Sin presiones.
Anastasia.
Padre me observa desde la distancia a medida que camino en dirección a la residencia de nuestros invitados. Las cosas han estado muy calmadas en lo que a ellos se refiere, no han dado problemas en el tiempo que llevan encerrados y no pusieron replica alguna ante la cantidad de exámenes médicos a los que fueron sometidos.
Sé que padre ha estado al pendiente, ha dormido con un ojo abierto eso es seguro, pero los guardias de la Organización y los nuestros se han encargado de que las cosas permanezcan al margen de lo que sucede alrededor.
No toco al entrar, y es por ello que llamo la atención de un Ekaterina leyendo y un Sergey intentando quedarse dormido.
—Pude estar desnudo.
—He visto muchos hombres desnudos —le informo restándole importancia—. No tienes nada que no haya visto ya.
—Pero lo tengo.
Ruedo los ojos por la socarronería con la que salen sus palabras. Escucho a Ekaterina reír, una autentica risa que deja un poco de alivio en la tensión del ambiente.
—¿Listos para salir de aquí? —inquiero, sentándome al borde de uno de los muebles de la sala.
Este lugar estuvo muy abandonado antes de ellos, pero se mantuvo impecable al igual que el resto de la casa, ni siquiera parece que salimos de la casa principal, todo es igual de lujoso y está igual de cuidado que en el ala principal.
—Si no tuviera esto —Sergey apunta a la tobillera que no tardará en dar descargas eléctricas si yo lo quiero—, probablemente diría que sí.
—O si no tuviéramos el dispositivo de rastreo que metiste en nuestro cuerpo cuando llegamos, nos tendrías saltando en un solo pie —expresa Ekaterina volviendo su atención a la lectura.
El poder de los signos.
¿Cree en esa mierda?
—Tengo una tarea para ustedes.
—¿Al fin le pondremos las manos encima a Zinov? —pregunta Ekaterina sin dejar de pasar sus ojos por las páginas—. Estoy algo aburrida aquí.
Levanta el libro, dando toquecitos con sus dedos para enfatizar su punto.
—No se ve como una lectura que entretenga mucho —murmuro, estirando un poco las piernas. De verdad necesito buscar la manera de dormir algo por las noches. El club no será una buena opción para mí hoy.
—Es entretenida —dice ocultando una sonrisa. Quiere lucir reacia a la charla, pero una parte de ella busca en mi rostro algo que le devele en que punto están conmigo aquí—. Y lo seguiría siendo de no haberlo leído cinco veces ya.
—Que pena —me burlo, volviendo mi atención a su hermano. Nuestro hermano—. ¿Cómo eres para socializar?
—¿Perdón?
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DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓
RomanceLIBRO II [T-E-R-M-I-N-A-D-A] Crueldad y piedad. En la mafia no se perdona ni se olvida. Perverso. Manipulador. Sanguinario. Vil. Marcello Venturi ha regresado y esta vez mucho más peligroso que antes. El juego de poderes no ha terminado. De hec...