Todo comenzó con su Mirada | ✔️

1- El inicio de una tormenta

Charlotte Black

Cámaras. Reflectores. Fama. Eso es lo que soy. Mi nombre es Charlotte Black, vengo de una familia de locos en donde casualmente la gran mayoría son muy famosos. El gran referente de la familia es mi madre, Alison Black. Mi más grande motivación es que algún día pueda llegar a ser como ella. Me esfuerzo mucho en hacer lo que me gusta, el modelaje es una de mis más anheladas metas. Caminar en pasarelas y representar marcas de ropa mundialmente conocidas. Eso es lo que deseo. Es mi sueño. Y estoy feliz porque mi vida es perfecta, no tengo obstáculos, voy bien, armando mi carrera, aprovechando las oportunidades que se me presentan para surgir en el mundo del espectáculo y las redes sociales.

Hablando de eso, estoy agotada.

Pestañee varias veces para poder acostumbrarme a la luz. Los flashes suelen ser molestos en exceso. Estoy en la inauguración de la nueva empresa de mis padres, y como es costumbre todos los reporteros se encuentran aquí.

—¡Alison! ¡Charlotte! ¡Posen para las cámaras!— comenzaron a gritar.

Me paré a la derecha de mi madre y posamos para las fotos, seguramente las veríamos en alguna revista mañana por la tarde. Mi padre siendo tan aguafiestas como siempre nos obligó a subir al auto, Liam ya estaba dentro, le molestan tantas luces así que prefiere quedarse aquí.

—Que molestos son— gruñó papá—dejen de ser tan bonitas— mamá sonrió.

—He escuchado esa frase tantos años, pero sabes que es imposible que deje de ser bonita— presumió— además Charlotte tiene mis genes.

—Y los míos, por si se te olvida— dijo él, sarcástico.

—Bien, ¿Podemos irnos? Tengo que hacer mi rutina de piel cada noche antes de dormir, soy bonita pero tengo que cuidar esto— Señalé mi rostro.

Liam comenzó a reír junto a mamá, papá me miro por el espejo retrovisor horrorizado.

—No. Me equivoqué, eres noventa y nueve porciento Alison y un porciento yo, eso suena imposible pero confirmo cuando te veo— Yo asentí.

—Ese uno porciento podría ser que a veces me dan ganas de gritarle a las personas, pero no lo hago porque soy lista como mamá.

—Tú madre también me enseñó la paciencia, pero contigo es difícil no agotarla, querida hija— sonrió falsamente.

Al llegar a casa lo primero que hice fue quitarme el maquillaje, una ducha relajante era lo que más necesitaba, fue un día agotador. Hice mi rutina y preparé mis cosas para la escuela, soy muy responsable con mis estudios, manejo mi agenda, así puedo controlar que todo esté en orden y que coincidan mis horarios, ser famosa no es fácil, es un sueño pero aún así no todo es color de rosa, yo puedo decir que tuve mucha ayuda, otros no tienen el privilegio de nacer en una familia como la mía.

Cada mañana reviso mi atuendo, así que todo está bien, dejé mi cabello suelto y bajé las escaleras, las vacaciones fueron buenas, disfruté y trabajé mucho pero hay que volver a la realidad, tengo que terminar el instituto para ir a la universidad y conseguir mi título. Aunque aún no sé bien a qué quiero dedicarme, mi opción es estudiar negocios como mis padres, son empresarios exitosos que necesitarán una heredera digna, y se que Liam no lo hará, el arte es su presente y su futuro, me encanta que tenga las cosas tan claras y sepa lo que realmente le apasiona.