yo lo hago, a pesar de que ya me sé el contenido casi de memoria.

—¿Para qué me pediste que viniera? —Todos vemos en la pantalla como Taddeo se lleva el licor a los labios sin pensar mucho en lo que lo rodea. Está en el despacho de su padre y es uno de los principales protagonistas del video que lleva horas martilleando en mi cabeza—. Estoy agotado.

—¿Cómo van las cosas en la casa de Anastasia? —pregunta el hombre de cabello canoso que luce mas viejo que la última vez que lo vi. El interés brilla en sus ojos a pesar de la distancia con la cámara. El sonido es bajo, pero Adriano buscó la manera de aumentarlo con los altavoces—. No he escuchado nada más.

—¿Por qué no le preguntas tú mismo? —pregunta algo molesto el hombre lleno de tatuajes que no tiene ni idea de que se está metiendo en la boca del lobo—. Realmente no entiendo el motivo por el cual me citaste aquí, papá.

—No me has llamado así en un tiempo.

—Ve al puto grano en todo esto —espeta Taddeo, tomándose de golpe lo que queda en el vaso.

De un momento a otro, la pantalla queda en negro.

—Quiero que salgan —exige padre, deteniendo el video. Sus ojos van a las personas que se quedan de piedra ante su petición—. Ahora.

—Pero, tío...

—Principalmente tú, Emilio.

Frunzo el ceño, buscando algo en sus ojos, pero no encuentro mas que furia en su estado mas puro. En su mirada no hay lugar a réplicas, a quejas o reclamos. Y todos notan eso porque en cuestión de segundos, desocupan el despacho, dejándonos solos a los dos.

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora