CAPITULO 44

97.5K 8.6K 8.7K
                                    

Información clasificada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Información clasificada.

Marcello.

—¿Encontraron todo esto en casa de Ibrahim?

La pregunta de Anastasia es respondida en la distancia por Orazio con un simple «sí». Nadie puede apartar su mirada de la pantalla o de los archivos sobre la mesa, detallando cada uno de los movimientos que ha hecho Musleh en los últimos meses en Latinoamérica y no solo hay un nombre que me resulta familiar, sino varios, y sé que a la mujer junto a mí cuyos ojos taladran con furia lo que lee tampoco se le pasan desapercibidos los apellidos que aparecen en varios documentos.

—Esteban Domínguez —leo en voz alta causando que mi esposa clave su mirada enojada sobre mí—. Dejaste cabos sueltos, Anastasia.

—Tenemos que llamar a Morales para que se encargue de esto, no podemos solo lanzar suposiciones que pueden ser solo eso, simples suposiciones.

Sin embargo, los archivos son claros. Esteban Domínguez murió en manos de Anastasia y de Aurelio antes de nuestro primer encuentro en Colombia, Andrés me lo dijo, y por culpa de esa gracia me atacaron directamente durante mi estancia en el país. Le salvé el culo en esa ocasión, pero no pensé que eso me pondría también una cruz en la frente en ese momento.

—Ibrahim piensa viajar a México para retomar los negocios de Domínguez y hacerse cargo junto al hermano del mexicano —sigue, insistiendo—. Esto le afecta a Andrés, ¿cómo es que no nos ha dicho nada?

—Seguro no lo sabe, ya habría llamado.

La situación no acaba ahí, todos lo sabemos, eso solo es uno de los innumerables problemas que tenemos ya que Ibrahim tiene planes de salir del continente tras el ataque que tiene planeado en contra de Anastasia y de mí. A sus ojos, cree que no sé que me atacará directamente, pero tengo su plan de ruta que seguramente cambiará luego de esto, probablemente adelantando todo.

Debimos agarrarlo para no quedar en la penumbra que es donde estamos y lo único que me mantiene cuerdo es que tenemos a esa perra traicionera en nuestro poder. Nicoletta es lo único que mantiene la cuerda en el aire para que no se quiebre, no la puedo matar hasta no llegar a Ibrahim.

—Si ya tienen todo listo para entrar, ¿por qué esperar tanto? —cuestiona Roger, acercándose—. Es absurdo que deje pasar tanto tiempo.

—Esto no tiene que ver con él, de ser por Ibrahim ya nos habría matado a los dos —suspiro, cansado—. Esto es sobre el tal Aleksei Ivanov.

Frustrado, aviento sobre la mesa de mi despacho el último archivo que leí. Las transacciones y los mensajes que fueron sacadas de la computadora de Musleh son demasiado claras, ese otro hijo de puta también quiere jodernos y quiere esperar a tener el momento preciso para atacar a Qiang y a Dimitri en el mismo instante para que ninguno tenga tiempo de escapar.

Hay varios videos también, cuatro personas se reúnen: Nicoletta, Ibrahim, Ilias y el hermano de Domínguez. No tenemos información sobre el hombre, pero Morales lo averiguará. Sin embargo, eso no es lo que logra inquietarme al punto de casi hacerme perder los estribos, sino que, en contados cortometrajes, se les une una quinta persona cuyo rostro nunca se ve. Su cabeza está cubierta por una gorra en cada uno de ellos, su cuerpo por gabardinas grandes que no den una idea de su postura y solo tengo un nombre en la cabeza: «Aleksei Ivanov».

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora