34- Esfuerzo.

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Nate Samuels

—Jodida loca.

Charlotte me sonrió con inocencia.

—¿Confías en mi, lindo Samuels?— preguntó.

Lindo Samuels, ella puede conmigo.

—¿Justo ahora? Pues no— confesé.

Me ignoró por completo, simplemente puso en marcha el auto. Yo me puse el cinturón de seguridad y me afirmé al asiento. No tengo idea de hacia donde me lleva la loca, temo por mi vida, pero me pone feliz saber que de verdad soy tan importante para ella como para que esté esforzándose tanto por mi. Porque si, dije que se la podría difícil y cumplo mi palabra.

—¿Puedes decirme a donde me llevas?— pregunté.

—Es una sorpresa.

—¿Es porque te estoy fastidiando verdad? Es eso, quieres vengarte de mi porque te la he puesto difícil estos días y seguramente quieres llevarme a algún sitio aislado para matarme.

—Si quisiera llevarte a un sitio aislado, solo nosotros dos, no sería precisamente para matarte, Samuels.

La observé sorprendido por su emocionante insinuación, no pude evitar reír con ella. El resto del camino fue cómodo, con música y algunas risas por algún comentario suyo. Me la pasé mirando por la ventana, tratando de adivinar a donde vamos. Pero se me hizo imposible después de que parara solo para ponerme una venda en los ojos.

¿Imaginan cuánto aumento mi terror al estar con ella al volante en un auto a ciegas?

Lo mejor fue cuando se detuvo. Rodeó el auto y me ayudó a bajar. Me concentré en nuestras manos entrelazadas mientras me guiaba, y confié en ella, en cada pasó que dio. Solo sintiéndola, admirando este lado suyo que no había conocido jamás.

—Pensé en invitarte a una cita pero no nos pega nada y yo quedaría en banca rota por todo lo que comes— confesó, yo reí— Espero que te guste la sorpresa.

Me quitó la venda, pestañeé varias veces tratando de acostumbrarme a la luz y cuando lo logré realmente quedé con la boca abierta, tratando de procesar todo lo qué hay frente a mi.

—¿Y? ¿Qué opinas?— preguntó ansiosa.

Me llevé una mano a la boca mientras avanzaba lentamente hacia el amor de mi vida. Y no, no es Charlotte.

Estamos en una enorme pista de carreras, y frente a mi tengo a dos de los autos más geniales que he visto en mi vida.

—¿Es un Ford Mustang 1967?— Pregunté impactado.

Es tan hermoso, voy a abrazarlo.

Me incliné para abrazar el capó del auto, esto es como el cielo. Este es mi paraíso, debo estar soñando.

—Si.

—¿Y ese es un Chevrolet Yenko Camaro 1969?— ella asintió— Es como el que usaron en...

—¿En Rápidos y furiosos? Pues si, estos autos son los originales que usaron en las películas— volteé a verla tan rápido que casi se me sale el cuello.

—Tienes que estar jodiendome— dije incrédulo.

—No. Es real.

—¿Pero como conseguiste esto?— pregunté al borde del colapso.

—Mejor deberías dejar de preguntar... y subir a uno— sacudió las llaves frente a su rostro con emoción.

—Tu quieres que me dé un paro cardíaco— volví a acercarme a ella.

—Sorpresa— canturreó— A que soy la mejor chica que has conocido en tu vida ¿eh?

—¡Eres jodidamente increíble!— la abracé con fuerza— ¡Esta es como la mejor Cira del mundo!

—Ve, conduce— me animó, entregándome las llaves.

Me decidí por el Mustang, el hermoso Mustang negro con blanco. Apenas entré en él aprecié cada detalle del tablero y el volante. No dudé en ponerlo en marcha y disfrutar de la sensación de sentirme en la película. La potencia del motor es impresionante, puedo sentir la adrenalina corriendo por mis venas mientras aumenta la velocidad y doy vueltas por la pista. Esto de verdad es algo que no olvidaré jamás. Es una experiencia única.

Debería dejar de subestimar el poder de Charlotte. Es impresionante lo que puede conseguir.

Como por ejemplo mi corazón.

Un romántico en potencia.

Fue totalmente increíble. También Charlotte se me unió, y a diferencia de mi, ella si parece confiar en mis habilidades de manejo. Abrió la ventanilla y disfrutó del aire que entraba, combinado con la velocidad, la adrenalina se siente como lo mejor del mundo.

—¡Esto es lo máximo!— grité felizmente.

Pude notar por el rabillo del ojo que Charlotte me observaba con una sonrisa en el rostro.

Y la verdad es que esto se parece en algo a nosotros. Lo que somos juntos. Adrenalina pura, locura, diversión, siempre con lo inesperado. Somos un lindo desastre.

La tarde cayó y fue hora de irnos, yo conduje de regreso, haciendo algunas paradas para poder darle un beso por todo lo que hizo para mi. Hasta que llegamos a un lugar que nos quedaba de paso para comer.

—Te luciste— la halagué— Jamás había tenido a una pretendiente que se esmerara tanto por conseguirme.

—Yo ya te conseguí— corrigió— solo me esfuerzo para que me perdones. Y para ser mejor mejor persona.

—¿Ah si? ¿Crees que ya me tienes?— me incliné más cerca de ella.

—Estoy segura de eso— se apoyó en la mesa y me robó un beso.

—Que confiada, Black. No pierdes la arrogancia.

—Y tú no pierdes tu habilidad de ser fastidioso— siguió mi broma.

—Tampoco pierdo... otras habilidad— mostré una sonrisa ladeada— Aunque esas puedo mostrártelas solo en una habitación.

—Idiota— comenzó a reír.

Charlotte me lanzó una de sus papas fritas, pero pude atraparla a tiempo y me la comí.

—Sabes que siempre he sido tu idiota.

Ella se movió a la silla que está al lado mío y me besó.

—Solo mío, Samuels— sonrió.

Me desconcentró, y se aprovechó de eso para meter un dedo en mi helado y ensuciar mi mejilla con el. Me hice el indignado y así comenzó una guerra. Una guerra que en realidad era una reconciliación, un perdón que se ganó por mucho. Una nueva oportunidad para ambos.

Nota: Pero que lindo capítulo, parece nuevo 👀 como si no existiera en la versión de Booknet. Que afortunadas son.

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