CAPITULO 42

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Felonía

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Felonía.

Horas antes.

Anastasia.

Marco con insistencia el mismo número en la pantalla por decima vez en la última hora. No obtengo respuesta mas que el mismo buzón en donde Salvatore manda a la mierda a cualquiera que lo moleste.

Alessandro tampoco atiende.

Y Demetrio mantiene su teléfono apagado avivando mi preocupación.

Selena sale de la habitación de Gerónimo en el hotel al que tuve que trasladarlos de improviso debido a sus preocupaciones. La mirada que mantiene en sus ojos cae, las bolsas bajo sus párpados al cerrarlos son más prominentes, de un tono algo oscuro, mostrándome lo poco que ha dormido estas noches ante mi falta de respuesta.

—Fue difícil que se quedara dormido —comenta, recibiendo el vaso de agua que le tiendo—. No será fácil para él no ir a la escuela.

—Solo es hasta que consiga otro lugar para ustedes —le recuerdo, intentando calmarla, pero no lo hago. Ella sigue nerviosa, sus ojos no se apartan de la puerta como si en cualquier momento alguien fuese a abrirla a la fuerza—. Tal vez solo fueron...

—No fueron ideas mías, Anastasia —me interrumpe, buscando mis ojos con duda, pero ansiedad también—. Alguien nos estaba vigilando. Fueron días y días los que vi a las personas alrededor, iban y venían y uno de ellos intentó... —su voz se quiebra siendo reemplazada por la agitación—, sabes que de no estar segura yo jamás te habría llamado.

—¿Alguno se acercó a Gerónimo?

—Uno de ellos intentó pedirle una dirección, pero él salió corriendo en busca de uno de sus juguetes que tiró por la ventana y solo lo ignoró. —Aprieta los dientes al apartar sus ojos de los míos, ocultando la rabia ante la posible amenaza para su hijo—. No entiendo quien puede estar tras nosotros, Anastasia. Nadie sabe quien soy o a lo que se dedicaban mis padres, nunca me asociaron con ellos y...

—Se te olvida quien es el padre de tu hijo, Selena.

No quiero sonar dura, pero estoy tan cansada como ella, sabiendo que tengo mas que esto sobre los hombros. Dejé todo nada mas llamó, tomé el primer vuelo a Londres para tomar uno de los helicópteros de Nox que me trajera a Irlanda y no levantar sospechas. Él no preguntó, solo aceptó y tuve lo que pedí a cambio de un par de favores al aire.

—Giulio... —Suspira, el aire abandona su boca, temiendo lo peor—. A veces he querido decirle, lo juro, pero luego recuerdo las noches llorando, los disparos cuando mataron a mis padres y el solo pensar en dejar a Gerónimo solo si me pasa algo o que me lo arrebaten...

Nuevamente se agita, dejando que los nervios tomen el control de su cuerpo.

—Anastasia, no puedo, simplemente no puedo. —Algunas lagrimas descienden por su rostro humedeciendo la pile pálida—. Exponer a Gerónimo es lo que menos quiero, yo crecí en medio del fuego cruzado y Giulio tiene demasiados enemigos. Nuestro hijo los heredaría y ningún tipo de poder es capaz de compensar la sangre en manos de mi hijo.

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora