CAPITULO 45

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Ruina

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Ruina.

Anastasia.

Lucho contra la opresión en mi pecho a medida que salgo de la habitación con el teléfono en la mano sin mirar a Marcello por temor a explotar. El peso de la traición y la mentira me avasalla clavándome un puñal en el pecho que está esperando tan solo un punto más para terminar de hacerme sangrar. Mis manos tiemblan cuando presiono mis dedos en la pantalla, buscando el nombre de la única persona que puede darme una respuesta a las mil dudas en mi cabeza justo ahora.

El timbre suena.

Una.

Dos.

Tres.

Se va al buzón.

Vuelvo a marcar entonces. Repito la rutina tres veces hasta que la voz soñolienta al otro lado consigue dejarme entumecida.

—¿Anastasia?

—Mis anillos —murmuro buscando las palabras. Apenas si puedo hablar sin pensar en algo más—. ¿Cuándo te pidió Marcello que hicieras nuestros anillos de boda?

Se queda en silencio soltando una exhalación.

—François, respóndeme.

—Anastasia, los problemas que ustedes...

—Respóndeme —exijo con los dientes apretados—. ¿Fue cuando llegó? ¿Qué te dijo?

—Solo me entregaron un boceto con anillos similares a los que hice para ti en agosto del año pasado —murmura en respuesta, escuchándose tenso—. Uno de sus hombres dijo que debían ser entregados lo mas pronto posible y es todo lo que sé, Anastasia.

—¿Y no pensaste en decirme?

—No quiero meterme en medio —pide—. Si quieres respuestas de algo...

Cuelgo con el corazón en la garganta y el ansia de respuestas taladrándome el corazón. Él no dirá mas y yo necesito más, necesito algo que me saque las ideas que tengo en la cabeza para no dejarme llevar.

Entonces voy a su despacho, cierro la puerta tras de mí y comienzo a buscar. No sé que espero encontrar, pero solo hago del lugar un completo caos mientras el corazón no deja de latirme con fuerza contra las costillas, recordándome que estoy viva, que esto no es una pesadilla y que hay mil cosas que Marcello no me dijo.

Sabía que me mentía, que estaba ocultando cosas, pero no algo como esto. Nunca me imaginé algo como esto. Creí que eran cosas sobre la Organización, que estaba metiendo su mano en los ataques en dirección a Ibrahim mas allá de lo que me decía, pero que no podía hablar sin poner en riesgo su puesto, pero... ¿mentirme con respecto a lo que recordaba?

Su caja fuerte está cerrada, pero presiono los números, solo quiero conseguir respuestas. Cierro la puerta con pestillo y las alarmas comienzan a resonar en el lugar alertando a todos tras varios intentos fallidos, pero no me detengo, no me detengo hasta que coloco la fecha de nuestra boda al revés cuando me pide una clave de respaldo y abre.

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora