CAPITULO 22

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Jaula

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Jaula.

Anastasia.

Natalia llega antes de que Marcello se marche, su mirada burlona sobre ambos no me pasa desapercibida, pero se abstiene de pronunciar palabra alguna en nuestra dirección, dedicándose a mirar su celular mientras espera fuera de la celda que el guardia abre para que salga mi esposo, el cual fija sus ojos en ella al detenerse junto a la puerta.

—Natalia.

—Marcello —le sonríe—. Parece que las noticias vuelan en España.

—Eso parece.

Me mira por encima de su hombro, ocultando la sonrisa que amenaza con salir. De no ser por la forma en que sus ojos se achinan un poco, para mí hubiese pasado desapercibida al igual que para mi Sottocapo.

—¿Algo importante que saber? —cuestiona la mujer cuando se marcha—. ¿O su visita fue netamente de placer?

—¿Qué insinúas?

—Que tienes cara de recién follada —se burla, tendiéndome mis cosas—. Ya podemos irnos.

No le sigo el juego que su mirada parece querer iniciar, lo que si hago es ponerla al corriente de todo lo que me dijo Marcello. Mis hombres ya están en las afueras para cuando Natalia y yo llegamos a media noche a la casa donde iba a reunirme con esa gente.

—La policía estuvo aquí. Pude hablar con Sánchez, así que hizo que todo esto quedara en manos de nosotros al enviar a sus hombres de confianza.

—¿Qué hay del idiota que me encerró? —Así haya ido de parte de Marcello, sabía quien era yo, sabía a lo que se atenía al retarme—. ¿Le hablaste de él?

—Lo enviarán a Madrid.

—Bien, hablaré con Nox para que hable con su gente allá —anoté, escaneando el lugar prácticamente vacío que me recibe al bajarme del auto. La casa que mandé a construir hace años para mis reuniones ya no está, todo está hecho un caos—. No lo mataré, pero haré que le hagan la vida imposible.

—Seguía ordenes de Marcello, ¿no?

—Sí, y eso no puede volver a pasar. Quiero que junto a Roger investiguen a cada policía de esta ciudad, necesito información a la que pegarme si el puesto que Marcello tiene ahora vuelve a ser un problema.

—¿No estás molesta por eso?

—Yo lo habría hecho también —confieso, soltando un suspiro. No tiene caso negar lo que es evidente—. Además, no quiero perder el tiempo en enojos pasajeros, ahora lo importante es reforzar mi posición dentro de la elite de este país y seguir atacando el territorio de ese malnacido de Ibrahim.

—¿Marcello y tú se reunirán pronto para hablar sobre eso? —cuestiona tras aceptar el informe del único policía que queda. Oficialmente esto quedó cerrado—. Estás trabajando sola, a escondidas y solo Rada Mubarak parece saber lo que estás haciendo, ¿estás segura de que quieres seguir así?

DOLOROSA VINDICTA [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora