CAPITULO 34

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Bajo sospecha

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Bajo sospecha.

Nicoletta.

Pese al dolor que arrolla mi cuerpo al caminar, avanzo en dirección a la pista clandestina en donde el avión espera por mí. Mi teléfono vibra en mi bolsillo, pero lo ignoro, apretando los dientes en tanto le tiendo mi bolsa de viaje al piloto que lleva toda la mañana aquí.

—¿Se siente bien, señorita Basile? —Le lanzo una mirada de mala gana para que cierre la boca. Su semblante cambia, la amabilidad se desvanece y el temor destella en su mirada azulada—. El señor tendrá un equipo esperando por usted en Abu Dabi.

Detengo mi andar, paralizándome de golpe ante la información que me descoloca.

—¿Abu Dabi? —El piloto que regularmente me lleva con Ibrahim asiente—. ¿Por qué está en el territorio de Nadim Mubarak?

El hombre no me responde mas que con una sonrisa forzada. Ibrahim le tiene confianza, es de los pocos que sabe con exactitud en que lugar se podría encontrar a ese hombre.

—Lo único que puedo decirle es que usted estará segura, señorita Basile. El jeque y su familia salieron del continente hace unos días, así que tanto Nadim Mubarak como su esposa, están fuera de nuestro alcance y viceversa.

Sus palabras me calman, pero no dejo de dudar.

Sentarme me incomoda, los moretones que me cubren el cuerpo me duelen y me hacen enfurecer a niveles exorbitantes. Marcello no tiene ni idea lo que le espera una vez consiga lo que necesito. No le voy a perdonar esto ni si se arrodilla suplicando perdón.

No sé en que punto estoy con él, pero debo andar con cuidado porque su confianza en mí se está quebrando. Esta mierda es culpa de Ilias y ni su colega ni yo estamos feliz con lo que hizo, exponiéndonos de manera innecesaria.

Yo también tengo mis dudas con la situación alrededor de la adopción de esa niña, pero no por eso me decidí a enfrentar mas de la cuenta a esa mujer. Hice mis averiguaciones por mi parte en su lugar solo para no hallar nada.

El sucio local que funge como venta de prendas en un mal barrio es lo que me recibe cuando llego escoltada por los hombres de Ibrahim a Abu Dabi. Estando en el territorio de Nadim se expone, se coloca en riesgo, pero como le quedó claro a Ilias la última vez que lo enfrentó, sus decisiones no deben ser cuestionadas. Él sabe como hace sus mierdas.

—Marcello no mintió cuando dijo que pagarías lo que sea que hiciéramos por nuestra cuenta —habla el árabe sin burla alguna, solo teniendo ojos para el rostro lleno de moretones que no fueron cubiertos por el maquillaje—. ¿Qué está pasando?

Llego a él, esperando a que las mujeres alrededor se marchen. Lo hacen con solo una mirada.

—Marcello no parece tener dudas de nosotros, solo de mí. Sospecha que lo puedo traicionar al retirarle mi lealtad —respondo con una mueca que se forma nada más intenta tocarme el rostro—. ¿Para qué me llamaste?

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora