CAPITULO 27

125K 9.1K 13.8K
                                    

Enemigo íntimo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Enemigo íntimo.

Marcello.

Las luces destellan en intervalos de diez segundos, inundando el lugar de rojo de vez en cuando, develando los espacios que se han convertido en una especie de salón de eventos decorado de manera elegante y casi neutral. Las mesas fueron retiradas, la música es diferente que la última vez que vine y si hay cincuenta personas es demasiado.

Las bailarinas moviéndose al ritmo de la música en los altavoces, balancean sus caderas y recorren su piel con sus manos, vestidas escasamente con conjuntos blancos que apenas cubren sus pezones y demás partes íntimas de manera estratégica.

Todas se pegan a las paredes de cristales que las rodean, formando estrechos cubículos que se empañan ligeramente y revelan sus cuerpos con cada ráfaga de luz que las impacta.

—Ni siquiera sé para qué vinimos —la voz de Nicoletta me estorba en el oído con cada palabra que sale de sus labios—. Tenemos cosas que atender, Marcello.

—¿Crees que Anastasia me va a dar información importante si solo me alejo y la ataco por la espalda? —cuestiono disimulando mi rabia con burla—. No es idiota, Nicoletta.

—¿Has conseguido algo?

—Me reuní con ella —confieso girándome a verla. Su mirada es calmada, la furia que normalmente veo en sus ojos, no está—. Tal como le dije a Ibrahim, pronto atacará sus territorios en conjunto con Nadim Mubarak.

—Ibrahim también quiere saber cuándo podrá entrar —habla, llevándose su bebida a los labios, bebiendo sorbos pequeños antes de continuar—. Quiere que organicemos todo nosotros porque él está devolviéndole los golpes a Rada.

Sus palabras me sorprenden a más no poder, y es tanta mi conmoción, que ella sonríe como si hubiese ganado algo y se planta frente a mí, mirando en todas las direcciones antes de colocar sus manos a los bordes de mi chaqueta. Sin embargo, pese a que su toque genera más rabia en mí, no la aparto, solo la miro.

—Buscaré la manera de hacerlo —aseguro, mirando sus manos antes de llegar a sus ojos—. ¿Qué averiguaste de los de la Yakuza?

—Enviarán un par de hombres de los suyos en unos días. —Sus manos se mueven hacia arriba, deshaciendo el único botón que mantiene en firme mi chaqueta—. Al parecer quieren buscar una alternativa para solucionar sus problemas contigo.

—Bien.

Buscando sus manos, la detengo antes de que llegue más arriba. Nicoletta busca algo en mi rostro, pero solo la miro, dejando caer sus manos.

—¿Tienes miedo de que nos vean juntos, Marcello? —se burla al momento en que doy un paso atrás, rehusándome a sentir sus manos sobre mí. Las personas no nos ven en el reservado en el que estamos y Anastasia no ha llegado, así que prefiero evitar—. ¿Qué?

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora